Guillermo Alvarado*, E-Mail: serviex@prensalatina.cu
San Salvador (PL).- Durante los años que operó desde El Salvador, el terrorista Luis Posada Carriles tejió una red de colaboradores y creó estructuras para desarrollar sus criminales acciones contra Cuba y otros pueblos de la región.
Este abanico de relaciones incluye a conocidos personajes, como Ramón Sanfeliú Mayoral, empresario de origen español gerente de los talleres Moldtrok, y con la esposa de éste, Martha de Sanfeliú.
Según el anuncio en las páginas amarillas del directorio telefónico salvadoreño, el Taller Moldtrok, ubicado en la 25 avenida sur de la capital, se dedica a la reparación de vehículos automotrices y bombas de agua.
Curiosamente el lugar está custodiado por guardias profesionales bien armados, que –según pudimos constatar- se acercan ante cualquier movimiento o personal extraño en sus alrededores.
La razón de tanta precaución quizás se deba a que, además de sus servicios mecánicos, el lugar ha sido sede de transacciones ilegales para importar armas y municiones, instigadas por el propio Posada Carriles.
Ramón Sanfeliú estuvo a punto de ir a la cárcel al detectarse la importación fraudulenta de 380 mil cartuchos presuntamente dirigidos a la Academia Nacional de Seguridad Pública.
Estos pertrechos fueron comprados a la firma Astra, de la Comunidad Autónoma Vasca, y embarcados en un contenedor hacia Centroamérica con destino a Talleres Moldtrok.
La carga entró a Guatemala por el puerto de Santo Tomás de Castilla, en el Atlántico, y de allí transportada por tierra hacia El Salvador, donde fue descubierto su verdadero contenido.
Detrás de toda la negociación estaba Luis Posada Carriles y medios de prensa locales estiman que la exculpación de Sanfeliú obedece a la intención de impedir que se conozcan otros detalles de estas operaciones.
Otra amistad importante de Posada Carriles en El Salvador, y de hecho al único que éste ha reconocido públicamente como tal, es Guillermo Sol Bang, dueño de la cadena de supermercados “Del Sol” y ex presidente de la Comisión Energética del Río Lempa.
Toda esta variedad de contactos, y otros más, le permitieron crear una red por medio de la cual reclutó mercenarios en este país, en Honduras y en Guatemala, para llevar a cabo actos terroristas contra Cuba y otros países de la región.
De allí salió, por ejemplo, Raúl Cruz León, el confeso autor de ataques con bombas en varias instalaciones turísticas de La Habana, en una de las cuales falleció el joven turista italiano Fabio di Celmo.
En 1997 reclutó a los guatemaltecos Jorge Venancio Ruiz y Marlon Antonio González Estrada, quienes colocaron una bomba en el hotel Sol Palmeras de la cadena Meliá, en Varadero, y dejaron dos artefactos preparados y que fueron descubiertos sin explotar.
En marzo de 1998 fueron detenidos los guatemaltecos María Elena González, Nader Kamal Musalam Barakat -conocido también como Miguel Abraham Herrera Morales- y Jazid Iván Fernández Mendoza, cuando intentaban introducir explosivos en Cuba.
En el año 1990 Posada Carriles fue atacado a tiros en la capital guatemalteca y, moribundo, uno de sus hombres de El Salvador lo llevó en avión hacia la base estadounidense en Palmerola, Honduras, donde le salvaron la vida.
Quizás fue durante su recuperación que aprendió a pintar, dice el Comandante Ramiro Vásquez, afición de la cual dan prueba cuadros colgados en las paredes de mansiones salvadoreñas, los cuales tienen como motivo común una carreta en sus más diversas versiones.
Es muy probable que en la compra y venta de sus pinturas varios oligarcas encontrasen el pretexto para financiar sus actividades terroristas sin llamar la atención.
Hacia 1994 Posada Carriles recibe otro regalo inapreciable de sus amistades aquí, quienes lo dotan de una nueva personalidad, con registro de nacimiento, documento único de identidad y pasaporte.
