El Salvador
Por Leonel Flores
Ante los recientes acontecimientos acaecidos en el centro histórico de la capital de El Salvador, el ministro de Gobernación y el presidente de la República han llamado a los protagonistas de estas inesperadas acciones "Terroristas".
La palabra terrorista lleva una connotación fuertemente negativa, ofensiva y debe ser aplicada peyorativamente sólo a los enemigos.
Las palabras de los funcionarios del gobierno son graves y peligrosas pues conceptualmente hablando consideran sus enemigos al mismo pueblo. En este caso unos cuantos vendedores ambulantes.
Los actos de violencia o de vandalismo deben ser condenados desde cualquier punto de vista. Los daños que generan los actos de violencia son incalculables, pero no todos los actos de violencia son actos de terrorismo.
Violencia es un término compartido por ambas definiciones, o sea el denominador común de "vandalismo" y "terrorismo".Desde 1988 se está discutiendo internacionalmente la definición de terrorismo ya que existen más de 100 definiciones de este término. La razón por la cual no se ha llegado a un consenso es simple, desde 1999 se ha tratado de incluir cualquier "indicio de violencia" a este concepto y hasta los recientes gobiernos lo utilizan para aplicar leyes que paradójicamente pueden llegar a caer en el contexto de terrorismo.
Hay varios tipos de terrorismo, desde el terrorismo del desorden civil a gran escala, que no es el caso de los vendedores ambulantes, hasta el terrorismo de estado, aplicado a aquellos gobiernos cuyas legislaturas están basadas en el miedo y la opresión para conseguir objetivos que tienen como consecuencia las mismas o mayores dimensiones alcanzadas por cualquier otro tipo de terrorismo.
En noviembre de 2004 se estableció el más aceptado concepto de terrorismo: "Intento de causar daños corporales serios o la muerte a civiles o no combatientes con el objetivo de intimidar a una población u obligar a un gobierno o a una organización internacional para hacer o abstenerse de hacer cualquier acto". Con esta definición se puede analizar el caso de los vendedores ambulantes del centro de la capital salvadoreña que como resultado de una política de exclusión por parte del Gobierno del partido de derecha Alianza Republicana Nacionalista –ARENA- deciden por una de dos opciones:
1. Emigrar ilegalmente hacia los EEUU, con el riesgo de morir en el camino a consecuencia de los innumerables peligros que esto implica.
2. Caer en el acto ilegal de la piratería como medio de sobrevivencia.
Con este desolador y dramático panorama nuestro país es presa fácil de actos vandálicos, nunca terroristas, y esos actos serán, en casos como el que nos ocupa, hasta en defensa propia, por el instinto de supervivencia del más pobre, agredido y burlado por la política voraz al servicio de claros intereses económicos. Las mayorías en El Salvador viven en condiciones que llenarían de vergüenza a cualquier gobierno y especialmente a los que se ufanan tener: "sentido humano".
Sabiendo que la violencia no es el camino más viable a la solución de los problemas, en ningún momento es mi intención hacer una apología de la violencia, al contrario, sirva este artículo para buscar soluciones que beneficien a las mayorías y que no empujen a nuestras comunidades a cometer actos vandálicos desesperados a consecuencia del hambre y la miseria que cada día impera en la sociedad salvadoreña.
En vista de la alta polarización política y económica existente en El Salvador, debe hacerse un llamado a Antonio Saca y sus asesores para que reflexionen diariamente sobre que, de continuar con declaraciones irresponsables, inoportunas y hasta ofensivas, solo está agravando la crisis que de seguir así, estaría empujando a su pueblo a buscar otras vías alejadas de la legalidad, como en este caso y quizás más. Nuevamente… no confundamos la búsqueda del pan con terrorismo.
