jueves, febrero 08, 2007

EL PUEBLO SALVADOREÑO, 15 AÑOS DESPUES DE LA GUERRA, SIGUE CLAMANDO PAZ CON JUSTICIA SOCIAL

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Opinión

En 1980, como resultado de las irreconciliables contradicciones generadas por la exclusión y marginación política, económica y social de la clase dominante hacia la mayoría de la población salvadoreña, estalló la guerra como única opción del pueblo organizado para resistir la represión y la violencia estatal en contra de la lucha popular.

El fin negociado de la guerra, 12 años después, solo fue posible gracias a la correlación de fuerzas lograda por las partes enfrentadas que no permitió victorias ni derrotas militares, pero si acuerdos políticos que, sin resolver las principales causas que la desataron, subsanaron temporalmente algunos de los desacuerdos más grotescos para el pueblo.


El haberlos nombrado como ACUERDOS DE PAZ, generó en el pueblo el anhelo de lograr con ellos, la justicia, la equidad, la democracia, el respeto y cumplimiento de los derechos humanos, el respeto a la dignidad de las personas y no solamente el enriquecimiento y bienestar de los mismos sectores que 15 años después son menos y más poderosos.

Ahora El Salvador es el país de los grandes desacuerdos, convirtiendo a mujeres y hombres en objetos desechables que solo son necesarios como votantes o como consumidores, un país donde se ha hecho de la democracia meras reglas electorales.

Han pasado 15 años de la única negociación política entre el sector dominante y el pueblo y nos encontramos con una fiesta del gobierno y de los partidos políticos. Ambos sectores consideran que es momento de celebrar; ¡con toda seguridad ellos sí tienen qué celebrar!

Las organizaciones sociales y populares nos pronunciamos públicamente en contra de esta exacerbada celebración, pero sí creemos que es importante abrir un espacio conmemorativo, orientado a una reflexión serena y realista sobre el país que tenemos a 15 años de aquellos acuerdos, pero sobre todo, dirigiendo nuestro análisis a repensar el país que soñamos y que podemos construir. A sabiendas de la grave problemática que le abate, resulta evidente que El Salvador no puede llamarse un país en paz ni debe ser visto como resultado de la misma.

Por eso, a 15 años del fin de la guerra, hemos de saber que los artífices de la correlación de fuerzas que hizo posible la única negociación política en nuestra historia fueron las mujeres y hombres que dieron su vida en los frentes de guerra, los que sucumbieron en la tortura, y desaparecieron en las cárceles, los hombres y mujeres que en las ciudades, en la legalidad o en la clandestinidad, fueron parte del heroísmo popular, aquellos y aquellas que en el exterior nutrieron la lidaridad, los amigos y amigas de distintas nacionalidades que alimentaron el fuego de la resistencia. A todos ellos y ellas rendimos homenaje en este aniversario.

Los acuerdos políticos terminaron con la guerra, pero no con el conflicto, pues no se resolvieron las causas que lo originaron. Hoy tenemos un país envuelto en el torbellino de la guerra social porque cuando el neoliberalismo destruye el tejido de la familia, se pierde la base de la sociedad; cuando el mercado toma posesión del Estado, se pierde toda legalidad; y cuando los más poderosos hacen del país una de sus empresas, se pierde toda posibilidad de justicia.

Por eso, el momento actual registra un ascenso de la protesta, de la ira y de la indignación popular, frente a los cuales, de nuevo, no se está respondiendo con soluciones políticas necesarias y sabias, sino con leyes represivas y políticas económicas de hambre y de mayor explotación.

A 15 años de los acuerdos políticos, los que celebran se van a Europa y a Nueva York, pero el pueblo, que no celebra, lucha por su vida y su dignidad en nuestra patria, donde debemos estar los que genuinamente queremos construir un país diferente donde la paz, la justicia y la libertad, sean valores cotidianos y no meros recursos propagandísticos.

Los celebrantes deben saber que el pueblo ni olvida ni perdona y que estos 15 años de post guerra están despertando nuevas conciencias y nuevas voluntades.


San Salvador, 16 de enero del 2007.


CONCERTACION POR LA PAZ, LA DIGNIDAD Y LA JUSTICIA SOCIAL.

● Comité de Familiares de Victimas de violaciones a los Derechos Humanos –CODEFAM “Marianela Garcia Villas” ● Oficina de Tutela Legal del Arzobispado ● Centro de Promoción de Derechos Humanos –CPDH- “Madeleine Lagadec” ● Asociación de Mujeres por la Dignidad y la Vida –Las Dignas ● Instituto de Investigación, Capacitación y Desarrollo de la Mujer –IMU

● Fundación para el Fomento de Empresas de Recolección y Tratamiento Integral de los Residuos Sólidos –ABA- ● Fundación de Estudios para la Aplicación del Derecho –FESPAD

● Asociación PROBIDAD● Asociación Salvadoreña de Ayuda Humanitaria –PROVIDA ● Fundación REDES ● Centro para la Defensa del Consumidor –CDC ● Comisión de Derechos Humanos de El Salvador –CDHES ● Comunidades Eclesiales de Base de El Salvador –CEBES ● Concertación Feminista “Prudencia Ayala” ● Coordinadora Ecuménica de la Iglesia de los Pobres de El Salvador –CEIPES ● Federación Sindical de El Salvador –FESS ● Fundación Hermano Mercedes Ruiz –FUNDAMHER ● Iglesia Bautista Enmanuel –IBE ● Unidad Ecológica Salvadoreña –UNES ● Asociación Probúsqueda de Niños y Niñas Desaparecidos de El Salvador ● Asociación Salvadoreña para el Desarrollo Local y la Democracia –FUNDASPAD ● Mesa Permanente para la Gestión de Riesgos –MPGR ● Espacio Ecuménico de Iglesias ● Fundación Share ● Asociación de Promotores Comunales Salvadoreños –APROCSAL ● Mesa de Mujeres Campesinas MMC ● Movimiento de Mujeres Mélida Anaya Montes -Las Mélidas

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