jueves, febrero 08, 2007

El bazar de los ambulantes

Isabel Soto Mayedo

Redacción Central, 8 feb (PL) Alrededor de la capitalina Plaza Libertad se concentra hoy la lucha por la vida de miles de salvadoreños, que diariamente compran y venden mercancías de todo tipo a los transeúntes, mas esta realidad pudiera cambiar.

Los identificados como vendedores ambulantes están en riesgo ante los afanes de los fuertes inversionistas locales y las autoridades por desarticular ese enorme bazar y construir en su lugar, un imperio mercantil pleno de opulencia.


Detrás del afán de los empresarios y sus representantes en el gobierno está la intención de erigir otro mercado sin nudos de buses, con muchas luces, con centros comerciales frescos y cómodos, destinados a comprar y ofertar en lujosos establecimientos.

La alternativa pudiera parecer loable a simple vista, pero en el fondo de la propuesta está el futuro de los seres humanos que procuran cada jornada su sustento y el de sus familias.

Contrario a lo que puede suponerse, estas personas llevan una vida bastante formal y cumplen con las reglas mercantiles establecidas por la razón y por la sociedad, aseguran algunos de sus defensores.

Sin embargo, ocupan un territorio público que el Estado reclama con harta frecuencia, quizás porque es una de las más evidentes denuncias del efecto provocado por el aferramiento a la lógica del sistema neoliberal o porque prefieren servir a los inversionistas.

Diferente a lo que acontece en las entidades financieras o en las modernas infraestructuras creadas al efecto, estos pequeños comerciantes no andan de traje y corbata: más bien acechan a los posibles compradores con tal de vivir con cierto decoro.

Esta fuerza social, opinan analistas, posee una sicología mercantil como corresponde al que vive de vender y un objetivo político definido: la defensa de ese espacio es el único modo que tienen de proteger su subsistencia.

Por esa razón, en más de una ocasión estos manifestaron su desacuerdo con ser desalojados y menos, por la fuerza, colocando frente a un gran reto a las autoridades locales.

Quienes poseen cierto liderazgo entre ellos saben además que la permanencia en el lugar depende de la capacidad organizativa que logren demostrar y de lo que hagan por defender su modo de vida frente a sectores sociales más favorecidos en todos los órdenes.

La polémica alrededor de este centro histórico, si se consideran como tal también aquellas zonas que reflejan el devenir de las últimas décadas bajo el imperio del capital, no es la lucha entre el mal llamado orden y el desorden.

La seguridad, el transporte y el ordenamiento del área, no dependerán en lo absoluto del destierro de los vendedores ambulantes de las áreas aledañas a la Plaza de la Libertad, opinan seguidores del tema.

En ese lugar hay un determinado orden diseñado, organizado y legalizado incluso por el gobierno, aunque a simple vista salten la falta de alineación o de articulación entre los expendedores.

El centro de los vendedores ambulantes forma parte a su vez de la nómina de puntos esenciales económicos y políticos de San Salvador en las últimas décadas.

Las intenciones de transformarlo colocan a varios actores en pugna en estos tiempos: a la alcaldía capitalina, a los inversionistas y a su gobierno central, y a los vendedores ambulantes.

La primera, en manos del opositor Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional, está en el centro del debate, porque los interesados en impulsar sus proyectos empresariales precisan del territorio, mas no de los que acostumbran a vender en él.

Corresponderá a los funcionarios de es fuerza, por tanto, determinar a quién beneficiar y en última instancia, qué van a hacer con los seres humanos involucrados en el conflicto.

Algunos implicados por ambas partes coinciden en pronosticar posibles entendimientos políticos con los actuales ocupantes del centro y hasta con los inversionistas.

Mas, aseguran, lo que no podrá hacer la dirección de la Alcaldía de San Salvador es pactar con ambos sectores al mismo tiempo, ni en los mismos términos, ni con los mismos resultados.

Tiempos de definiciones son estos para esa entidad, cuyos integrantes saben que lo que ocurra o no tendrá un fuerte peso en la balanza electoral e incidirá en la lucha por la administración de la capital.

Los acuerdos sobre el centro pueden ser un punto de partida favorable para el principal partido de oposición en El Salvador, que mantiene el control sobre esta localidad a pesar de los intentos de la gobernante Alianza Republicana Nacionalista.

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