Licda. Norma Guevara de Ramirios
El 1 de junio próximo, el partido ARENA cumplirá 18 años de estar en la silla presidencial, pero a juzgar por su conducta, la madurez política está ausente en ese instituto político y los retrocesos en el gobierno son evidentes.
Si le comparamos a una persona que con 18 años adquiere su mayoría de edad y pleno estatus de ciudadanía, de este partido oficial, se puede decir que va en un proceso regresivo como el cangrejo, para atrás, con miedo a la democracia, sin madurez.
Si las vidas de millones de personas estuvieran fuera de juego, se pudiera ser benevolente y mirarle como cipote caprichoso, berrinchudo, necio; pero se trata de otro tipo de persona, de la persona que al asumir el gobierno adquiere la responsabilidad jurídica de brindarnos protección, seguridad, respeto, oportunidades para educarnos, tener salud estable; de modo que juzgarle implica asumir la relación entre las carencias y problemas de las mayorías con su manera de actuar como gobernante, y en ese juicio hay mucho que reclamar.
Antonio Saca cumple 3 años, pero son 18 años de continuismo arenero con un saldo de retroceso en el proceso democrático que se abrió en su primer gobierno al firmar los Acuerdos de Paz. Al partido de gobierno le falta convicción democrática, la prueba es que abiertamente llaman a los empresarios a cooperar económicamente con ese partido para evitar que se produzca la alternancia y que llegue al gobierno un partido opositor como el FMLN, esas cartas las están recibiendo miles de empresarios, muchos de ellos difícilmente compartan semejante postura que refleja un pensamiento contrario a elementales normas democráticas y preceptos constitucionales.
Le falta voluntad para aceptar que los partidos políticos son sujetos activos en la sociedad que dependiendo de la libre voluntad popular pueden estar en el gobierno, en la oposición y en todo caso ser legítimos y legales contradictores pacíficos de otros partidos; en eso radica el pluralismo político dentro de una sociedad que se proclama republicana y democrática. Para el partido oficial, quien no se somete a sus dictados es un sujeto peligroso que se debe borrar del mapa. Eso explica la naturaleza de relaciones que busca hacia otros, de subordinación, de sometimiento o de instrumentalización.
Al partido oficial le falta capacidad de concertación y debate, a los dirigentes de ese partido en el gobierno les gusta declarar, proclamar, incitar y culpar a otros de los desequilibrios sociales que generan sus políticas, difícilmente le dan la cara a los problemas para discutir perspectivas diferentes o enfoques integrados acerca de problemas importantes como el fiscal, la seguridad, la educación, las reglas electorales, muy a pesar del reclamo constante y señalamientos de la necesidad de abordar esas cuestiones desde una perspectiva de nación, más allá de un período, más allá de la visión estricta de un solo partido. Por eso apadrinan a unos sectores económicos y aplastan a otros, eso sí, cada vez son más los aplastados y generan de ese modo la concentración de riquezas, ingresos y privilegios por un lado, y la pobreza, marginalidad, exclusión, emigración y quiebra por otro.
Llegan al gobierno alentando el miedo, atribuyendo a otros características que les son propias a ellos como la intolerancia, la violencia, la confrontación, así utilizan el populismo para ganar votos de mayorías pero gobiernan en favor de minorías; este proceso sin embargo, es el eslabón más débil de su política, se agota con el tiempo, la gente abre los ojos, va aprendiendo y por eso ahora en vez de maduros y reposados lucen desesperados frente al despertar ciudadano y su manifiesto deseo de cambio.
Gracias a esa reflexión y madurez del pueblo será posible lo que niegan y no quieren, la alternancia en el gobierno, si el calvario vivido en estos 18 años ha sido largo, recompensa y reconforta pensar que al gobierno de Saca le quedan dos años. Da esperanza pensar que estamos más cerca de ese cambio tan necesario para asumir nuestro destino de pueblo trabajador, pacífico, democrático, productivo, solidario; pueblo bueno; y en un nuevo marco, ojalá, talvez a ARENA le llegue la madurez.
