Frente Nacional De Lucha En Defensa De Los Servicios Públicos y Los Recursos Naturales
"Cuando hay muchos hombres sin decoro, hay siempre otros que tienen en sí el decoro de mucho hombres. Esos son los que se rebelan con fuerza terrible contra lo que les roban a los pueblos su libertad, que es robarles a los hombres su decoro. En esos hombres van miles de hombres va un pueblo entero, va la dignidad humana." José Martí
Las actuales autoridades públicas, de tanto agachar la cabeza un día sí y otro también ante sus amos del Norte, han terminado por perder incluso el mínimo sentido de la vergüenza. Sin sonrojarse siquiera, se llenan de indignidad y, con ello, empañan el nombre de Guatemala. Nuestros representantes han dado, ante los ojos del mundo entero, un espectáculo tristemente ridículo, que sólo puede calificarse como un papelón. La palabra “soberanía” no la pusieron en sus diccionarios o, por lo menos, no tienen ni la más remota idea de su significado. Simple y sencillamente bailan al son que les manden.
Hace unos pocos meses, el tema de la cartera de Relaciones Internacionales era el llegar a ser parte de la Comisión Mundial que regula la pesca de la ballena en todos los mares. Aunque aquí jamás hemos visto una siquiera, mucho menos pescarla. De hecho, históricamente no hemos tenido nada que ver con esas cuestiones balleneras, pero de repente ese fue un tema respecto al cual Guatemala oficialmente argumentó ante la Comunidad Internacional que merecía ser miembro del Consejo que atendía esa materia. Y desde el Estado se destinaron tiempo, esfuerzos y recursos para alcanzar esa posición, a pesar de que, con ello, no se aproximaba la solución de ninguno de los grandes problemas que aquejan a la población nacional. Sin duda alguna, país por país, una vez que salieron de su asombro, soltaron la carcajada ante la posición adoptada por Guatemala.
Ahora, la política internacional del país se ha lanzado con toda insensatez a la búsqueda de un asiento en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. ¡Valiente desvergüenza!
Uno de los países más inseguros del Continente Americano aspira a velar por la seguridad en el mundo. De hecho, la inseguridad es uno de los grandes y graves problemas nacionales, ante el cual las autoridades no han emprendido, ni siquiera propuesto, una solución seria.
Un Estado que vivió hace apenas una década atrás uno de los más prolongados y sangrientos conflictos internos de los tiempos modernos, y al que no le tembló el pulso para aplicar una política contrainsurgente criminal y genocida, digna de Atila El Huno, busca ese asiento vacante precisamente en el Consejo de Seguridad.
Autoridades que, tras tres gobiernos consecutivos, han ignorado sus compromisos de Estado y se han negado en la práctica a cumplir con lo suscrito en los Acuerdos de Paz, ahora quieren ser candil de la calle.
Un Presidente a quien, en apenas tres años, no le ha templado el pulso para llenar las manos de su Gobierno con sangre del pueblo con tal de imponer sus políticas neoliberales, como ocurrió con el TLC, con la explotación minera, con los desalojos de campesinos, con la desaparición forzada y la ejecución extrajudicial de varios dirigentes populares, es decir, un digno émulo de Ríos Montt, de Somoza o de Pinochet, ahora quiere ser garante de la paz mundial. ¿Es que no tiene ni el menor sentido de vergüenza?
Este Gobierno ha suspendido parcialmente las garantías constitucionales en tres ocasiones consecutivas en los últimos dos meses. Lo acontecido en Ixcán, en San Marcos y en Fraijanes no son, en absoluto, buenos ejemplos ni cartas de presentación ante el mundo como para legitimar las aspiraciones guatemaltecas al Consejo de Seguridad.
Lo cierto del caso es que, dada la sumisión abyecta con la que han actuado ante la voluntad imperial, puede presumirse que, al igual que lo ocurrido con los ejemplos mencionados, alguien, desde el Gobierno de los Estados Unidos, le dio la orden al Gobierno de Guatemala para que se lanzara como candidata al Consejo de Seguridad. Sobre todo considerando que el otro candidato es Venezuela, a quien Bush no tolera.
Pues bien, Bush decidió usar una de sus marionetas para salirle al paso a Hugo Chávez y a Venezuela. Empleó a su títere más sumiso, al que le dice mansamente que sí a todo lo que le impone. Y, a partir de ello, ante esa pérdida absoluta de la dignidad y del decoro, Guatemala hace el ridículo.
Es preciso que tanto Don Oscar y el empresariado que representa, como Bush y el poder imperial que lo acompaña, sepan que en Guatemala hay hijos e hijas que la aman y la respetan. Que se resisten y se resistirán ante imposiciones que pretenden denigrarla. Que no están dispuestos a ceder su dignidad ni a claudicar en su soberanía.
No se llamen a engaño. A pesar de los Berger, de los Colom, de los Flores y de toda esa gavilla de sumisos serviles, de cipayos vulgares que votaron a favor del TLC, en Guatemala,
¡la lucha sigue!