Así, en los libros de la alcaldía de Tecapán, municipio del oriental departamento de Usulután, está aún registrado el falso nacimiento de Franco Rodríguez Mena, el mismo nombre con el que fue detenido en noviembre de 2000 en Panamá.
Su obsesión por asesinar al presidente Fidel Castro lo llevó a prisión en ese país, junto a sus cómplices Gaspar Jiménez Escobedo, Pedro Remón y Guillermo Novo Sampoll.
Posada Carriles salió de la ciudad de San Salvador desde un lujoso apartamento ubicado al lado mismo de la entrada al Maya Country Club en la carretera que conduce a Santa Tecla.
Este, que sería su último reducto conocido en el país, está en una zona muy vigilada, a escasos 100 metros del Banco Cuscatlán y a cinco minutos en automóvil de la embajada de Estados Unidos.
Cuando fue capturado, la estructura que montó se sumergió, pero no se desactivó y seguramente está vinculada a los ataques en la prensa y de otra naturaleza contra Cuba, opina Ramiro Vásquez.
“Tenemos información de que al ser liberado en Panamá pudo haber estado aquí, en la finca esa de la frontera (Santa Matilde, propiedad de Mario Acosta) y desde allí habría partido en su viaje hacia Estados Unidos”, asegura Vásquez.
Sobre la eventualidad de que intente refugiarse de nuevo en esta nación al hacerse imposible su permanencia en Estados Unidos, las opiniones no difieren mucho.
La doctora Violeta Mejívar, alcaldesa de San Salvador, aseguró que “nos preocupa saber que en nuestro país hay amigos suyos dispuestos a brindarle apoyo, aunque ahora esto se quiera negar, sabemos que aquí se le ayudó en el pasado”.
Según Orestes Ortéz, del Secretariado Ejecutivo del FMLN, no tendría nada de extraño que le abrieran las puertas a Posada Carriles y recordó que el gobierno de Antonio Saca es el único en acompañar a George Bush en la agresión contra el pueblo de Iraq.
Finalmente, Ramiro Vásquez recordó que “los aliados de él, dentro y fuera del gobierno, siguen siendo poderosos en El Salvador y tienen la capacidad para protegerlo y albergarlo”.
San Salvador (PL).- Durante los años que operó desde El Salvador, el terrorista Luis Posada Carriles tejió una red de colaboradores y creó estructuras para desarrollar sus criminales acciones contra Cuba y otros pueblos de la región.
Este abanico de relaciones incluye a conocidos personajes, como Ramón Sanfeliú Mayoral, empresario de origen español gerente de los talleres Moldtrok, y con la esposa de éste, Martha de Sanfeliú.
Según el anuncio en las páginas amarillas del directorio telefónico salvadoreño, el Taller Moldtrok, ubicado en la 25 avenida sur de la capital, se dedica a la reparación de vehículos automotrices y bombas de agua.
Curiosamente el lugar está custodiado por guardias profesionales bien armados, que –según pudimos constatar- se acercan ante cualquier movimiento o personal extraño en sus alrededores.
La razón de tanta precaución quizás se deba a que, además de sus servicios mecánicos, el lugar ha sido sede de transacciones ilegales para importar armas y municiones, instigadas por el propio Posada Carriles.
Ramón Sanfeliú estuvo a punto de ir a la cárcel al detectarse la importación fraudulenta de 380 mil cartuchos presuntamente dirigidos a la Academia Nacional de Seguridad Pública.
Estos pertrechos fueron comprados a la firma Astra, de la Comunidad Autónoma Vasca, y embarcados en un contenedor hacia Centroamérica con destino a Talleres Moldtrok.
La carga entró a Guatemala por el puerto de Santo Tomás de Castilla, en el Atlántico, y de allí transportada por tierra hacia El Salvador, donde fue descubierto su verdadero contenido.
Detrás de toda la negociación estaba Luis Posada Carriles y medios de prensa locales estiman que la exculpación de Sanfeliú obedece a la intención de impedir que se conozcan otros detalles de estas operaciones.
Otra amistad importante de Posada Carriles en El Salvador, y de hecho al único que éste ha reconocido públicamente como tal, es Guillermo Sol Bang, dueño de la cadena de supermercados “Del Sol” y ex presidente de la Comisión Energética del Río Lempa.
