Autor: Lisandro Otero
Fuente: Cubarte
Revista de malévolas intenciones
Recientemente una revista de infortunada reputación y malévolas intenciones, Forbes, publicó un artículo en que atribuía al presidente cubano Fidel Castro la séptima fortuna del mundo. Quienes han conocido de cerca el proceso revolucionario cubano, la austeridad de sus dirigentes, la sobriedad de su ceremonial público, saben que se trata de un ejercicio imaginativo de maledicencia y difamación con propósitos políticos, uno más, en una larga lista de embustes destinados a desacreditar al país que se ha negado a obedecer mansamente a Estados Unidos.
Que en Cuba han existido malversadores y oportunistas, es innegable, que algunos defraudadores del Estado se han apartado de las normas de moderación que caracterizan el estilo de dirección cubano es innegable, pero la dialéctica de la historia ha terminado por exponerlos ante la opinión pública y han pagado con su estigma su transgresión.
En varias entrevistas televisivas el comandante Fidel Castro ha expuesto algunas verdades en torno a esta insidia. A fin de cuentas, ha confesado, su salario se reduce a unos treinta dólares al mes y sus gastos operativos no son cuantiosos, dados su comedimiento y frugalidad.
¿Cuanto ganan otros Jefes de Estado?
Pero habría que analizar los salarios de otros jefes de Estado y de gobierno para tener una idea de la temperancia cubana. George Bush gana cuatrocientos mil dólares anuales, pese a que es millonario, y Tony Blair se beneficia ingresando 235,200 dólares anuales en su bolsillo. Angela Merkel, Canciller de Alemania, obtiene 21,262 euros mensuales y Romano Prodi, Presidente del Consejo de Ministros de Italia 18,553 euros al mes.
En un reciente reportaje de la revista francesa L´Express se revisan los salarios de los dirigentes políticos de algunos países. Jacques Chirac, el Presidente de Francia, aparece con un modesto salario: 6,714 euros mensuales, pero se anota que lo transporta una flota de sesenta y un automóviles y 17 motocicletas, cuenta un avión Mystere 900 destinado exclusivamente a su servicio, dispone de dos residencias oficiales de descanso, en el Var y en Essone, todo lo cual incrementa los gastos de la presidencia a 32.5 millones de euros anuales. Cuando se retire podrá cobrar 10.091 euros mensuales de jubilación. Los más antiguos sirvientes del Palacio del Elíseo cuentan que De Gaulle insistía en pagarse sus gastos personales y que sus trajes y uniformes salían de su peculio privado.
De todos los jefes, quien ha roto todos los records de avidez y afán de enriquecimiento ha sido Vicente Fox, que gana trescientos seis mil dólares anuales y elevó su salario en un 30% desde que asumió sus funciones presidenciales. Sus emolumentos ascienden a cuarenta veces más que el salario nacional promedio de un trabajador. Si a eso se unen los ahorritos de los hermanos Bribiesca es más que seguro que Fox tendrá una vida regalada cuando deje la presidencia.
Durante el período de gobierno de Bill Clinton ganó doscientos mil dólares anuales como Presidente de Estados Unidos. En el Congreso de Washington un legislador cobra 145,100 dólares anuales y un ministro del gobierno federal, 233,000.
Un director ejecutivo de un Departamento del Gobierno estadounidense devenga un salario de 116,303 dólares anuales y un director de banco, 154,296 por año, lo cual puede aumentarse hasta 188,727 si se incluyen primas, bonos, intereses y años de servicio. Pero los presidentes de las grandes corporaciones industriales alcanzan retribuciones astronómicas que sobrepasan uno o dos millones de dólares anuales.
Forbes y la ostentación
La revista Forbes es una publicación destinada a los nuevos ricos que hacen de la ostentación su deporte preferido. El viejo Malcolm Forbes, ya fallecido, poseía castillos en Francia y Marruecos, una colección de motos Harley Davidson, el mejor conjunto de huevos Fabergé que haya sobrevivido al zarismo ruso, (los cuales fueron tasados en cien millones de dólares), yates fastuosos y gustaba de exhibir sus tesoros y alardear sobre ellos. Ha servido además para capitanear empresas de la Guerra Fría como Radio Europa Libre, lo cual muestra el carácter agresivo de su conservadurismo.
Ante ese despilfarro del capitalismo avanzado, en esa concurrencia por colmar los apetitos consumistas, los niveles de vida de cualquier dirigente cubano son de una modestia insólita. La trayectoria vital de Fidel Castro muestra a un hombre empeñado en modificar las condiciones de vida de su pueblo, en transformar la naturaleza, en conducir por cauces de bienestar a las zonas de su país que habían padecido un secular atraso.
Los jóvenes ejecutivos que leen la revista Forbes son de igual corte a su director y aspiran a la opulencia irrestricta. Unos no pueden comprender a otros. Son dos mentalidades, dos estilos de vida, dos destinos forjados de manera totalmente opuesta: los que sirven y ofrecen y quienes recaudan y se apoderan. Pero estos últimos usan armas sucias en su acometida y ello, lejos de denigrar a sus oponentes, los caracteriza más a ellos en su inmunda vileza.
