Por Enrique Mendez y Andrea Becerril.
En un Zócalo colmado por sus simpatizantes, Andrés Manuel López Obrador ofreció frenar las movilizaciones y acatar el resultado de la elección si el tribunal electoral ordena el recuento de todos los votos Foto Alfredo Domínguez
Andrés Manuel López Obrador y miles de simpatizantes decidieron mantenerse en plantón permanente en el Zócalo, las principales calles del Centro Histórico y el Paseo de la Reforma, en el cruce con el Periférico, hasta que el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) decida "limpiar la elección" y ordene el recuento voto por voto, casilla por casilla.
"Aunque no descartamos que los magistrados del tribunal puedan actuar como hombres y mujeres libres y tener la estatura moral, el arrojo y el patriotismo que exige el momento, no podemos confiarnos y quedarnos esperando cruzados de brazos", argumentó el candidato presidencial de la coalición Por el Bien de Todos ante una multitud que de nueva cuenta llenó la Plaza de la Constitución y el primer cuadro de la ciudad.
De acuerdo con la Secretaría de Seguridad Pública capitalina, ayer salieron a la calle más de 2 millones de hombres y mujeres para manifestarse contra el presunto fraude electoral. Los organizadores sostuvieron que fueron cerca de 3 millones.
Aval multitudinario
Ante la multitud, López Obrador reiteró que que de abrirse los paquetes y contarse los sufragios de las más de 137 mil casillas del país, aceptará el resultado y frenará la protesta popular.
"Esa es nuestra garantía; eso es lo que dejamos en prenda. Le he planteado al candidato de la derecha (Felipe Calderón) que si él se pronuncia a favor del recuento de los votos, yo voy a aceptar los resultados y voy a dejar de convocar a movilizaciones ciudadanas."
Tanto en el Zócalo como en las calles donde se instalaron pantallas gigantes para que quienes aún venían en la marcha y no pudieron llegar oyeran el discurso, miles de personas aceptaron, primero con un grito, la propuesta de López Obrador de instalar 47 campamentos, donde permanecerán "hasta que se cuenten los votos y tengamos un presidente electo, con la legalidad mínima que nos merecemos los mexicanos".
Para ratificar la anuencia de sus simpatizantes al acuerdo, les pidió levantar la mano, mientras preguntó: "¿Nos quedamos? ¿Sí o no?" Y miles de brazos se alzaron, al tiempo que se volvió a escuchar el grito colectivo: "¡No estás solo, no estás solo!"
Ya con el aval ciudadano, anunció: "Yo también viviré en este sitio mientras estemos en asamblea permanente. Sé que no es sencillo ni fácil lo que les estoy proponiendo, pero es lo que sentimos más conveniente por nuestra causa".
Arropado otra vez por la solidaridad popular, López Obrador advirtió que no aceptará que México sea gobernado "por un presidente espurio, sin legitimidad, sin autoridad moral y política". Afirmó que desde el principio tuvo indicios de su triunfo en las votaciones del 2 de julio pasado, pero ahora, a 28 días de esa fecha, "tenemos la certeza, todos los elementos y pruebas para sostener sin titubeos que ganamos la Presidencia de la República".
La prueba más contundente de su triunfo, resaltó, "estriba en la actitud de rechazo que ha asumido el candidato de la derecha ante la demanda de que se cuenten de nuevo los votos. Si él sostiene que ganó, no tiene por qué negarse a despejar dudas y limpiar la elección. El que nada debe nada teme".
Enfático, insistió: "no es mucho pedir que haya transparencia, que se cuente voto por voto, casilla por casilla. No es mucho pedir que haya un nuevo recuento de votos. Esto es lo que tranquilizará al país, lo que contribuirá a la paz social, a la estabilidad política, económica y financiera. Esto es lo que nos dejará satisfechos a todos. Ningún demócrata se puede negar a la transparencia. Si hay tantas dudas y hay incertidumbre, por qué negarse a contar los votos".
López Obrador llegó al Zócalo al frente de la segunda marcha en defensa de la democracia, seguido por una gruesa columna que no alcanzó a entrar completa a la Plaza de la Constitución, que a la una y media de la tarde -cuando el candidato arribó al templete- estaba completamente llena, desbordada hacia todas las calles que en ella confluyen. Lo recibió la escritora Elena Poniatowska con una intervención en la que reivindicó la lucha popular.
