Radio Maya Visión
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El clima de inseguridad y de violencia que castiga a los salvadoreños afecta preferencialmente a los sectores sociales que no tienen medios para pagar seguridad privada, entiéndase a la clase trabajadora que viaja en buses, a los micro, pequeño y medianos comerciantes que a lo sumo alcanza a colocar un sencillo balcón para proteger su vida y patrimonio económico.
ARENA y el director de la PNC con orgullo dicen que terminaron con los secuestros pero lo que no dicen es que en efecto terminaron con los secuestros de los millonarios que controlan dicho partido pues los secuestros de personas medianamente acomodadas se siguen presentando y lo que es peor estos secuestros continúan en la agenda delincuencial como fuente de enriquecimiento mal habido.
Ya nadie duda de que la ola de violencia que nos afecta especialmente a los pobres es un problema que tiene su raíz en la organización y especialización del crimen, que pasa por la infiltración y contaminación de las instituciones del estado responsables de operar el sistema de justicia y por ello a nadie debe sorprender que en el penal de máxima seguridad con sede en Zacatecoluca, aparezcan celulares para el servicio de los principales dirigentes de las bandas que operan en el país. Aparatos que no pudieron entrar sin el consentimiento de algún miembro del personal de dicho centro.
Si la rigurosa seguridad de este centro penitenciario es violada, solo se puede esperar lo peor para la seguridad de la gente honrada, dispuesta a la impunidad con que opera el crimen organizado quienes actúan libremente sin necesidad de que alguien los dirija desde la cárcel como sostiene el servicio de inteligencia del Ministerio de Gobernación, que solo utiliza al cuerpo policial con fines propagandísticos.
La extorsión es ahora el delito que los inteligentes de dicho ministerio han puesto de moda no obstante que la población igual sufre de asaltos, homicidios, violaciones sexuales y todo tipo de vejámenes de tal forma que la publicitada extorsión que según don Rodrigo Ávila solo requiere de un teléfono, a quien afecta con dureza no es a quienes pueden pagar sino nuevamente es a la clase trabajadora que al no poder pagar las exigencias económicas del extorsionista paga con su vida pues ante la incapacidad o complicidad de nuestras autoridades tal parece que solo la muerte nos libera del accionar del crimen organizado.
Radio Maya Visión, Comunicación Total.
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