En la medida que nos acercamos al 22 de octubre, fecha en que se realizará el referéndum sobre la ampliación del Canal de Panamá, el sometimiento y dominio de todos los poderes se extienden y profundizan peligrosamente sobre la opinión pública de los panameños. Sin embargo, el NO a la estafa y el negociado de la ampliación sigue cobrando fuerza en la ciudadanía de a pie, quien, en última instancia, definirá o NO la ampliación del Canal.
La Autoridad del Canal de Panamá (ACP) desde el inicio ha estado especulando y jugando a diferentes estrategias con el único propósito de imponer el proyecto de ampliación del Canal que en realidad representa un jugoso negocio para los ricos de dentro y fuera del país.
El secretismo y las mentiras son las únicas constantes que podemos encontrar en toda la campaña de propaganda y publicidad que han desplegado la ACP, el gobierno del PRD y sus partidos políticos. Han recurrido al secretismo porque mienten. Mienten porque no pueden decir la verdad: el proyecto de ampliación es una gigantesca ESTAFA para las mayorías nacionales y un enorme NEGOCIADO para los ricos y encopetados.
Es mentira que si no ampliamos el Canal quedará obsoleto. Estamos interesados en que el Canal funcione y funcione bien. Pero igualmente, nos interesa que el Canal esté al servicio de Panamá, sobre todo del Panamá profundo, el Panamá de los excluidos; de los que siempre han estado marginados y olvidados; el Panamá de tierra y barrio adentro a donde los politiqueros sólo llegan en tiempo de elecciones o de referéndum.
Es mentira que el proyecto es autofinanciable. Los panameños tendremos que pedir más préstamos, haremos insoportable la injusta, inmoral e impagable deuda externa que sigue castigando la sociedad empobrecida de Panamá. Mientras los ricos disfrutan y acumulan de la deuda, las mayorías nacionales pagan con sangre y dolor esa misma odiosa deuda. La falta de hospitales, la mala calidad en la educación, los salarios de hambre, son reflejo del pago de la deuda externa. La deuda y su crecimiento beneficia a los ricos y perjudica a las mayorías nacionales.
Es mentira que el proyecto costará 5 mil 250 millones. ¿De dónde ha sacado la ACP los cálculos del costo del proyecto, si ni siquiera cuenta con los diseños y planos necesarios e imprescindible para hacer cálculos probables de costos?
Es mentira que no habrá embalses. El Canal funciona a base de agua. No es un canal seco. La ACP y los ricos que empujan el SI a la estafa de la ampliación, saben perfectamente que con ley 44 o sin ley 44, de aprobarse este negociado que ellos llaman ampliación, se necesitará más agua para el funcionamiento del Canal.
Es mentira que las tinas de reciclaje ahorrarán agua. La pregunta es, si se amplia el Canal, ¿se necesitará, Si o No, más agua para su funcionamiento? ¿De dónde la van a sacar?. En todo caso, ¿por qué los panameños tenemos que seguir subsidiando con nuestra agua a la flota marítima internacional, mientras que, en barrios céntricos de la capital panameña, en Panamá este y oeste, miles de familias carecen del servicio de agua potable.
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