Co-Latino. Carolina Elizabeth Martínez Argueta, tiene 10 años, y desde la edad de los seis sufría un problema cardíaco. Su familia batalló desesperadamente por cuatro años consecutivos para lograr una salida a este problema y que a la menor pudiera realizársele una intervención quirúrgica, que le permitiera crecer y disfrutar de la vida.
Sólo en el Hospital de Niños “Benjamín Bloom”, se atienden anualmente con operaciones de corazón abierto a un promedio de 100 a 103 casos de niños con problemas de este tipo.
No obstante, la capacidad de atención del centro asistencial no cubre la demanda de menores con problemas de esta índole, ya que la cifra de casos llega a los 600 anuales.
Dos meses atrás, la madre de Carolina, Susana de Martínez, hizo contacto con la organización no gubernamental “Gift of Life” (Regalo de Vida) y se iniciaron los acercamientos con personeros de la “Misión Milagro”, esfuerzo humanitario proporcionado por el gobierno de Venezuela, desde enero de este año, y que ha beneficiado a más de 300 salvadoreños quienes han sido intervenidos quirúrgicamente, e esa nación suramericana, por problemas de vista.
Carolina Martínez regresó anoche al país, proveniente de Venezuela, convirtiéndose en la primera niña beneficiada con una operación de corazón abierto, y a la vez siendo una esperanza para muchas familias de escasos recursos, que ven sufrir a sus hijos con este tipo de problemas. Guadalupe Badía, Directora-secretaria de Gift of Life, calificó de positivo este programa y aseguró que se convierte en la esperanza de salvación para muchos infantes, que por razones económicos de sus familias, no logran ser operados. “Muchos mueren anualmente porque no puede dárseles cobertura”, afirmó Badía.
Gift of Life, trabaja en el país desde hace 13 años apoyando al Hospital Bloom, para dar respuesta a las familias y cuyos hijos padecen de problemas cardíacos. La fundación ha logrado que sean intervenidos un aproximado de 200 niños en estos años, con un promedio anual de 10 a 12 infantes, que en su mayoría han sido operados en Estados Unidos. “Estos niños vienen en tres semanas o cuatro… hoy sabemos que a Carolina, todo le ha salido bien. La operación fue todo un éxito”, señaló Badía. “Esta misión diplomática espera para un futuro muy próximo, que operaciones como la de Carolina Martínez, se sigan desarrollando en Venezuela para beneficio de los niños y niñas salvadoreñas con afecciones cardíacas”, comentaron representantes de la embajada de Venezuela acreditada en el país.
La menor fue intervenida en el Hospital “Antonio María Pineda”, de la ciudad de Barqusimeto, Estado de Lara; confirmó Oldrim Porras, tercer secretario de la sede diplomática. La madre de Carolina se mostró agradecida y confirmó que la atención recibida por su hija fue un éxito, “y gracias a Dios todo ha salido bien y fue rápido”.
100 personas más
El mismo vuelo que trajo desde Venezuela, a Carolina Elizabeth, llevó al filo de la medianoche de este jueves a un aproximado de 100 personas, la mayoría de escasos recursos y que en los últimos años han buscado una solución a sus problemas visuales. Lázaro Ayala, de 34 años, y originario del departamento de Usulután, encabezaba anoche (11:30 p.m.) en el Aeropuerto Internacional de El Salvador en Comalapa, la fila de personas para realizar los trámites migratorios correspondientes y poder recibir la atención médica gratuita que ofrece el país suramericano.
Al igual que Ayala, se encontraban ansiosos de llegar a su destino, Santos Sorto, de 75 años; Martín Antonio López y Tomás Beltrán, quienes tienen problemas visuales y que esperan con ansias esta atención médica.
“Por nuestra cuenta es difícil que nos hagamos este tipo de operaciones. En el país son carísimas y no tenemos pisto. Esperamos esto con ansias y es una oportunidad que no se ve todo los días”, comentó López, un joven originario de San Rafael Cedros.
La mayoría de personas que salen favorecidas con este programa humanitario, lamentaron que en el país no se eliminen el pago de impuestos de salida, tomando en cuenta que cada persona debe cancelar como impuesto de salida en Comalapa la cantidad de $32, cifra que para muchos es difícil reunirla, coincidieron muchos. “Pero aquí estamos y vamos a que nos arreglen los faroles”, comentó con una sonrisa y con evidente emoción, Tomás Beltrán.