Una enorme manta con la demanda de voto por voto cubría la parte posterior del templete, situado frente a Palacio Nacional. Del otro lado de la plaza, fuera de las oficinas de la Asamblea Legislativa del Distrito Federal pendía otra manta, de aproximadamente 20 metros por lado, con la misma exigencia, que corearon las miles de voces que recibieron al tabasqueño.
Antes de que López Obrador hablara, la cantante y actriz Regina Orozco interpretó una versión de Cuando sale la Luna, de José Alfredo Jiménez, con estrofas que hicieron sonreír de satisfacción al candidato: "Dejen que voto por voto se recuente la elección/ dejen que los mexicanos luchen por su dignidad... yo sé que hay un movimiento que no se puede parar/ y sé que lucha tras lucha va creciendo más y más".
En su discurso, el candidato de la coalición PRD, PT y Convergencia recalcó que se viven momentos definitivos para México, porque se juega el destino del pueblo, se decide si se instaura en definitiva una democracia verdadera o se impone un régimen de simulación, donde a final de cuentas los privilegiados de siempre seguirán sobre el destino de toda la nación.
Recordó una frase que Francisco I. Madero pronunció acerca del sufragio efectivo, en una entrevista en 1911 para un diario estadunidense, cuando el llamado Apóstol de la Democracia -con el que Calderón se equiparó el domingo- definió que se constituiría en el principal defensor de la no relección y en el guardián del libre ejercicio del voto.
"Esa fue la lección que nunca entendió Vicente Fox. En lugar de ser el guardián del sufragio efectivo se convirtió en un traidor a la democracia", dijo. Expresó que si se cierran los cauces democráticos sólo queda el sometimiento o la violencia, y por eso la lucha es contra el fraude electoral "que pretende falsificar la voluntad popular".
Espera solución racional y sensata
López Obrador informó al auditorio, que esperó horas para escucharlo, que está en espera de que el tribunal electoral tome la decisión de limpiar y transparentar la elección, ordenando que se cuenten todos los votos. "Esa es la solución racional y sensata; ésa es la solución legal y política que más conviene al país y a la democracia", expuso.
Explicó que los magistrados están sometidos a fuertes presiones "de los poderosos de siempre, de quienes se creen amos y señores de México", y aclaró que si bien no se trata de no respetar a las instituciones, "en nuestro país, desgraciadamente, no tenemos una tradición que nos asegure que los hombres que tienen en sus manos las instituciones actúen con rectitud y decoro. No olvidemos que siempre ha imperado la simulación y que históricamente la Constitución y las leyes se cumplen en la forma, pero se violan en el fondo".
Porque, insistió, en México, siempre que se invoca el estado de derecho "los encargados deimpartir justicia en vez de proteger al débil sólo sirven para legalizar los despojos y abusos que comete el fuerte. El derecho que ha imperado ha sido el del dinero y el del poder por encima de todo".
Por eso, "aunque no descartamos que los magistrados del tribunal puedan actuar como mujeres y hombres libres y tener la estatura moral, el arrojo y el patriotismo que exige el momento, no podemos confiarnos y quedarnos cruzados de brazos".
López Obrador pidió no olvidar que todo lo alcanzado en materia de libertades, de justicia y democracia ha sido con la organización y la lucha del pueblo. "Nada o casi nada ha sido una concesión graciosa del poder", recalcó, y citó los movimientos de Independencia, de Reforma y la Revolución Mexicana. "No pensemos por eso que de arriba para abajo se hará valer la democracia. Esto sólo será posible con el esfuerzo y la movilización de los ciudadanos."
Enseguida, de manera directa, propuso esperar el fallo del tribunal "movilizados, con entereza y orgullo". Dejó en claro que la lucha va más allá del hecho de que reconozcan su triunfo como presidente de la República y reiteró que no es "un ambicioso vulgar", que no lo mueve el interés del dinero aun cuando se trata del cargo más importante del país. "En estos momentos, por encima de todo, lo mero principal es dejar a salvo la democracia."
