viernes, febrero 09, 2007

México: Impulsa el PAN la derechización de América Latina

Carlos Fazio*, E-Mail: serviex@prensa-latina.cu

México (PL).- Este año la temporada anticubana se adelantó en México. Y llegó de la mano de Manuel Espino, un anticomunista cerril que preside al Partido Acción Nacional (PAN, oficialista) y la ultraconservadora Organización Demócrata Cristiana de América (ODCA).

El pasado 26 de enero, durante la inauguración de la nueva sede de la ODCA en México, Espino delineó los objetivos de corto plazo de la organización: acelerar la caída del presidente Fidel Castro en Cuba y detener el crecimiento de los gobiernos de izquierda en el hemisferio; en particular, contribuir a abortar los procesos de cambio en Bolivia y Venezuela.


Al término de la reunión, que contó con la bendición del presidente de la Conferencia del Episcopado Mexicano, monseñor Carlos Aguiar Retes, obispo de Texcoco y vicepresidente del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM), los participantes decidieron erigir al presidente de México, Felipe Calderón, como el “modelo” a seguir en el subcontinente.

Como suele ocurrir muchas veces, los fines tienen que ver con los patrocinios. Y en este caso, una vez más, la ruta del dinero conduce a los círculos del exilio en Miami.

Representante de la extrema derecha sectaria, facciosa y dogmática al interior del PAN, el “duro” Espino, señalado como “la derecha de la derecha” por sus propios correligionarios, fue elegido presidente de la ODCA en Santiago de Chile, el pasado 12 de noviembre.

Según reportes periodísticos, su candidatura fue impulsada por cuatro grupúsculos que integran la industria de la contrarrevolución de la Florida: el Directorio Democrático Cubano, el Movimiento Cristiano de Liberación, el Proyecto Demócrata Cubano y el Partido Demócrata Cristiano Cubano, con sede en Miami.

De acuerdo con el diario mexicano Reforma, la campaña de Espino fue coordinada por Marcelino Miyares, un cubano-estadounidense que participó en la invasión mercenaria de Bahía de Cochinos en 1961 y dirige a los democristianos de la Florida.

El PDCC forma parte de la Plataforma Democrática Cubana y ambas instancias son impulsadas por el ex agente de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) Carlos Alberto Montaner.

Una información del diario La Jornada señala, a su vez, que a cambio de su candidatura, Espino prometió a los grupos derechistas de Miami convertir la sede de la ODCA en México en el “cuartel general” de la contrarrevolución y desplegar una “campaña permanente” en contra del presidente de Cuba, Fidel Castro, y de su homólogo venezolano, Hugo Chávez.

Bajo cobertura de la ODCA y como presidente del Partido Acción Nacional, el beligerante Espino ha reproducido los lineamientos de la Comisión de Ayuda a una Cuba Libre, el proyecto de desestabilización y guerra encubierta que impulsa la secretaria de Estado estadounidense, Condoleezza Rice.

Afín con los “tiempos” de Washington, el renovado accionar de Espino se inscribe en lo que los participantes de la reunión de México definieron como momentos “de incertidumbre y crisis que vive la isla, donde el régimen castrista agoniza”.

La beligerancia derechista del PAN y sus nexos con la democracia cristiana cobraron fuerza durante el mandato presidencial de Vicente Fox (2000-2006).

El punto de partida del alineamiento panista con la ultraderecha internacional se ubica en noviembre de 2001, cuando se celebró en México una reunión de la Internacional de Partidos Demócrata Cristianos y Populares (IPDCP).

Aquella reunión tuvo como anfitrión a Fox y contó con los auspicios del entonces primer ministro italiano, el protofascista magnate de los medios masivos peninsular, Silvio Berlusconi, y del jefe del gobierno español, José María Aznar, férreo impulsor del dogma fundamentalista Dios, patria, familia, anticomunismo.

Desde entonces, la IPDCP, que conservó indistintamente su nomenclatura anterior de Internacional Demócrata Cristiana, se propuso impulsar un “humanismo de centro reformista” de cara a los desafíos del siglo XXI.

Un centrismo que, como el que encarnaron los partidos de las democracias cristianas fundacionales de Europa, con eje en la doctrina social de la Iglesia, mantendrá intacta la propiedad privada, absolutizada como valor y, por lo tanto, servirá de freno para cualquier tipo de reformas estructurales.

El ambivalente cambio de nombre de la Internacional Demócrata Cristiana y su corrimiento al “centro” fue justificado, entonces, por la dirigencia del PAN, como un intento por “revertir la imagen de extrema derecha” que tenía la organización.

Durante la guerra fría, la IDC, que tuvo como motor al Partido del Centro de Konrad Adenauer en Alemania Federal y contó con el aval del Vaticano, actuó como “fuerza de choque” de Estados Unidos para contener la fuerza emergente de los partidos comunistas europeos.

En América Latina, la Democracia Cristiana de Eduardo Frei terminó apoyando el golpe de Estado del general Augusto Pinochet contra el presidente Salvador Allende en Chile. Otro partido democristiano participó en la Junta de Gobierno que llegó al poder en El Salvador, en los años 80, mediante otro golpe de mano patrocinado por Washington.

A su vez, el viraje centrista de Acción Nacional durante la administración Fox quiso dejar atrás la añeja asimilación del PAN como partido confesional de la ultraderecha mexicana.

A partir de entonces, el “humanismo” de la dirigencia partidaria y los legisladores “centristas” del PAN los llevó a “apadrinar”, en 2004 y 2005, bajo la pantalla de la ODCA, la causa de la “disidencia” cubana, en alianza con el “führercito de bigotico” Aznar y el provocador James Cason, quien entonces estaba al frente de la Oficina de Intereses de Estados Unidos en La Habana.

Ahora, como entonces, la propuesta de la ODCA para infundir los valores de la “cultura occidental y cristiana” y combatir el “comunismo” de Fidel Castro y Hugo Chávez en la región, sigue los lineamientos de la administración Bush, en el marco de la llamada “guerra preventiva” del jefe de la Casa Blanca que, en rigor, es una guerra ofensiva, expansionista, del imperialismo de nuestros días.

Un anexo secreto del último informe de la Comisión de Ayuda a una Cuba Libre (Plan de Bush para la anexión de Cuba ), con evidentes propósitos militares, está dirigido a acelerar la desestabilización de la isla en el marco de la convalecencia del presidente Fidel Castro.

Es en ese contexto que se inscriben la reunión de la ODCA en México y el combate al “populismo radical” y al “comunismo”, propuestos como bandera de lucha por Manuel Espino, quien se propone recuperar a América Latina para la derecha, con Felipe Calderón como estandarte del “cambio”.


*El autor es un prestigioso articulista.

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