Sólo en el Hospital de Niños “Benjamín Bloom”, se atienden anualmente con operaciones de corazón abierto a un promedio de 100 a 103 casos de niños con problemas de este tipo.
No obstante, la capacidad de atención del centro asistencial no cubre la demanda de menores con problemas de esta índole, ya que la cifra de casos llega a los 600 anuales.
Dos meses atrás, la madre de Carolina, Susana de Martínez, hizo contacto con la organización no gubernamental “Gift of Life” (Regalo de Vida) y se iniciaron los acercamientos con personeros de la “Misión Milagro”, esfuerzo humanitario proporcionado por el gobierno de Venezuela, desde enero de este año, y que ha beneficiado a más de 300 salvadoreños quienes han sido intervenidos quirúrgicamente, e esa nación suramericana, por problemas de vista.
Carolina Martínez regresó anoche al país, proveniente de Venezuela, convirtiéndose en la primera niña beneficiada con una operación de corazón abierto, y a la vez siendo una esperanza para muchas familias de escasos recursos, que ven sufrir a sus hijos con este tipo de problemas. Guadalupe Badía, Directora-secretaria de Gift of Life, calificó de positivo este programa y aseguró que se convierte en la esperanza de salvación para muchos infantes, que por razones económicos de sus familias, no logran ser operados. “Muchos mueren anualmente porque no puede dárseles cobertura”, afirmó Badía.
Gift of Life, trabaja en el país desde hace 13 años apoyando al Hospital Bloom, para dar respuesta a las familias y cuyos hijos padecen de problemas cardíacos. La fundación ha logrado que sean intervenidos un aproximado de 200 niños en estos años, con un promedio anual de 10 a 12 infantes, que en su mayoría han sido operados en Estados Unidos. “Estos niños vienen en tres semanas o cuatro… hoy sabemos que a Carolina, todo le ha salido bien. La operación fue todo un éxito”, señaló Badía. “Esta misión diplomática espera para un futuro muy próximo, que operaciones como la de Carolina Martínez, se sigan desarrollando en Venezuela para beneficio de los niños y niñas salvadoreñas con afecciones cardíacas”, comentaron representantes de la embajada de Venezuela acreditada en el país.
La menor fue intervenida en el Hospital “Antonio María Pineda”, de la ciudad de Barqusimeto, Estado de Lara; confirmó Oldrim Porras, tercer secretario de la sede diplomática. La madre de Carolina se mostró agradecida y confirmó que la atención recibida por su hija fue un éxito, “y gracias a Dios todo ha salido bien y fue rápido”.
100 personas más
El mismo vuelo que trajo desde Venezuela, a Carolina Elizabeth, llevó al filo de la medianoche de este jueves a un aproximado de 100 personas, la mayoría de escasos recursos y que en los últimos años han buscado una solución a sus problemas visuales. Lázaro Ayala, de 34 años, y originario del departamento de Usulután, encabezaba anoche (11:30 p.m.) en el Aeropuerto Internacional de El Salvador en Comalapa, la fila de personas para realizar los trámites migratorios correspondientes y poder recibir la atención médica gratuita que ofrece el país suramericano.
Al igual que Ayala, se encontraban ansiosos de llegar a su destino, Santos Sorto, de 75 años; Martín Antonio López y Tomás Beltrán, quienes tienen problemas visuales y que esperan con ansias esta atención médica.
“Por nuestra cuenta es difícil que nos hagamos este tipo de operaciones. En el país son carísimas y no tenemos pisto. Esperamos esto con ansias y es una oportunidad que no se ve todo los días”, comentó López, un joven originario de San Rafael Cedros.
La mayoría de personas que salen favorecidas con este programa humanitario, lamentaron que en el país no se eliminen el pago de impuestos de salida, tomando en cuenta que cada persona debe cancelar como impuesto de salida en Comalapa la cantidad de $32, cifra que para muchos es difícil reunirla, coincidieron muchos. “Pero aquí estamos y vamos a que nos arreglen los faroles”, comentó con una sonrisa y con evidente emoción, Tomás Beltrán.
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