Paul Fortis
La noche tempestuosa ya pasó. Para Nuestro pueblo esta amaneciendo con un días llenos de esperanzas. Las noches de las sombras escuadroneras tocando a nuestras puertas se van perdiendo en la memoria histórica y a las sombras histéricas que todavía se atreven a acercarse a nuestras posadas, ya no les espera un pueblo adormitado, sino el puño levantado de un pueblo que perdió el miedo y la inocencia en medio del fuego cruzado.
Advertencia A: “Aquellos que lleguen con nefastas intenciones serán inmediatamente juzgados”.
Algunos nos recomiendan olvidar como si las llagas se cerraran con el olvido. Otros, los mas asquerosos, nos piden perdonar como si perdonando nos van a tirar canastadas de libertad.
Advertencia B: “No habrá otra guerra. Antes de que la hiedra sea capaz de enfrentar a hermanos contra hermanos, será descabezada y sus cabezas llenaran las madrigueras odiosas donde sepultos criminales siguen clamando perdón.
Días mejores esperan al pueblo. No ha sido ni está siendo nada fácil. A diario tenemos que enfrentar a los piratas y carteleros, a los picoteros del Norte y a las cobras venenosas vestidas con mantos de ingenuidad ministerial. Claro que nos estamos enfrentando; pero ahora con una gran diferencia: Los golpes mortales salen de nuestro lado a destrozar los rostros criminales de los enemigos del pueblo.
Advertencia C: “Las viejas tácticas y estrategias enemigas serán los trenes que arrastrarán los cadáveres de los sicarios”. Antes nos hacían guerras armadas, guerras sicológicas. Nada de esas les dará resultado, en ambas los hemos vencido. No traten de detener a este pueblo que marcha indefectiblemente hacia la victoria total.
La noche tempestuosa ya pasó. Para Nuestro pueblo esta amaneciendo con un días llenos de esperanzas. Las noches de las sombras escuadroneras tocando a nuestras puertas se van perdiendo en la memoria histórica y a las sombras histéricas que todavía se atreven a acercarse a nuestras posadas, ya no les espera un pueblo adormitado, sino el puño levantado de un pueblo que perdió el miedo y la inocencia en medio del fuego cruzado.
Advertencia A: “Aquellos que lleguen con nefastas intenciones serán inmediatamente juzgados”.
Algunos nos recomiendan olvidar como si las llagas se cerraran con el olvido. Otros, los mas asquerosos, nos piden perdonar como si perdonando nos van a tirar canastadas de libertad.
Advertencia B: “No habrá otra guerra. Antes de que la hiedra sea capaz de enfrentar a hermanos contra hermanos, será descabezada y sus cabezas llenaran las madrigueras odiosas donde sepultos criminales siguen clamando perdón.
Días mejores esperan al pueblo. No ha sido ni está siendo nada fácil. A diario tenemos que enfrentar a los piratas y carteleros, a los picoteros del Norte y a las cobras venenosas vestidas con mantos de ingenuidad ministerial. Claro que nos estamos enfrentando; pero ahora con una gran diferencia: Los golpes mortales salen de nuestro lado a destrozar los rostros criminales de los enemigos del pueblo.
Advertencia C: “Las viejas tácticas y estrategias enemigas serán los trenes que arrastrarán los cadáveres de los sicarios”. Antes nos hacían guerras armadas, guerras sicológicas. Nada de esas les dará resultado, en ambas los hemos vencido. No traten de detener a este pueblo que marcha indefectiblemente hacia la victoria total.
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