Lic. Norma Guevara de Ramirios
La población inmigrante de origen latinoamericano en Estados Unidos ha dicho su palabra, ha dejado establecido con su presencia en las calles que son parte de aquélla sociedad, que producen, que pagan impuestos, que aportan a la vida social, política y cultural y que en consecuencia tienen derecho a ser tratados sin discriminación.
Nadie ignora ni ellos niegan que gran parte de ellos por no decir todos y todas, llegaron sin cumplir las reglas migratorias de Estados Unidos, que llegaron persiguiendo un sueño, el llamado sueño americano que comienza con la posibilidad de tener un empleo no importa si es de cuarta o quinta clase; pero al fin un empleo mejor remunerado que no pudieron lograr en sus países de origen.
Desde la perspectiva de los derechos humanos, más allá del pasaporte y la visa toda persona tiene derecho a ser tratada como tal, no son ilegales, no son delincuentes, no son criminales; no son terroristas, su fuga del país está relacionada con los efectos de un sistema que promueven las naciones más ricas al concentrar en las grandes empresas transnacionales los ingresos y la explotación de las riquezas en nuestro continente; por eso las motivaciones del gobierno estadounidense para legislar y actuar discriminatoriamente contra los ¡migrantes en nombre de la seguridad es injusta y provoca efectos de castigo a quienes, tras ese «sueño» dedican su vida a acrecentar la autodenominada grandeza estadounidense.
Por lo visto en las últimas semanas y pese a la fuerza y positividad con que nuestros compatriotas y la inmensa mayoría de ¡migrantes se han manifestado, el gobierno imperialista está decidido a incrementar las medidas anti migrantes; están decididos a construir la muralla en la frontera con México y a aumentar la presencia militar en las zonas fronterizas para perseguir a quienes intenten ingresar como lo hicieron un día los millones que están dentro, ¿qué van a representar esas medidas para nuestros compatriotas? Obviamente persecución, temor y muerte, transformación del sueño americano en pesadilla para cualquier latinoamericano que busque ingresar ¡legalmente.
Todos los pueblos al sur de EE. UU. recibimos de ese modo una advertencia cual es que si se intenta cruzar la frontera en vez de empleo se puede encontrar la cárcel, la repatriación o la muerte y por eso es natural que los gobiernos que representan a estos nuestros pueblos reaccionen rechazando esa decisión y reclamando su modificación, todos han protestado, todos menos el gobierno de nuestro querido EL SALVADOR! Más claro no puede ser el Señor Presidente Saca cuando dice que no le preocupan los que no han llegado, los «no nacidos como inmigrantes» ¡qué desgracia que exista tanto desprecio desde el gobierno a los siete de cada diez salvadoreños y salvadoreñas que afirman que desean emigrar, mientras se buscan convenios para que los salvadoreños que cometan delitos en Estados Unidos sean repatriados y mantenerlos encarcelados aquí! Sin duda esta conducta expresa claramente que el gobierno salvadoreño es un gobierno sin sentido nacional, sin lealtad a la población pobre y sin alternativas.
Pero dado que así es el gobierno actual, se precisa que nuestra población, esa que desea salir del país en busca de las oportunidades de empleo que aquí no encuentra, debe saber que corre un grave peligro si desea emigrar ilegalmente y vale la pena que comprendamos que se requiere de búsqueda de desarrollo económico social diferente a la idea de desarrollo que promueve Saca; se necesita un sistema económico que sea generador de empleo digno; pues la gente emigra por falta del mismo. Se necesita potenciar otro camino para quitarte razones a la emigración que en este nuevo contexto conduce a la muerte, a la pérdida económica y a mayores humillaciones.
También es necesario que nuestros compatriotas radicados en Estados Unidos contribuyan a frenar la emigración de familiares y amigos, quizá sea incluso necesario que así como la industria cinematográfica y propagandística promue-ve productos que inducen a pensar que detrás de aquélla frontera, se puede construir un sueño, promuevan ahora la realidad de pesadilla que representa la emigración hacia Estados Unidos; talvez de ese modo desde nosotros mismos unamos fuerzas para un nuevo rumbo a nuestra patria en vez de resignarse a dejar al gobierno hacer y deshacer con las políticas económicas empobrecedoras y promotoras del empleo precario y el desempleo.