El 1 de junio próximo, el partido ARENA cumplirá 18 años de estar en la silla presidencial, pero a juzgar por su conducta, la madurez política está ausente en ese instituto político y los retrocesos en el gobierno son evidentes.
Si le comparamos a una persona que con 18 años adquiere su mayoría de edad y pleno estatus de ciudadanía, de este partido oficial, se puede decir que va en un proceso regresivo como el cangrejo, para atrás, con miedo a la democracia, sin madurez.
Si las vidas de millones de personas estuvieran fuera de juego, se pudiera ser benevolente y mirarle como cipote caprichoso, berrinchudo, necio; pero se trata de otro tipo de persona, de la persona que al asumir el gobierno adquiere la responsabilidad jurídica de brindarnos protección, seguridad, respeto, oportunidades para educarnos, tener salud estable; de modo que juzgarle implica asumir la relación entre las carencias y problemas de las mayorías con su manera de actuar como gobernante, y en ese juicio hay mucho que reclamar.
Antonio Saca cumple 3 años, pero son 18 años de continuismo arenero con un saldo de retroceso en el proceso democrático que se abrió en su primer gobierno al firmar los Acuerdos de Paz. Al partido de gobierno le falta convicción democrática, la prueba es que abiertamente llaman a los empresarios a cooperar económicamente con ese partido para evitar que se produzca la alternancia y que llegue al gobierno un partido opositor como el FMLN, esas cartas las están recibiendo miles de empresarios, muchos de ellos difícilmente compartan semejante postura que refleja un pensamiento contrario a elementales normas democráticas y preceptos constitucionales.
Le falta voluntad para aceptar que los partidos políticos son sujetos activos en la sociedad que dependiendo de la libre voluntad popular pueden estar en el gobierno, en la oposición y en todo caso ser legítimos y legales contradictores pacíficos de otros partidos; en eso radica el pluralismo político dentro de una sociedad que se proclama republicana y democrática. Para el partido oficial, quien no se somete a sus dictados es un sujeto peligroso que se debe borrar del mapa. Eso explica la naturaleza de relaciones que busca hacia otros, de subordinación, de sometimiento o de instrumentalización.
Al partido oficial le falta capacidad de concertación y debate, a los dirigentes de ese partido en el gobierno les gusta declarar, proclamar, incitar y culpar a otros de los desequilibrios sociales que generan sus políticas, difícilmente le dan la cara a los problemas para discutir perspectivas diferentes o enfoques integrados acerca de problemas importantes como el fiscal, la seguridad, la educación, las reglas electorales, muy a pesar del reclamo constante y señalamientos de la necesidad de abordar esas cuestiones desde una perspectiva de nación, más allá de un período, más allá de la visión estricta de un solo partido. Por eso apadrinan a unos sectores económicos y aplastan a otros, eso sí, cada vez son más los aplastados y generan de ese modo la concentración de riquezas, ingresos y privilegios por un lado, y la pobreza, marginalidad, exclusión, emigración y quiebra por otro.
Llegan al gobierno alentando el miedo, atribuyendo a otros características que les son propias a ellos como la intolerancia, la violencia, la confrontación, así utilizan el populismo para ganar votos de mayorías pero gobiernan en favor de minorías; este proceso sin embargo, es el eslabón más débil de su política, se agota con el tiempo, la gente abre los ojos, va aprendiendo y por eso ahora en vez de maduros y reposados lucen desesperados frente al despertar ciudadano y su manifiesto deseo de cambio.
Gracias a esa reflexión y madurez del pueblo será posible lo que niegan y no quieren, la alternancia en el gobierno, si el calvario vivido en estos 18 años ha sido largo, recompensa y reconforta pensar que al gobierno de Saca le quedan dos años. Da esperanza pensar que estamos más cerca de ese cambio tan necesario para asumir nuestro destino de pueblo trabajador, pacífico, democrático, productivo, solidario; pueblo bueno; y en un nuevo marco, ojalá, talvez a ARENA le llegue la madurez.
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