"Los proletarios ... no tienen nada que perder, como no sea sus cadenas. Tienen, en cambio, un mundo que ganar. ¡Proletarios de todos los Países, uníos!" C. Marx & F. Engels, Manifiesto del Partido Comunista, 1848
CIRCULAR No. 4 SRI FMLN EL SALVADOR
Estimados Compañeros y Compañeras,
Comités del FMLN en el Exterior,
Estimados Amigas y Amigos:
El primero de mayo de cada año es para recordar y celebrar la conquista de los Derechos Humanos de los y las Trabajadores. El Día internacional de los y las Trabajadores y Trabajadoras es la fiesta del Movimiento Obrero Mundial. Desde su establecimiento en todos los países por acuerdo del Congreso Obrero Socialista celebrado en París en 1889 y es hasta 1964 que adoptado por la Conferencia General de la OIT en Ginebra, se reconoció el Día Internacional del Trabajador y Trabajadora. Esta es una jornada de lucha reivindicativa y de homenaje a los Mártires de Chicago que fueron asesinados por su participación en las jornadas de lucha por consecución de la jornada laboral de ocho horas que culminaron en la huelga del 1º de mayo de 1886 en los Estados Unidos (EE.UU.), hecho que originó que la celebración se lleve a cabo en esta fecha. Asimismo es un homenaje a los obreros y obreras de todo el mundo que han ofrendado su vida por la defensa de los derechos de los trabajadores y trabajadoras, y de sus familias.
Los hechos que dieron lugar a esta celebración están contextualizados en los albores de la revolución industrial liberal en los Estados Unidos. A fines del siglo XIX Chicago era la segunda ciudad de EE.UU. Del oeste y del sudeste llegaban cada año por ferrocarril miles de ganaderos desocupados, creando las primeras villas humildes que albergarían a cientos de miles de trabajadores. Además, estos centros urbanos acogieron a emigrantes venidos de todo el mundo a lo largo del siglo XIX.
Una de las reivindicaciones básicas de los trabajadores y las trabajadoras era la jornada de ocho horas. Hacer valer la máxima “ocho horas para el trabajo, ocho horas para el sueño y ocho horas para la casa”. En este contexto se produjeron varios movimientos, en 1829 se formó un movimiento para solicitar a la legislatura de Nueva York la jornada de ocho horas. Anteriormente existía una ley que prohibía trabajar más de 18 horas, salvo caso de necesidad. Si no había tal necesidad, cualquier funcionario de una compañía de ferrocarril que hubiese obligado a un maquinista o fogonero a trabajar jornadas de 18 horas diarias debía pagar una multa de 25 dólares. Similar es a lo que sucede en la actualidad, en El Salvador, y en otras partes del mundo con los obreros y obreras de fábricas y maquilas.
En 1886, el presidente de Estados Unidos Andrew Johnson promulgó la llamada Ley Ingersoll, estableciendo las 8 horas de trabajo diarias. Al poco tiempo, 19 estados sancionaron leyes que permitían trabajar jornadas máximas de 8 y 10 horas (aunque siempre con cláusulas que permitían hacer trabajar a los obreros entre 14 y 18 horas). Las condiciones de trabajo eran similares, y las condiciones en que se vivía seguían siendo insoportables. En la actualidad, aunque las leyes reconocen así mismo este derecho de trabajar 8 horas, por los bajos salarios, los trabajadores y trabajadoras exceden este tiempo, alcanzando entre 12 y 16 horas diarias, debido a la “liberalización neoliberal”. Como la Ley Ingersoll no se cumplió en aquel entonces, las organizaciones laborales y sindicales de EE.UU. se movilizaron. La prensa calificaba el movimiento en demanda de las ocho horas de trabajo como “indignante e irrespetuoso”, “delirio de lunáticos poco patriotas” y manifestando que era “lo mismo que pedir que se pague un salario sin cumplir ninguna hora de trabajo”. Igualmente la mayoría de la prensa contemporánea criminaliza las movilizaciones de los trabajadores y trabajadoras por el derecho al trabajo y sus reinvidicaciones.
En Chicago donde las condiciones de los trabajadores eran mucho peor que en otras ciudades del país las movilizaciones siguieron los días 2 y 3 de mayo. La única fábrica que trabajaba era la fábrica de maquinaria agrícola McCormik que estaba en huelga desde el 16 de febrero porque querían descontar a los obreros una cantidad para la construcción de una iglesia. El día 2 la policía había disuelto violentamente una manifestación de más de 50.000 personas y el día 3 se celebraba una concentración en frente de sus puertas, cuando estaba en la tribuna, August Spies sonó la sirena de salida de un turno de rompehuelgas. Los concentrados se lanzaron sobre los policías comenzando una pelea campal. Una compañía de policías, sin aviso alguno, procedió a disparar a quemarropa sobre la gente produciendo 6 muertos y varias decenas de heridos.