"Cuando hay muchos hombres sin decoro, hay siempre otros que tienen en sí el decoro de mucho hombres. Esos son los que se rebelan con fuerza terrible contra lo que les roban a los pueblos su libertad, que es robarles a los hombres su decoro. En esos hombres van miles de hombres va un pueblo entero, va la dignidad humana." José Martí
Las actuales autoridades públicas, de tanto agachar la cabeza un día sí y otro también ante sus amos del Norte, han terminado por perder incluso el mínimo sentido de la vergüenza. Sin sonrojarse siquiera, se llenan de indignidad y, con ello, empañan el nombre de Guatemala. Nuestros representantes han dado, ante los ojos del mundo entero, un espectáculo tristemente ridículo, que sólo puede calificarse como un papelón. La palabra “soberanía” no la pusieron en sus diccionarios o, por lo menos, no tienen ni la más remota idea de su significado. Simple y sencillamente bailan al son que les manden.
Hace unos pocos meses, el tema de la cartera de Relaciones Internacionales era el llegar a ser parte de la Comisión Mundial que regula la pesca de la ballena en todos los mares. Aunque aquí jamás hemos visto una siquiera, mucho menos pescarla. De hecho, históricamente no hemos tenido nada que ver con esas cuestiones balleneras, pero de repente ese fue un tema respecto al cual Guatemala oficialmente argumentó ante la Comunidad Internacional que merecía ser miembro del Consejo que atendía esa materia. Y desde el Estado se destinaron tiempo, esfuerzos y recursos para alcanzar esa posición, a pesar de que, con ello, no se aproximaba la solución de ninguno de los grandes problemas que aquejan a la población nacional. Sin duda alguna, país por país, una vez que salieron de su asombro, soltaron la carcajada ante la posición adoptada por Guatemala.
Ahora, la política internacional del país se ha lanzado con toda insensatez a la búsqueda de un asiento en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. ¡Valiente desvergüenza!
Uno de los países más inseguros del Continente Americano aspira a velar por la seguridad en el mundo. De hecho, la inseguridad es uno de los grandes y graves problemas nacionales, ante el cual las autoridades no han emprendido, ni siquiera propuesto, una solución seria.
Un Estado que vivió hace apenas una década atrás uno de los más prolongados y sangrientos conflictos internos de los tiempos modernos, y al que no le tembló el pulso para aplicar una política contrainsurgente criminal y genocida, digna de Atila El Huno, busca ese asiento vacante precisamente en el Consejo de Seguridad.
Autoridades que, tras tres gobiernos consecutivos, han ignorado sus compromisos de Estado y se han negado en la práctica a cumplir con lo suscrito en los Acuerdos de Paz, ahora quieren ser candil de la calle.
Un Presidente a quien, en apenas tres años, no le ha templado el pulso para llenar las manos de su Gobierno con sangre del pueblo con tal de imponer sus políticas neoliberales, como ocurrió con el TLC, con la explotación minera, con los desalojos de campesinos, con la desaparición forzada y la ejecución extrajudicial de varios dirigentes populares, es decir, un digno émulo de Ríos Montt, de Somoza o de Pinochet, ahora quiere ser garante de la paz mundial. ¿Es que no tiene ni el menor sentido de vergüenza?
Este Gobierno ha suspendido parcialmente las garantías constitucionales en tres ocasiones consecutivas en los últimos dos meses. Lo acontecido en Ixcán, en San Marcos y en Fraijanes no son, en absoluto, buenos ejemplos ni cartas de presentación ante el mundo como para legitimar las aspiraciones guatemaltecas al Consejo de Seguridad.
Lo cierto del caso es que, dada la sumisión abyecta con la que han actuado ante la voluntad imperial, puede presumirse que, al igual que lo ocurrido con los ejemplos mencionados, alguien, desde el Gobierno de los Estados Unidos, le dio la orden al Gobierno de Guatemala para que se lanzara como candidata al Consejo de Seguridad. Sobre todo considerando que el otro candidato es Venezuela, a quien Bush no tolera.
Pues bien, Bush decidió usar una de sus marionetas para salirle al paso a Hugo Chávez y a Venezuela. Empleó a su títere más sumiso, al que le dice mansamente que sí a todo lo que le impone. Y, a partir de ello, ante esa pérdida absoluta de la dignidad y del decoro, Guatemala hace el ridículo.
Es preciso que tanto Don Oscar y el empresariado que representa, como Bush y el poder imperial que lo acompaña, sepan que en Guatemala hay hijos e hijas que la aman y la respetan. Que se resisten y se resistirán ante imposiciones que pretenden denigrarla. Que no están dispuestos a ceder su dignidad ni a claudicar en su soberanía.
No se llamen a engaño. A pesar de los Berger, de los Colom, de los Flores y de toda esa gavilla de sumisos serviles, de cipayos vulgares que votaron a favor del TLC, en Guatemala,
¡la lucha sigue!
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