(PL) El Salvador no cuenta con un plan para prevenir desastres, aseguró hoy el director de Protección Civil, Mauricio Ferrer.
Según el funcionario, la Ley de Prevención y Mitigación de Desastres, que dio vida al Sistema de Protección Civil, entró en vigor unas semanas antes de la erupción del volcán Ilamatepec, en Santa Ana y el huracán Stan, que causaron enormes daños.
Actualmente en el país se incumple esa ley, por lo que es imprescindible la creación de un plan nacional de prevención y mitigación de desastres, explicó el funcionario.
Añadió que el próximo invierno, en el que se espera que llueva igual o más que en 2005, se recibirá sin dicho plan.
La inexistencia de una guía de acción contra catástrofes se debe a la coincidencia de los dos desastres naturales de octubre de 2005 que obligó a atender la emergencia, justificó el directivo.
Sin embargo la normativa exige, en su artículo 21, la realización de ese proyecto "en un plazo no mayor de seis meses", que venció el pasado 8 de marzo.
Ferrer alegó que "no nos permitió estar ocupados en estar haciendo el plan nacional cuando había que aplicar los existentes".
Expertos aseguran que los desastres naturales se quintuplicaron durante la década de 1990 y amenazan con continuar esa tendencia.
Afirman que los huracanes, inundaciones y corrimientos de tierras han golpeado con dureza al país y, como siempre, la población de menos recursos ha llevado la peor parte.
Sólo el huracán Stan dejó al menos 74 fallecidos y pérdidas a la nación por 300 millones de dólares el año pasado, según un informe de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL).
Un estudio de Estrategia Internacional para la Reducción de Desastres en América Latina y el Caribe, de la ONU, asegura que para El Salvador es una necesidad vital la planificación integral, vinculada a la prevención para mitigar daños causados por cataclismos naturales.
Advierte que todavía falta dotar a la población, mediante una estrategia de información pública y de comunicación educativa, de la capacidad de respuesta oportuna como salvaguardia eficaz para su vida y sus bienes en casos de azote de fenómenos naturales
Según el funcionario, la Ley de Prevención y Mitigación de Desastres, que dio vida al Sistema de Protección Civil, entró en vigor unas semanas antes de la erupción del volcán Ilamatepec, en Santa Ana y el huracán Stan, que causaron enormes daños.
Actualmente en el país se incumple esa ley, por lo que es imprescindible la creación de un plan nacional de prevención y mitigación de desastres, explicó el funcionario.
Añadió que el próximo invierno, en el que se espera que llueva igual o más que en 2005, se recibirá sin dicho plan.
La inexistencia de una guía de acción contra catástrofes se debe a la coincidencia de los dos desastres naturales de octubre de 2005 que obligó a atender la emergencia, justificó el directivo.
Sin embargo la normativa exige, en su artículo 21, la realización de ese proyecto "en un plazo no mayor de seis meses", que venció el pasado 8 de marzo.
Ferrer alegó que "no nos permitió estar ocupados en estar haciendo el plan nacional cuando había que aplicar los existentes".
Expertos aseguran que los desastres naturales se quintuplicaron durante la década de 1990 y amenazan con continuar esa tendencia.
Afirman que los huracanes, inundaciones y corrimientos de tierras han golpeado con dureza al país y, como siempre, la población de menos recursos ha llevado la peor parte.
Sólo el huracán Stan dejó al menos 74 fallecidos y pérdidas a la nación por 300 millones de dólares el año pasado, según un informe de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL).
Un estudio de Estrategia Internacional para la Reducción de Desastres en América Latina y el Caribe, de la ONU, asegura que para El Salvador es una necesidad vital la planificación integral, vinculada a la prevención para mitigar daños causados por cataclismos naturales.
Advierte que todavía falta dotar a la población, mediante una estrategia de información pública y de comunicación educativa, de la capacidad de respuesta oportuna como salvaguardia eficaz para su vida y sus bienes en casos de azote de fenómenos naturales
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