El 21 de junio de 1886, se inició la causa contra 31 responsables, siendo luego reducido el número a 8. El juicio fue una farsa del principio al fin, violándose todas las normas procesales de forma y de fondo, mientras la prensa la apoyaba publicando sensacionalísticamente que había que ahorcar a los extranjeros. A pesar de no haberse probado nada en su contra, los ocho de Chicago fueron declarados culpables, acusados de ser enemigos de la sociedad y el orden establecido. Tres de ellos fueron condenados a prisión y cinco a la horca. Asimismo, las mujeres también han luchado por la reinvidicación de las ocho horas diarias laborales, tal como lo sucedido en el año de 1908, donde murieron abrasadas 146 mujeres trabajadoras de la fábrica textil Cotton de Nueva York en un incendio provocado por las bombas incendiarias que les lanzaron ante la negativa de abandonar el encierro en el que protestaban por los bajos salarios y las infames condiciones de trabajo que padecían. También se hace referencia a la manifestaciones de los trabajadores del sector textil, integrado en su inmensa mayoría por mujeres que parece ser que se dieron el 8 de marzo de 1908, según algunas fuentes, o de 1857 según otras.
En la actualidad, casi todos los países democráticos rememoramos el 1º de mayo como el origen de movimiento obrero moderno. Estados Unidos, el Reino Unido Gran Bretaña y Andorra son los únicos países importantes del mundo que no lo recuerdan. Al día de hoy no hay ninguna placa ni monumento que recuerde a los trabajadores en el parque Haymarket Square de Chicago. Sino todo lo contrario, hay un monumento que recuerda a los policías que reprimieron a los trabajadores aquel día.
En El Salvador, durante 2005, al menos 11 mil 500 trabajadoras de maquila fueron suspendidas, sin recibir prestaciones de ley, según datos manejados en el foro “Balance y perspectivas de la maquila en El Salvador”. Los atropellos en este sector se dan por la aplicación del modelo neoliberal y porque se defienden los intereses del bloque empresarial hegemónico salvadoreño y de compañías transnacionales. Otros de los factores que determinan estas violaciones son las políticas de terror hacia los trabajadores, ya que éstos prefieren no denunciar por temor a sufrir represalias o por desconfianza del sistema de justicia y hasta quedar despedidos. A los trabajadores y trabajadoras la única alternativa que les queda es migrar hacia los Estados Unidos de Norteamérica “a como de lugar” para poder mantener así a sus familias, hijos e hijas. Ellos se van a encontrar en ese país con una política de mayor persecución y represión hacia los trabajadores migrantes, sin encontrar espacios de tranquilidad y estabilidad por las leyes que atentan contra los derechos humanos, los cuales son reconocidos en los convenios internacionales. El Salvador tiene una deuda con los trabajadores y trabajadoras del Estado y del sector agropecuario, no ha firmado ni ratificado los Convenios 87 y 98 de la OIT sobre el Derecho de Sindicalización.
Estas breves reseñas, deben servirnos para retomar la organización y movilización social a lo largo y ancho de El Salvador y del continente americano por los derechos humanos de los y las trabajadores y trabajadoras que a lo largo del siglo XX lucharon por los progresos laborales, que se fueron acrecentando con leyes para los trabajadores, para otorgarles derechos de respeto, retribución y amparo social. Pero en la última década del siglo XX y en estos albores del siglo XXI esos progresos han retrocedido bajo la influencia del neoliberalismo y en el caso de los Estados Unidos, por la implementación de su política de seguridad hemisférica donde se criminaliza a los trabajadores migrantes.
En la última reunión del Grupo de Trabajo del Foro de Sao Paulo, realizada el 22 y 23 de abril de 2006 en Bogotá, se acordó que en todos los países del continente debemos solidarizarnos con los trabajadores inmigrantes y sus familias en los Estados Unidos de Norteamérica, para expresar el respaldo de los pueblos hacia nuestros compatriotas.
Por lo tanto, Compañeros y Compañeras, Comités del FMLN en el Exterior, Amigas y Amigos: debemos sumarnos todos y todas a las masivas demostraciones de organización y presencia civil y a la gran Huelga de los Inmigrantes este 1º de mayo en Estados Unidos y en cualquier otro país donde residan, en solidaridad con nuestros compatriotas salvadoreños y trabajadores en general. Invitamos asimismo a todas las organizaciones sociales, dentro y fuera del país, y a las Iglesias que se solidaricen con nuestros compatriotas y apoyen la iniciativa de la huelga para este primero de mayo.