En un Zócalo colmado por sus simpatizantes, Andrés Manuel López Obrador ofreció frenar las movilizaciones y acatar el resultado de la elección si el tribunal electoral ordena el recuento de todos los votos Foto Alfredo Domínguez
Andrés Manuel López Obrador y miles de simpatizantes decidieron mantenerse en plantón permanente en el Zócalo, las principales calles del Centro Histórico y el Paseo de la Reforma, en el cruce con el Periférico, hasta que el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) decida "limpiar la elección" y ordene el recuento voto por voto, casilla por casilla.
"Aunque no descartamos que los magistrados del tribunal puedan actuar como hombres y mujeres libres y tener la estatura moral, el arrojo y el patriotismo que exige el momento, no podemos confiarnos y quedarnos esperando cruzados de brazos", argumentó el candidato presidencial de la coalición Por el Bien de Todos ante una multitud que de nueva cuenta llenó la Plaza de la Constitución y el primer cuadro de la ciudad.
De acuerdo con la Secretaría de Seguridad Pública capitalina, ayer salieron a la calle más de 2 millones de hombres y mujeres para manifestarse contra el presunto fraude electoral. Los organizadores sostuvieron que fueron cerca de 3 millones.
Aval multitudinario
Ante la multitud, López Obrador reiteró que que de abrirse los paquetes y contarse los sufragios de las más de 137 mil casillas del país, aceptará el resultado y frenará la protesta popular.
"Esa es nuestra garantía; eso es lo que dejamos en prenda. Le he planteado al candidato de la derecha (Felipe Calderón) que si él se pronuncia a favor del recuento de los votos, yo voy a aceptar los resultados y voy a dejar de convocar a movilizaciones ciudadanas."
Tanto en el Zócalo como en las calles donde se instalaron pantallas gigantes para que quienes aún venían en la marcha y no pudieron llegar oyeran el discurso, miles de personas aceptaron, primero con un grito, la propuesta de López Obrador de instalar 47 campamentos, donde permanecerán "hasta que se cuenten los votos y tengamos un presidente electo, con la legalidad mínima que nos merecemos los mexicanos".
Para ratificar la anuencia de sus simpatizantes al acuerdo, les pidió levantar la mano, mientras preguntó: "¿Nos quedamos? ¿Sí o no?" Y miles de brazos se alzaron, al tiempo que se volvió a escuchar el grito colectivo: "¡No estás solo, no estás solo!"
Ya con el aval ciudadano, anunció: "Yo también viviré en este sitio mientras estemos en asamblea permanente. Sé que no es sencillo ni fácil lo que les estoy proponiendo, pero es lo que sentimos más conveniente por nuestra causa".
Arropado otra vez por la solidaridad popular, López Obrador advirtió que no aceptará que México sea gobernado "por un presidente espurio, sin legitimidad, sin autoridad moral y política". Afirmó que desde el principio tuvo indicios de su triunfo en las votaciones del 2 de julio pasado, pero ahora, a 28 días de esa fecha, "tenemos la certeza, todos los elementos y pruebas para sostener sin titubeos que ganamos la Presidencia de la República".
La prueba más contundente de su triunfo, resaltó, "estriba en la actitud de rechazo que ha asumido el candidato de la derecha ante la demanda de que se cuenten de nuevo los votos. Si él sostiene que ganó, no tiene por qué negarse a despejar dudas y limpiar la elección. El que nada debe nada teme".
Enfático, insistió: "no es mucho pedir que haya transparencia, que se cuente voto por voto, casilla por casilla. No es mucho pedir que haya un nuevo recuento de votos. Esto es lo que tranquilizará al país, lo que contribuirá a la paz social, a la estabilidad política, económica y financiera. Esto es lo que nos dejará satisfechos a todos. Ningún demócrata se puede negar a la transparencia. Si hay tantas dudas y hay incertidumbre, por qué negarse a contar los votos".
López Obrador llegó al Zócalo al frente de la segunda marcha en defensa de la democracia, seguido por una gruesa columna que no alcanzó a entrar completa a la Plaza de la Constitución, que a la una y media de la tarde -cuando el candidato arribó al templete- estaba completamente llena, desbordada hacia todas las calles que en ella confluyen. Lo recibió la escritora Elena Poniatowska con una intervención en la que reivindicó la lucha popular.
