martes, junio 06, 2006

Cómplice de Posada Carriles dirige escuadrones de la muerte

(PL) El coronel norteamericano James Steele, cómplice del terrorista internacional Luis Posada Carriles, asesora operaciones de escuadrones de la muerte en Iraq, denuncia hoy la prensa cubana.

El coronel Steele fue a quien Posada Carriles, protegido por Estados Unidos, reportó el derribo de un DC-3 en Nicaragua y la captura de Eugene Hassenfus, el incidente que luego provocó el escándalo Irán-Contras, refiere el diario Granma.


Señala el periódico que la presencia de Steele fue denunciada en una carta dirigida al Departamento de Estado por el congresista norteamericano Dennis J. Kucinich.

Kucinich reclamó en su misiva obtener copia de todos los documentos de los planes del Pentágono sobre el uso de miembros de las Fuerzas Especiales norteamericanas para constituir en Iraq equipos de asesinato y secuestro.

El 8 de enero del 2005, añadió, la revista Newsweek se refería a tales planes, designados como la Opción Salvadoreña, para aplastar la insurgencia de los sunitas.

Con una operación similar decenas de miles de salvadoreños fueron asesinados o desaparecidos, incluyendo al arzobispo católico Oscar Arnulfo Romero y cuatro monjas norteamericanas.

Kucinich recordó cómo Steele, quién asesora al embajador norteamericano en Iraq para las Fuerzas de Seguridad iraquíes, desarrolló en El Salvador planes para atacar a líderes de las fuerzas revolucionarias y sus partidarios, refiere el rotativo.

En este momento, el coronel Steele ha sido asignado a trabajar con la nueva unidad de contra-insurgencia conocida como Comandos de Policía Especial, operando bajo la autoridad del Ministerio del Interior de Iraq, señaló Kucinich citado por Granma.

Además de abastecer a la contrarrevolución nicaragüense desde la base aérea salvadoreña de Ilopango, Steele es identificado como creador de escuadrones de la muerte en ese país centroamericano en el periodo 1984-1986, con decenas de miles de víctimas.

Una investigación del periodista norteamericano Robert Parry reveló en 1996 cómo Posada dió al FBI elementos de su participación en el tráfico de drogas y armas bajo órdenes de Steele, entonces oficial de confianza del coronel Oliver North y la Casa Blanca.

Los documentos obtenidos por Parry indicaron cómo Posada confesó que en octubre de 1986, cuando el avión de Eugene Hassenfus es derribado, alertó primero a Steele y luego a la Casa Blanca a través de Félix Rodríguez Mendigutía, quien se encontraba en Miami.

El alto oficial se reunió con Posada en Ilopango para informarse sobre el plan de vuelo del piloto capturado y orientar las medidas a tomar con urgencia para desaparecer las pruebas de la operación.

Posada Carriles, autor del sabotaje a un avión civil cubano en pleno vuelo que mató a 73 personas, se jacta en su libro Los Caminos del Guerrero de sus estrechos vínculos con Steele, comenta Granma.

No hay que sorprenderse entonces de la multitud de privilegios que recibe en Estados Unidos ese conocido terrorista internacional, apuntó el rotativo.

Tampoco que cinco cubanos continúan encarcelados en Estados Unidos desde hace ocho años, por arriesgar sus vidas infiltrando círculos terroristas cubanoamericanos, subrayó Granma.

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