EL DR. LEONEL FLORES ES SALVADOREÑO Y TRABAJA EN LA ESCUELA DE MEDICINA DE LA UNIVERSIDAD DE MARYLAND
Por Leonel Flores
Ante los recientes acontecimientos acaecidos en el centro histórico de la capital de El Salvador, el ministro de Gobernación y el presidente de la República han llamado a los protagonistas de estas inesperadas acciones "Terroristas".
La palabra terrorista lleva una connotación fuertemente negativa, ofensiva y debe ser aplicada peyorativamente sólo a los enemigos.
Las palabras de los funcionarios del gobierno son graves y peligrosas pues conceptualmente hablando consideran sus enemigos al mismo pueblo. En este caso unos cuantos vendedores ambulantes.
Los actos de violencia o de vandalismo deben ser condenados desde cualquier punto de vista. Los daños que generan los actos de violencia son incalculables, pero no todos los actos de violencia son actos de terrorismo.
Violencia es un término compartido por ambas definiciones, o sea el denominador común de "vandalismo" y "terrorismo".Desde 1988 se está discutiendo internacionalmente la definición de terrorismo ya que existen más de 100 definiciones de este término. La razón por la cual no se ha llegado a un consenso es simple, desde 1999 se ha tratado de incluir cualquier "indicio de violencia" a este concepto y hasta los recientes gobiernos lo utilizan para aplicar leyes que paradójicamente pueden llegar a caer en el contexto de terrorismo.
Hay varios tipos de terrorismo, desde el terrorismo del desorden civil a gran escala, que no es el caso de los vendedores ambulantes, hasta el terrorismo de estado, aplicado a aquellos gobiernos cuyas legislaturas están basadas en el miedo y la opresión para conseguir objetivos que tienen como consecuencia las mismas o mayores dimensiones alcanzadas por cualquier otro tipo de terrorismo.
En noviembre de 2004 se estableció el más aceptado concepto de terrorismo: "Intento de causar daños corporales serios o la muerte a civiles o no combatientes con el objetivo de intimidar a una población u obligar a un gobierno o a una organización internacional para hacer o abstenerse de hacer cualquier acto". Con esta definición se puede analizar el caso de los vendedores ambulantes del centro de la capital salvadoreña que como resultado de una política de exclusión por parte del Gobierno del partido de derecha Alianza Republicana Nacionalista –ARENA- deciden por una de dos opciones:
1. Emigrar ilegalmente hacia los EEUU, con el riesgo de morir en el camino a consecuencia de los innumerables peligros que esto implica.
2. Caer en el acto ilegal de la piratería como medio de sobrevivencia.
Con este desolador y dramático panorama nuestro país es presa fácil de actos vandálicos, nunca terroristas, y esos actos serán, en casos como el que nos ocupa, hasta en defensa propia, por el instinto de supervivencia del más pobre, agredido y burlado por la política voraz al servicio de claros intereses económicos. Las mayorías en El Salvador viven en condiciones que llenarían de vergüenza a cualquier gobierno y especialmente a los que se ufanan tener: "sentido humano".
Sabiendo que la violencia no es el camino más viable a la solución de los problemas, en ningún momento es mi intención hacer una apología de la violencia, al contrario, sirva este artículo para buscar soluciones que beneficien a las mayorías y que no empujen a nuestras comunidades a cometer actos vandálicos desesperados a consecuencia del hambre y la miseria que cada día impera en la sociedad salvadoreña.
En vista de la alta polarización política y económica existente en El Salvador, debe hacerse un llamado a Antonio Saca y sus asesores para que reflexionen diariamente sobre que, de continuar con declaraciones irresponsables, inoportunas y hasta ofensivas, solo está agravando la crisis que de seguir así, estaría empujando a su pueblo a buscar otras vías alejadas de la legalidad, como en este caso y quizás más. Nuevamente… no confundamos la búsqueda del pan con terrorismo.
EL DR. LEONEL FLORES ES SALVADOREÑO Y TRABAJA EN LA ESCUELA DE MEDICINA DE LA UNIVERSIDAD DE MARYLAND
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