La lucha continúa …
Blanca Flor Bonilla
Coordinadora de la Secretaria de
Relaciones Internacionales y Miembra de
La Comisión Política del FMLN
CIRCULAR No. 4 SRI FMLN EL SALVADOR
Estimados Compañeros y Compañeras,
Comités del FMLN en el Exterior,
Estimados Amigas y Amigos:
El primero de mayo de cada año es para recordar y celebrar la conquista de los Derechos Humanos de los y las Trabajadores. El Día internacional de los y las Trabajadores y Trabajadoras es la fiesta del Movimiento Obrero Mundial. Desde su establecimiento en todos los países por acuerdo del Congreso Obrero Socialista celebrado en París en 1889 y es hasta 1964 que adoptado por la Conferencia General de la OIT en Ginebra, se reconoció el Día Internacional del Trabajador y Trabajadora. Esta es una jornada de lucha reivindicativa y de homenaje a los Mártires de Chicago que fueron asesinados por su participación en las jornadas de lucha por consecución de la jornada laboral de ocho horas que culminaron en la huelga del 1º de mayo de 1886 en los Estados Unidos (EE.UU.), hecho que originó que la celebración se lleve a cabo en esta fecha. Asimismo es un homenaje a los obreros y obreras de todo el mundo que han ofrendado su vida por la defensa de los derechos de los trabajadores y trabajadoras, y de sus familias.
Los hechos que dieron lugar a esta celebración están contextualizados en los albores de la revolución industrial liberal en los Estados Unidos. A fines del siglo XIX Chicago era la segunda ciudad de EE.UU. Del oeste y del sudeste llegaban cada año por ferrocarril miles de ganaderos desocupados, creando las primeras villas humildes que albergarían a cientos de miles de trabajadores. Además, estos centros urbanos acogieron a emigrantes venidos de todo el mundo a lo largo del siglo XIX.
Una de las reivindicaciones básicas de los trabajadores y las trabajadoras era la jornada de ocho horas. Hacer valer la máxima “ocho horas para el trabajo, ocho horas para el sueño y ocho horas para la casa”. En este contexto se produjeron varios movimientos, en 1829 se formó un movimiento para solicitar a la legislatura de Nueva York la jornada de ocho horas. Anteriormente existía una ley que prohibía trabajar más de 18 horas, salvo caso de necesidad. Si no había tal necesidad, cualquier funcionario de una compañía de ferrocarril que hubiese obligado a un maquinista o fogonero a trabajar jornadas de 18 horas diarias debía pagar una multa de 25 dólares. Similar es a lo que sucede en la actualidad, en El Salvador, y en otras partes del mundo con los obreros y obreras de fábricas y maquilas.
En 1886, el presidente de Estados Unidos Andrew Johnson promulgó la llamada Ley Ingersoll, estableciendo las 8 horas de trabajo diarias. Al poco tiempo, 19 estados sancionaron leyes que permitían trabajar jornadas máximas de 8 y 10 horas (aunque siempre con cláusulas que permitían hacer trabajar a los obreros entre 14 y 18 horas). Las condiciones de trabajo eran similares, y las condiciones en que se vivía seguían siendo insoportables. En la actualidad, aunque las leyes reconocen así mismo este derecho de trabajar 8 horas, por los bajos salarios, los trabajadores y trabajadoras exceden este tiempo, alcanzando entre 12 y 16 horas diarias, debido a la “liberalización neoliberal”. Como la Ley Ingersoll no se cumplió en aquel entonces, las organizaciones laborales y sindicales de EE.UU. se movilizaron. La prensa calificaba el movimiento en demanda de las ocho horas de trabajo como “indignante e irrespetuoso”, “delirio de lunáticos poco patriotas” y manifestando que era “lo mismo que pedir que se pague un salario sin cumplir ninguna hora de trabajo”. Igualmente la mayoría de la prensa contemporánea criminaliza las movilizaciones de los trabajadores y trabajadoras por el derecho al trabajo y sus reinvidicaciones.
En Chicago donde las condiciones de los trabajadores eran mucho peor que en otras ciudades del país las movilizaciones siguieron los días 2 y 3 de mayo. La única fábrica que trabajaba era la fábrica de maquinaria agrícola McCormik que estaba en huelga desde el 16 de febrero porque querían descontar a los obreros una cantidad para la construcción de una iglesia. El día 2 la policía había disuelto violentamente una manifestación de más de 50.000 personas y el día 3 se celebraba una concentración en frente de sus puertas, cuando estaba en la tribuna, August Spies sonó la sirena de salida de un turno de rompehuelgas. Los concentrados se lanzaron sobre los policías comenzando una pelea campal. Una compañía de policías, sin aviso alguno, procedió a disparar a quemarropa sobre la gente produciendo 6 muertos y varias decenas de heridos.
