Autor: Andrés Gómez
Fuente: Cubadebate
La extrema derecha cubanoamericana ha logrado que la Administración Bush persista en la imposición de graves restricciones de viaje a Cuba, violatorias de derechos considerados constitucionales. Las más crueles de éstas atañen a los emigrados cubanos residentes en Estados Unidos, a los que, desde junio del 2004, sólo se les permite visitar a sus familias en la Isla una vez cada tres años. Además, arbitrariamente, en contra de derechos naturales, el gobierno ha decidido quién es y quién no es familia y por lo tanto a quien se puede visitar. De acuerdo a las actuales restricciones de viaje, sólo se permite visitar en Cuba – una vez cada tres años - a aquellos familiares en primer grado de consanguinidad. Para la extrema derecha cubanoamericana y la Administración Bush el resto de nuestros seres queridos en Cuba, aún aquellos que nos criaran o con quien nos criamos, no son nuestras familias y, por lo tanto, no tenemos derecho a visitar.
Estas insensatas restricciones impiden asimismo a toda persona residente en Estados Unidos viajar a Cuba. El gobierno federal, de hecho, ha abolido el derecho constitucional de viaje a todo ciudadano estadounidense, las excepciones son ínfimas. Además, por ejemplo, se prohibe viajar a estudiantes, profesores, investigadores, científicos, artistas, a cualquier otro intelectual, músicos y atletas en función académica o profesional.
Sistemáticamente se les niega a periodistas “freelance” las licencias que se les requiere para poder viajar. El gobierno no renueva las licencias que permitían las colaboraciones de las sociedades entre ciudades hermanas. No se les ha renovado las licencias a las grandes iglesias y denominaciones religiosas para que sus sacerdotes, pastores o feligreses puedan viajar a Cuba en funciones propias de la religión.
Recientemente el Departamento del Tesoro, encargado de implementar estas prohibiciones a través de la Oficina de Control de Bienes Extranjeros (OFAC, por sus siglas en inglés), ha eliminado el último resquicio que le quedaba a los emigrados cubanos para poder viajar, las licencias religiosas, que debido a cierta indefinición, por parte de OFAC en su otorgamiento, permitió que más de 40 mil cubanos residentes en Estados Unidos pudieran viajar a Cuba en el 2004.
¿Y todo esto lo hacen en nombre de qué? ¿De la libertad? ¿De la democracia? ¿De los valores fundacionales de esta sociedad?
¿En defensa de qué establecen estas prohibiciones de viaje? ¿De la familia; de fundamentales derechos constitucionales; de la libertad académica; de la libertad artística; de la libertad de culto?
Repito, ¿en nombre de qué valores y en defensa de qué principios y derechos se imponen estas prohibiciones de viaje a Cuba?
En verdad, son la irracionalidad y el sadismo de la extrema derecha cubanoamericana y sus aliados en el gobierno federal erigidos en regulaciones prohibitivas de viaje a Cuba - resultado de la imposibilidad de destruir las libertades y la independencia del pueblo cubano - las razones de ser de estas medidas.
¿Y qué hacemos entonces quienes se les prohibe viajar a Cuba para ver a los nuestros y compartir con ellos?
Estar sujeto a poder viajar sólo una vez cada tres años, a ver y compartir con una madre, un padre, unos abuelos, una hermana o un hermano anciano o enfermo, es como darlos por muertos. Ni hablar de nuestros otros seres queridos, los que, de acuerdo al dictado de la extrema derecha cubanoamericana y la Administración Bush, no son nuestra familia. Aquellos, que de acuerdo a estas regulaciones, nunca más podremos ver.
Y siendo así, ¿qué? ¿Van a quedarse cruzados de brazos las decenas de miles de cubanos residentes en Estados Unidos -residentes en Miami - que viajan a Cuba para ver a los suyos? ¿Van a dejarse amedrentar por las amenazas de los voceros de la extrema derecha que a los que disientan o protesten por que se les viole sus derechos de viaje se les va a quitar la residencia legal o la recién adquirida ciudadanía estadounidense? ¿Van a dejarse intimidar por el resto de las represalias, incluyendo la violencia – el uso del terrorismo-, con las que la extrema derecha ha logrado y mantenido el control de nuestra comunidad?
¿Van a lograr, los que no tienen familia en Cuba o no les importa su familia en Cuba, que los que sí tienen y les importa sus familias en Cuba no puedan verlas cuando quieran o cuando lo necesiten como es su derecho?
¿Hasta cuándo vamos a permitir que continúe este estado de cosas?
Las organizaciones que componen la Alianza Martiana ofrecen una alternativa. La de que se oiga nuestros reclamos de hacer valer nuestros derechos a través de manifestaciones, conferencias y otros actos públicos. Esta es una entre varias alternativas posibles. Hay otras. Cualquiera que sea por la que optemos la cuestión es oponerse públicamente a las medidas prohibitivas de viaje, uniéndonos a otros sectores que en Miami y en el resto del país se movilizan y actúan a través de declaraciones, el trabajo de la prensa y con la prensa, el cabildeo ante el Congreso, demandas judiciales y otras acciones con el fin de derogar la aberración que son las prohibiciones de viaje a Cuba.