Una enorme manta con la demanda de voto por voto cubría la parte posterior del templete, situado frente a Palacio Nacional. Del otro lado de la plaza, fuera de las oficinas de la Asamblea Legislativa del Distrito Federal pendía otra manta, de aproximadamente 20 metros por lado, con la misma exigencia, que corearon las miles de voces que recibieron al tabasqueño.
Antes de que López Obrador hablara, la cantante y actriz Regina Orozco interpretó una versión de Cuando sale la Luna, de José Alfredo Jiménez, con estrofas que hicieron sonreír de satisfacción al candidato: "Dejen que voto por voto se recuente la elección/ dejen que los mexicanos luchen por su dignidad... yo sé que hay un movimiento que no se puede parar/ y sé que lucha tras lucha va creciendo más y más".
En su discurso, el candidato de la coalición PRD, PT y Convergencia recalcó que se viven momentos definitivos para México, porque se juega el destino del pueblo, se decide si se instaura en definitiva una democracia verdadera o se impone un régimen de simulación, donde a final de cuentas los privilegiados de siempre seguirán sobre el destino de toda la nación.
Recordó una frase que Francisco I. Madero pronunció acerca del sufragio efectivo, en una entrevista en 1911 para un diario estadunidense, cuando el llamado Apóstol de la Democracia -con el que Calderón se equiparó el domingo- definió que se constituiría en el principal defensor de la no relección y en el guardián del libre ejercicio del voto.
"Esa fue la lección que nunca entendió Vicente Fox. En lugar de ser el guardián del sufragio efectivo se convirtió en un traidor a la democracia", dijo. Expresó que si se cierran los cauces democráticos sólo queda el sometimiento o la violencia, y por eso la lucha es contra el fraude electoral "que pretende falsificar la voluntad popular".
Espera solución racional y sensata
López Obrador informó al auditorio, que esperó horas para escucharlo, que está en espera de que el tribunal electoral tome la decisión de limpiar y transparentar la elección, ordenando que se cuenten todos los votos. "Esa es la solución racional y sensata; ésa es la solución legal y política que más conviene al país y a la democracia", expuso.
Explicó que los magistrados están sometidos a fuertes presiones "de los poderosos de siempre, de quienes se creen amos y señores de México", y aclaró que si bien no se trata de no respetar a las instituciones, "en nuestro país, desgraciadamente, no tenemos una tradición que nos asegure que los hombres que tienen en sus manos las instituciones actúen con rectitud y decoro. No olvidemos que siempre ha imperado la simulación y que históricamente la Constitución y las leyes se cumplen en la forma, pero se violan en el fondo".
Porque, insistió, en México, siempre que se invoca el estado de derecho "los encargados deimpartir justicia en vez de proteger al débil sólo sirven para legalizar los despojos y abusos que comete el fuerte. El derecho que ha imperado ha sido el del dinero y el del poder por encima de todo".
Por eso, "aunque no descartamos que los magistrados del tribunal puedan actuar como mujeres y hombres libres y tener la estatura moral, el arrojo y el patriotismo que exige el momento, no podemos confiarnos y quedarnos cruzados de brazos".
López Obrador pidió no olvidar que todo lo alcanzado en materia de libertades, de justicia y democracia ha sido con la organización y la lucha del pueblo. "Nada o casi nada ha sido una concesión graciosa del poder", recalcó, y citó los movimientos de Independencia, de Reforma y la Revolución Mexicana. "No pensemos por eso que de arriba para abajo se hará valer la democracia. Esto sólo será posible con el esfuerzo y la movilización de los ciudadanos."
Enseguida, de manera directa, propuso esperar el fallo del tribunal "movilizados, con entereza y orgullo". Dejó en claro que la lucha va más allá del hecho de que reconozcan su triunfo como presidente de la República y reiteró que no es "un ambicioso vulgar", que no lo mueve el interés del dinero aun cuando se trata del cargo más importante del país. "En estos momentos, por encima de todo, lo mero principal es dejar a salvo la democracia."
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