Fuente: Cubarte
Revista de malévolas intenciones
Recientemente una revista de infortunada reputación y malévolas intenciones, Forbes, publicó un artículo en que atribuía al presidente cubano Fidel Castro la séptima fortuna del mundo. Quienes han conocido de cerca el proceso revolucionario cubano, la austeridad de sus dirigentes, la sobriedad de su ceremonial público, saben que se trata de un ejercicio imaginativo de maledicencia y difamación con propósitos políticos, uno más, en una larga lista de embustes destinados a desacreditar al país que se ha negado a obedecer mansamente a Estados Unidos.
Que en Cuba han existido malversadores y oportunistas, es innegable, que algunos defraudadores del Estado se han apartado de las normas de moderación que caracterizan el estilo de dirección cubano es innegable, pero la dialéctica de la historia ha terminado por exponerlos ante la opinión pública y han pagado con su estigma su transgresión.
En varias entrevistas televisivas el comandante Fidel Castro ha expuesto algunas verdades en torno a esta insidia. A fin de cuentas, ha confesado, su salario se reduce a unos treinta dólares al mes y sus gastos operativos no son cuantiosos, dados su comedimiento y frugalidad.
¿Cuanto ganan otros Jefes de Estado?
Pero habría que analizar los salarios de otros jefes de Estado y de gobierno para tener una idea de la temperancia cubana. George Bush gana cuatrocientos mil dólares anuales, pese a que es millonario, y Tony Blair se beneficia ingresando 235,200 dólares anuales en su bolsillo. Angela Merkel, Canciller de Alemania, obtiene 21,262 euros mensuales y Romano Prodi, Presidente del Consejo de Ministros de Italia 18,553 euros al mes.
En un reciente reportaje de la revista francesa L´Express se revisan los salarios de los dirigentes políticos de algunos países. Jacques Chirac, el Presidente de Francia, aparece con un modesto salario: 6,714 euros mensuales, pero se anota que lo transporta una flota de sesenta y un automóviles y 17 motocicletas, cuenta un avión Mystere 900 destinado exclusivamente a su servicio, dispone de dos residencias oficiales de descanso, en el Var y en Essone, todo lo cual incrementa los gastos de la presidencia a 32.5 millones de euros anuales. Cuando se retire podrá cobrar 10.091 euros mensuales de jubilación. Los más antiguos sirvientes del Palacio del Elíseo cuentan que De Gaulle insistía en pagarse sus gastos personales y que sus trajes y uniformes salían de su peculio privado.
De todos los jefes, quien ha roto todos los records de avidez y afán de enriquecimiento ha sido Vicente Fox, que gana trescientos seis mil dólares anuales y elevó su salario en un 30% desde que asumió sus funciones presidenciales. Sus emolumentos ascienden a cuarenta veces más que el salario nacional promedio de un trabajador. Si a eso se unen los ahorritos de los hermanos Bribiesca es más que seguro que Fox tendrá una vida regalada cuando deje la presidencia.
Durante el período de gobierno de Bill Clinton ganó doscientos mil dólares anuales como Presidente de Estados Unidos. En el Congreso de Washington un legislador cobra 145,100 dólares anuales y un ministro del gobierno federal, 233,000.
Un director ejecutivo de un Departamento del Gobierno estadounidense devenga un salario de 116,303 dólares anuales y un director de banco, 154,296 por año, lo cual puede aumentarse hasta 188,727 si se incluyen primas, bonos, intereses y años de servicio. Pero los presidentes de las grandes corporaciones industriales alcanzan retribuciones astronómicas que sobrepasan uno o dos millones de dólares anuales.
Forbes y la ostentación
La revista Forbes es una publicación destinada a los nuevos ricos que hacen de la ostentación su deporte preferido. El viejo Malcolm Forbes, ya fallecido, poseía castillos en Francia y Marruecos, una colección de motos Harley Davidson, el mejor conjunto de huevos Fabergé que haya sobrevivido al zarismo ruso, (los cuales fueron tasados en cien millones de dólares), yates fastuosos y gustaba de exhibir sus tesoros y alardear sobre ellos. Ha servido además para capitanear empresas de la Guerra Fría como Radio Europa Libre, lo cual muestra el carácter agresivo de su conservadurismo.
Ante ese despilfarro del capitalismo avanzado, en esa concurrencia por colmar los apetitos consumistas, los niveles de vida de cualquier dirigente cubano son de una modestia insólita. La trayectoria vital de Fidel Castro muestra a un hombre empeñado en modificar las condiciones de vida de su pueblo, en transformar la naturaleza, en conducir por cauces de bienestar a las zonas de su país que habían padecido un secular atraso.
Los jóvenes ejecutivos que leen la revista Forbes son de igual corte a su director y aspiran a la opulencia irrestricta. Unos no pueden comprender a otros. Son dos mentalidades, dos estilos de vida, dos destinos forjados de manera totalmente opuesta: los que sirven y ofrecen y quienes recaudan y se apoderan. Pero estos últimos usan armas sucias en su acometida y ello, lejos de denigrar a sus oponentes, los caracteriza más a ellos en su inmunda vileza.
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