El 21 de junio de 1886, se inició la causa contra 31 responsables, siendo luego reducido el número a 8. El juicio fue una farsa del principio al fin, violándose todas las normas procesales de forma y de fondo, mientras la prensa la apoyaba publicando sensacionalísticamente que había que ahorcar a los extranjeros. A pesar de no haberse probado nada en su contra, los ocho de Chicago fueron declarados culpables, acusados de ser enemigos de la sociedad y el orden establecido. Tres de ellos fueron condenados a prisión y cinco a la horca. Asimismo, las mujeres también han luchado por la reinvidicación de las ocho horas diarias laborales, tal como lo sucedido en el año de 1908, donde murieron abrasadas 146 mujeres trabajadoras de la fábrica textil Cotton de Nueva York en un incendio provocado por las bombas incendiarias que les lanzaron ante la negativa de abandonar el encierro en el que protestaban por los bajos salarios y las infames condiciones de trabajo que padecían. También se hace referencia a la manifestaciones de los trabajadores del sector textil, integrado en su inmensa mayoría por mujeres que parece ser que se dieron el 8 de marzo de 1908, según algunas fuentes, o de 1857 según otras.
En la actualidad, casi todos los países democráticos rememoramos el 1º de mayo como el origen de movimiento obrero moderno. Estados Unidos, el Reino Unido Gran Bretaña y Andorra son los únicos países importantes del mundo que no lo recuerdan. Al día de hoy no hay ninguna placa ni monumento que recuerde a los trabajadores en el parque Haymarket Square de Chicago. Sino todo lo contrario, hay un monumento que recuerda a los policías que reprimieron a los trabajadores aquel día.
En El Salvador, durante 2005, al menos 11 mil 500 trabajadoras de maquila fueron suspendidas, sin recibir prestaciones de ley, según datos manejados en el foro “Balance y perspectivas de la maquila en El Salvador”. Los atropellos en este sector se dan por la aplicación del modelo neoliberal y porque se defienden los intereses del bloque empresarial hegemónico salvadoreño y de compañías transnacionales. Otros de los factores que determinan estas violaciones son las políticas de terror hacia los trabajadores, ya que éstos prefieren no denunciar por temor a sufrir represalias o por desconfianza del sistema de justicia y hasta quedar despedidos. A los trabajadores y trabajadoras la única alternativa que les queda es migrar hacia los Estados Unidos de Norteamérica “a como de lugar” para poder mantener así a sus familias, hijos e hijas. Ellos se van a encontrar en ese país con una política de mayor persecución y represión hacia los trabajadores migrantes, sin encontrar espacios de tranquilidad y estabilidad por las leyes que atentan contra los derechos humanos, los cuales son reconocidos en los convenios internacionales. El Salvador tiene una deuda con los trabajadores y trabajadoras del Estado y del sector agropecuario, no ha firmado ni ratificado los Convenios 87 y 98 de la OIT sobre el Derecho de Sindicalización.
Estas breves reseñas, deben servirnos para retomar la organización y movilización social a lo largo y ancho de El Salvador y del continente americano por los derechos humanos de los y las trabajadores y trabajadoras que a lo largo del siglo XX lucharon por los progresos laborales, que se fueron acrecentando con leyes para los trabajadores, para otorgarles derechos de respeto, retribución y amparo social. Pero en la última década del siglo XX y en estos albores del siglo XXI esos progresos han retrocedido bajo la influencia del neoliberalismo y en el caso de los Estados Unidos, por la implementación de su política de seguridad hemisférica donde se criminaliza a los trabajadores migrantes.
En la última reunión del Grupo de Trabajo del Foro de Sao Paulo, realizada el 22 y 23 de abril de 2006 en Bogotá, se acordó que en todos los países del continente debemos solidarizarnos con los trabajadores inmigrantes y sus familias en los Estados Unidos de Norteamérica, para expresar el respaldo de los pueblos hacia nuestros compatriotas.
Por lo tanto, Compañeros y Compañeras, Comités del FMLN en el Exterior, Amigas y Amigos: debemos sumarnos todos y todas a las masivas demostraciones de organización y presencia civil y a la gran Huelga de los Inmigrantes este 1º de mayo en Estados Unidos y en cualquier otro país donde residan, en solidaridad con nuestros compatriotas salvadoreños y trabajadores en general. Invitamos asimismo a todas las organizaciones sociales, dentro y fuera del país, y a las Iglesias que se solidaricen con nuestros compatriotas y apoyen la iniciativa de la huelga para este primero de mayo.
La lucha continúa …
Blanca Flor Bonilla
Coordinadora de la Secretaria de
Relaciones Internacionales y Miembra de
La Comisión Política del FMLN
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