San Salvador, 11 sep (PL) Acostumbradas a aplicar la mano dura contra las pandillas, las autoridades gubernamentales salvadoreñas criticaron hoy la negociación con estos grupos alcanzada por el alcalde de San Miguel, Wilfredo Salgado.
El político de ese departamento, situado al este, logró un acuerdo con las maras para que durante seis meses pongan fin a las extorsiones o cobros de renta a los comerciantes, empresarios y vendedores de los mercados de esa zona.
Benjamín Cuéllar, director del Instituto de Derechos Humanos de la Universidad Centroamericana, declaró que el logro del alcalde "reflejó el fracaso de 17 años de gobiernos de la derecha que no incluyeron al pueblo en sus políticas".
Fernando Sáenz, arzobispo de San Salvador, consideró que el camino escogido por el alcalde sanmigueleño para contrarrestar la acción de estos grupos "es un poco dudoso", pero no descartó que pudiera ser efectivo.
Pero el viceministro de seguridad ciudadana, Aztor Escalante, opinó que el alcalde "está confundiendo funciones de seguridad con municipales" y manifestó que sus acciones son "estrictamente políticas".
El director de la Policía Nacional Civil, Rodrigo Avila, lamentó no haber sido invitado a participar en el encuentro con los pandilleros y calificó de "patanadas" las declaraciones de Salgado al respecto.
Tras negociar con los integrantes de las maras en su localidad, este comentó a más de 500 personas que "no es fácil, pero cuando uno está acorralado tiene que hablar con Dios y con el diablo".
La víspera anunció además que, con el objetivo de cerrar el pacto con estas bandas, una comisión de 12 empresarios deberá reunirse en los próximos días con los jefes de las pandillas.
Salgado, uno de los más aventajados empresarios de San Miguel, funge como alcalde por tercer período consecutivo y aspira a la presidencia de El Salvador por el Partido de Conciliación Nacional, de derecha.
Fuentes locales recordaron que los primeros en intentar el camino de la negociación con las maras, culpadas de la violencia en este territorio, fueron los propietarios aglutinados en la Asociación de Empresarios de Autobuses.
Estas intenciones chocan con la estrategia represiva desplegada desde su llegada al poder por el presidente Elías Antonio Saca, quien siempre se opuso a pactar con los jefes de clicas (células) de maras.
"Quien negocia con pandilleros negocia con el diablo, y el que negocia con el diablo, termina perdiendo", esgrimió el mandatario.
El político de ese departamento, situado al este, logró un acuerdo con las maras para que durante seis meses pongan fin a las extorsiones o cobros de renta a los comerciantes, empresarios y vendedores de los mercados de esa zona.
Benjamín Cuéllar, director del Instituto de Derechos Humanos de la Universidad Centroamericana, declaró que el logro del alcalde "reflejó el fracaso de 17 años de gobiernos de la derecha que no incluyeron al pueblo en sus políticas".
Fernando Sáenz, arzobispo de San Salvador, consideró que el camino escogido por el alcalde sanmigueleño para contrarrestar la acción de estos grupos "es un poco dudoso", pero no descartó que pudiera ser efectivo.
Pero el viceministro de seguridad ciudadana, Aztor Escalante, opinó que el alcalde "está confundiendo funciones de seguridad con municipales" y manifestó que sus acciones son "estrictamente políticas".
El director de la Policía Nacional Civil, Rodrigo Avila, lamentó no haber sido invitado a participar en el encuentro con los pandilleros y calificó de "patanadas" las declaraciones de Salgado al respecto.
Tras negociar con los integrantes de las maras en su localidad, este comentó a más de 500 personas que "no es fácil, pero cuando uno está acorralado tiene que hablar con Dios y con el diablo".
La víspera anunció además que, con el objetivo de cerrar el pacto con estas bandas, una comisión de 12 empresarios deberá reunirse en los próximos días con los jefes de las pandillas.
Salgado, uno de los más aventajados empresarios de San Miguel, funge como alcalde por tercer período consecutivo y aspira a la presidencia de El Salvador por el Partido de Conciliación Nacional, de derecha.
Fuentes locales recordaron que los primeros en intentar el camino de la negociación con las maras, culpadas de la violencia en este territorio, fueron los propietarios aglutinados en la Asociación de Empresarios de Autobuses.
Estas intenciones chocan con la estrategia represiva desplegada desde su llegada al poder por el presidente Elías Antonio Saca, quien siempre se opuso a pactar con los jefes de clicas (células) de maras.
"Quien negocia con pandilleros negocia con el diablo, y el que negocia con el diablo, termina perdiendo", esgrimió el mandatario.
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