Toda esta variedad de contactos, y otros más, le permitieron crear una red por medio de la cual reclutó mercenarios en este país, en Honduras y en Guatemala, para llevar a cabo actos terroristas contra Cuba y otros países de la región.
De allí salió, por ejemplo, Raúl Cruz León, el confeso autor de ataques con bombas en varias instalaciones turísticas de La Habana, en una de las cuales falleció el joven turista italiano Fabio di Celmo.
En 1997 reclutó a los guatemaltecos Jorge Venancio Ruiz y Marlon Antonio González Estrada, quienes colocaron una bomba en el hotel Sol Palmeras de la cadena Meliá, en Varadero, y dejaron dos artefactos preparados y que fueron descubiertos sin explotar.
En marzo de 1998 fueron detenidos los guatemaltecos María Elena González, Nader Kamal Musalam Barakat -conocido también como Miguel Abraham Herrera Morales- y Jazid Iván Fernández Mendoza, cuando intentaban introducir explosivos en Cuba.
En el año 1990 Posada Carriles fue atacado a tiros en la capital guatemalteca y, moribundo, uno de sus hombres de El Salvador lo llevó en avión hacia la base estadounidense en Palmerola, Honduras, donde le salvaron la vida.
Quizás fue durante su recuperación que aprendió a pintar, dice el Comandante Ramiro Vásquez, afición de la cual dan prueba cuadros colgados en las paredes de mansiones salvadoreñas, los cuales tienen como motivo común una carreta en sus más diversas versiones.
Es muy probable que en la compra y venta de sus pinturas varios oligarcas encontrasen el pretexto para financiar sus actividades terroristas sin llamar la atención.
Hacia 1994 Posada Carriles recibe otro regalo inapreciable de sus amistades aquí, quienes lo dotan de una nueva personalidad, con registro de nacimiento, documento único de identidad y pasaporte.
Así, en los libros de la alcaldía de Tecapán, municipio del oriental departamento de Usulután, está aún registrado el falso nacimiento de Franco Rodríguez Mena, el mismo nombre con el que fue detenido en noviembre de 2000 en Panamá.
Su obsesión por asesinar al presidente Fidel Castro lo llevó a prisión en ese país, junto a sus cómplices Gaspar Jiménez Escobedo, Pedro Remón y Guillermo Novo Sampoll.
Posada Carriles salió de la ciudad de San Salvador desde un lujoso apartamento ubicado al lado mismo de la entrada al Maya Country Club en la carretera que conduce a Santa Tecla.
Este, que sería su último reducto conocido en el país, está en una zona muy vigilada, a escasos 100 metros del Banco Cuscatlán y a cinco minutos en automóvil de la embajada de Estados Unidos.
Cuando fue capturado, la estructura que montó se sumergió, pero no se desactivó y seguramente está vinculada a los ataques en la prensa y de otra naturaleza contra Cuba, opina Ramiro Vásquez.
“Tenemos información de que al ser liberado en Panamá pudo haber estado aquí, en la finca esa de la frontera (Santa Matilde, propiedad de Mario Acosta) y desde allí habría partido en su viaje hacia Estados Unidos”, asegura Vásquez.
Sobre la eventualidad de que intente refugiarse de nuevo en esta nación al hacerse imposible su permanencia en Estados Unidos, las opiniones no difieren mucho.
La doctora Violeta Mejívar, alcaldesa de San Salvador, aseguró que “nos preocupa saber que en nuestro país hay amigos suyos dispuestos a brindarle apoyo, aunque ahora esto se quiera negar, sabemos que aquí se le ayudó en el pasado”.
Según Orestes Ortéz, del Secretariado Ejecutivo del FMLN, no tendría nada de extraño que le abrieran las puertas a Posada Carriles y recordó que el gobierno de Antonio Saca es el único en acompañar a George Bush en la agresión contra el pueblo de Iraq.
Finalmente, Ramiro Vásquez recordó que “los aliados de él, dentro y fuera del gobierno, siguen siendo poderosos en El Salvador y tienen la capacidad para protegerlo y albergarlo”.
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