San Salvador, 1 marzo (PL) El Salvador se convierte hoy en el primer país centroamericano en poner en vigor el Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos, pese a las innumerables protestas que ha generado esa decisión del gobierno.
Mientras que el presidente Antonio Saca expresaba su satisfacción por ser esta nación la primigenia en asumir ese acuerdo, los más diversos sectores sociales marchaban para exigir la derogación del TLC.
Según miembros de la nueva Unidad de la Resistencia por la Justicia Social (URJS), ese tratado fue impuesto sin discusión ni consulta con el pueblo salvadoreño.
Advirtieron que el intercambio desigual que propicia traerá más pobreza, dañará a las pequeñas y medianas empresas, así como a la producción agrícola local, porque los mercados salvadoreños se inundarán de mercancías estadounidenses.
La acentuación de las diferencias económicas entre Estados Unidos y El Salvador debido a que la economía del país norteño es 950 veces más grande y tiene un nivel inalcanzable de competitividad, llevará a la ruina nacional, alertaron.
Aseguraron que el TLC viola la Constitución y la soberanía salvadoreñas, por lo que en caso de discrepancias las transnacionales, en defensa de sus intereses, podrán demandar ante tribunales internacionales al Estado.
Asimismo, analistas señalan que el acuerdo abrirá las puertas a las privatizaciones de servicios públicos como educación, salud, agua potable, generación y transmisión de energía eléctrica, puertos y aeropuertos, entre otros.
También aumentará el desempleo y subempleo e intensificará la emigración, que ya es bastante alarmante porque cada año unos 720 mil salvadoreños abandonan el país en busca de oportunidades laborales.
Desde ayer estudiantes, sindicalistas organizaciones no gubernamentales intensificaron las protestas contra el tratado.
A pesar del carácter pacífico de las marchas, agentes antimotines dispararon balas de goma contra los manifestantes, que a su vez lanzaron piedras y otros objetos contra los policías, afirmaron activistas de la UJRS.
Por su parte, el secretario general del Sindicato de Trabajadores del Instituto Salvadoreño del Seguro Social, Ricardo Monge, aseguró que mantendrán las protestas mientras no se retiren los cuerpos militares y represivos.
El Salvador es el primer país en entrar al Tratado de libre Comercio entre Centroamérica, República Dominicana y Estados Unidos, (CAFTA, por sus siglas en inglés).
Hasta el momento se desconoce la fecha en que entrarán a formar parte del CAFTA el resto de los países, los cuales tienen que ajustar un conjunto de leyes para hacerlas compatibles con el acuerdo.
En el caso de Costa Rica, su ratificación aún está congelada en la Asamblea legislativa y ya generó no sólo un profundo rechazo de la población, sino la polarización de la sociedad costarricense, la cual se evidenció en las recientes elecciones presidenciales.
Mientras que el presidente Antonio Saca expresaba su satisfacción por ser esta nación la primigenia en asumir ese acuerdo, los más diversos sectores sociales marchaban para exigir la derogación del TLC.
Según miembros de la nueva Unidad de la Resistencia por la Justicia Social (URJS), ese tratado fue impuesto sin discusión ni consulta con el pueblo salvadoreño.
Advirtieron que el intercambio desigual que propicia traerá más pobreza, dañará a las pequeñas y medianas empresas, así como a la producción agrícola local, porque los mercados salvadoreños se inundarán de mercancías estadounidenses.
La acentuación de las diferencias económicas entre Estados Unidos y El Salvador debido a que la economía del país norteño es 950 veces más grande y tiene un nivel inalcanzable de competitividad, llevará a la ruina nacional, alertaron.
Aseguraron que el TLC viola la Constitución y la soberanía salvadoreñas, por lo que en caso de discrepancias las transnacionales, en defensa de sus intereses, podrán demandar ante tribunales internacionales al Estado.
Asimismo, analistas señalan que el acuerdo abrirá las puertas a las privatizaciones de servicios públicos como educación, salud, agua potable, generación y transmisión de energía eléctrica, puertos y aeropuertos, entre otros.
También aumentará el desempleo y subempleo e intensificará la emigración, que ya es bastante alarmante porque cada año unos 720 mil salvadoreños abandonan el país en busca de oportunidades laborales.
Desde ayer estudiantes, sindicalistas organizaciones no gubernamentales intensificaron las protestas contra el tratado.
A pesar del carácter pacífico de las marchas, agentes antimotines dispararon balas de goma contra los manifestantes, que a su vez lanzaron piedras y otros objetos contra los policías, afirmaron activistas de la UJRS.
Por su parte, el secretario general del Sindicato de Trabajadores del Instituto Salvadoreño del Seguro Social, Ricardo Monge, aseguró que mantendrán las protestas mientras no se retiren los cuerpos militares y represivos.
El Salvador es el primer país en entrar al Tratado de libre Comercio entre Centroamérica, República Dominicana y Estados Unidos, (CAFTA, por sus siglas en inglés).
Hasta el momento se desconoce la fecha en que entrarán a formar parte del CAFTA el resto de los países, los cuales tienen que ajustar un conjunto de leyes para hacerlas compatibles con el acuerdo.
En el caso de Costa Rica, su ratificación aún está congelada en la Asamblea legislativa y ya generó no sólo un profundo rechazo de la población, sino la polarización de la sociedad costarricense, la cual se evidenció en las recientes elecciones presidenciales.
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