Fuente: Cubadebate
La extrema derecha cubanoamericana ha logrado que la Administración Bush persista en la imposición de graves restricciones de viaje a Cuba, violatorias de derechos considerados constitucionales. Las más crueles de éstas atañen a los emigrados cubanos residentes en Estados Unidos, a los que, desde junio del 2004, sólo se les permite visitar a sus familias en la Isla una vez cada tres años. Además, arbitrariamente, en contra de derechos naturales, el gobierno ha decidido quién es y quién no es familia y por lo tanto a quien se puede visitar. De acuerdo a las actuales restricciones de viaje, sólo se permite visitar en Cuba – una vez cada tres años - a aquellos familiares en primer grado de consanguinidad. Para la extrema derecha cubanoamericana y la Administración Bush el resto de nuestros seres queridos en Cuba, aún aquellos que nos criaran o con quien nos criamos, no son nuestras familias y, por lo tanto, no tenemos derecho a visitar.
Estas insensatas restricciones impiden asimismo a toda persona residente en Estados Unidos viajar a Cuba. El gobierno federal, de hecho, ha abolido el derecho constitucional de viaje a todo ciudadano estadounidense, las excepciones son ínfimas. Además, por ejemplo, se prohibe viajar a estudiantes, profesores, investigadores, científicos, artistas, a cualquier otro intelectual, músicos y atletas en función académica o profesional.
Sistemáticamente se les niega a periodistas “freelance” las licencias que se les requiere para poder viajar. El gobierno no renueva las licencias que permitían las colaboraciones de las sociedades entre ciudades hermanas. No se les ha renovado las licencias a las grandes iglesias y denominaciones religiosas para que sus sacerdotes, pastores o feligreses puedan viajar a Cuba en funciones propias de la religión.
Recientemente el Departamento del Tesoro, encargado de implementar estas prohibiciones a través de la Oficina de Control de Bienes Extranjeros (OFAC, por sus siglas en inglés), ha eliminado el último resquicio que le quedaba a los emigrados cubanos para poder viajar, las licencias religiosas, que debido a cierta indefinición, por parte de OFAC en su otorgamiento, permitió que más de 40 mil cubanos residentes en Estados Unidos pudieran viajar a Cuba en el 2004.
¿Y todo esto lo hacen en nombre de qué? ¿De la libertad? ¿De la democracia? ¿De los valores fundacionales de esta sociedad?
¿En defensa de qué establecen estas prohibiciones de viaje? ¿De la familia; de fundamentales derechos constitucionales; de la libertad académica; de la libertad artística; de la libertad de culto?
Repito, ¿en nombre de qué valores y en defensa de qué principios y derechos se imponen estas prohibiciones de viaje a Cuba?
En verdad, son la irracionalidad y el sadismo de la extrema derecha cubanoamericana y sus aliados en el gobierno federal erigidos en regulaciones prohibitivas de viaje a Cuba - resultado de la imposibilidad de destruir las libertades y la independencia del pueblo cubano - las razones de ser de estas medidas.
¿Y qué hacemos entonces quienes se les prohibe viajar a Cuba para ver a los nuestros y compartir con ellos?
Estar sujeto a poder viajar sólo una vez cada tres años, a ver y compartir con una madre, un padre, unos abuelos, una hermana o un hermano anciano o enfermo, es como darlos por muertos. Ni hablar de nuestros otros seres queridos, los que, de acuerdo al dictado de la extrema derecha cubanoamericana y la Administración Bush, no son nuestra familia. Aquellos, que de acuerdo a estas regulaciones, nunca más podremos ver.
Y siendo así, ¿qué? ¿Van a quedarse cruzados de brazos las decenas de miles de cubanos residentes en Estados Unidos -residentes en Miami - que viajan a Cuba para ver a los suyos? ¿Van a dejarse amedrentar por las amenazas de los voceros de la extrema derecha que a los que disientan o protesten por que se les viole sus derechos de viaje se les va a quitar la residencia legal o la recién adquirida ciudadanía estadounidense? ¿Van a dejarse intimidar por el resto de las represalias, incluyendo la violencia – el uso del terrorismo-, con las que la extrema derecha ha logrado y mantenido el control de nuestra comunidad?
¿Van a lograr, los que no tienen familia en Cuba o no les importa su familia en Cuba, que los que sí tienen y les importa sus familias en Cuba no puedan verlas cuando quieran o cuando lo necesiten como es su derecho?
¿Hasta cuándo vamos a permitir que continúe este estado de cosas?
Las organizaciones que componen la Alianza Martiana ofrecen una alternativa. La de que se oiga nuestros reclamos de hacer valer nuestros derechos a través de manifestaciones, conferencias y otros actos públicos. Esta es una entre varias alternativas posibles. Hay otras. Cualquiera que sea por la que optemos la cuestión es oponerse públicamente a las medidas prohibitivas de viaje, uniéndonos a otros sectores que en Miami y en el resto del país se movilizan y actúan a través de declaraciones, el trabajo de la prensa y con la prensa, el cabildeo ante el Congreso, demandas judiciales y otras acciones con el fin de derogar la aberración que son las prohibiciones de viaje a Cuba.
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