La población inmigrante de origen latinoamericano en Estados Unidos ha dicho su palabra, ha dejado establecido con su presencia en las calles que son parte de aquélla sociedad, que producen, que pagan impuestos, que aportan a la vida social, política y cultural y que en consecuencia tienen derecho a ser tratados sin discriminación.
Nadie ignora ni ellos niegan que gran parte de ellos por no decir todos y todas, llegaron sin cumplir las reglas migratorias de Estados Unidos, que llegaron persiguiendo un sueño, el llamado sueño americano que comienza con la posibilidad de tener un empleo no importa si es de cuarta o quinta clase; pero al fin un empleo mejor remunerado que no pudieron lograr en sus países de origen.
Desde la perspectiva de los derechos humanos, más allá del pasaporte y la visa toda persona tiene derecho a ser tratada como tal, no son ilegales, no son delincuentes, no son criminales; no son terroristas, su fuga del país está relacionada con los efectos de un sistema que promueven las naciones más ricas al concentrar en las grandes empresas transnacionales los ingresos y la explotación de las riquezas en nuestro continente; por eso las motivaciones del gobierno estadounidense para legislar y actuar discriminatoriamente contra los ¡migrantes en nombre de la seguridad es injusta y provoca efectos de castigo a quienes, tras ese «sueño» dedican su vida a acrecentar la autodenominada grandeza estadounidense.
Por lo visto en las últimas semanas y pese a la fuerza y positividad con que nuestros compatriotas y la inmensa mayoría de ¡migrantes se han manifestado, el gobierno imperialista está decidido a incrementar las medidas anti migrantes; están decididos a construir la muralla en la frontera con México y a aumentar la presencia militar en las zonas fronterizas para perseguir a quienes intenten ingresar como lo hicieron un día los millones que están dentro, ¿qué van a representar esas medidas para nuestros compatriotas? Obviamente persecución, temor y muerte, transformación del sueño americano en pesadilla para cualquier latinoamericano que busque ingresar ¡legalmente.
Todos los pueblos al sur de EE. UU. recibimos de ese modo una advertencia cual es que si se intenta cruzar la frontera en vez de empleo se puede encontrar la cárcel, la repatriación o la muerte y por eso es natural que los gobiernos que representan a estos nuestros pueblos reaccionen rechazando esa decisión y reclamando su modificación, todos han protestado, todos menos el gobierno de nuestro querido EL SALVADOR! Más claro no puede ser el Señor Presidente Saca cuando dice que no le preocupan los que no han llegado, los «no nacidos como inmigrantes» ¡qué desgracia que exista tanto desprecio desde el gobierno a los siete de cada diez salvadoreños y salvadoreñas que afirman que desean emigrar, mientras se buscan convenios para que los salvadoreños que cometan delitos en Estados Unidos sean repatriados y mantenerlos encarcelados aquí! Sin duda esta conducta expresa claramente que el gobierno salvadoreño es un gobierno sin sentido nacional, sin lealtad a la población pobre y sin alternativas.
Pero dado que así es el gobierno actual, se precisa que nuestra población, esa que desea salir del país en busca de las oportunidades de empleo que aquí no encuentra, debe saber que corre un grave peligro si desea emigrar ilegalmente y vale la pena que comprendamos que se requiere de búsqueda de desarrollo económico social diferente a la idea de desarrollo que promueve Saca; se necesita un sistema económico que sea generador de empleo digno; pues la gente emigra por falta del mismo. Se necesita potenciar otro camino para quitarte razones a la emigración que en este nuevo contexto conduce a la muerte, a la pérdida económica y a mayores humillaciones.
También es necesario que nuestros compatriotas radicados en Estados Unidos contribuyan a frenar la emigración de familiares y amigos, quizá sea incluso necesario que así como la industria cinematográfica y propagandística promue-ve productos que inducen a pensar que detrás de aquélla frontera, se puede construir un sueño, promuevan ahora la realidad de pesadilla que representa la emigración hacia Estados Unidos; talvez de ese modo desde nosotros mismos unamos fuerzas para un nuevo rumbo a nuestra patria en vez de resignarse a dejar al gobierno hacer y deshacer con las políticas económicas empobrecedoras y promotoras del empleo precario y el desempleo.
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