Managua, 28 ago (PL) A 70 días de una de las elecciones más disputadas en la historia nicaragüense, el intercambio de acusaciones y cierta inclinación hacia la procacidad acompañan hoy las campañas liberales.
Para las presidenciales de 2006, el tradicional sector conservador no logró armonizar un bloque político compacto, y se presentó dividido entre el gubernamental Partido Liberal Constitucionalista (PLC) y la Alianza Liberal Nicaragüense (ALN).
Ahora el dramático avance de la contienda electoral, el sectarismo mediático y, sobre todo, la influencia psicológica de encuestas de opinión comienzan a despertar a los viejos demonios de las trampas y las imputaciones mutuas.
Así, durante las últimas semanas el PLC y la ALN, que marchan rezagados en sondeos sobre intención de votos, se inculparon recíprocamente por destrucción de publicidad, fraude electoral, y propagación de falsedades.
Delegados de organizaciones liberales en varias provincias de Nicaragua denunciaron la pérdida de pasquines electorales por la supuesta acción vandálica de contendientes.
Mauricio Montealegre, vocero de la Alianza Liberal, aseguró en la televisión nacional que incluso algunos transportistas fueron amenazados para que no trasladaran a simpatizantes de esta plataforma política.
De hecho, la ALN adelantó que interpondrá esta semana una denuncia formal ante el Consejo Supremo Electoral en contra de sus adversarios del Partido Constitucionalista debido a la alegada destrucción de carteles.
Asimismo el PLC fue acusado de difundir noticias falsas para intentar boicotear movilizaciones populares convocadas por el banquero Eduardo Montealegre, candidato a Jefe de Estado por la Alianza.
Seguidores del abogado y ex vicepresidente José Rizo, aspirante a la casa de gobierno por los constitucionalistas, han acusado a los de Montealegre casi exactamente por los mismos delitos.
También recordaron que el pretendiente por la Alianza Liberal aún debe explicar ante la opinión pública y autoridades varias anomalías en sus declaraciones patrimoniales y bancarias.
Además de incongruencias relacionadas con una repartición de bonos crediticios, el aspirante a la jefatura estatal deberá responder ante la Contraloría General por su manifestación de probidad fiscal.
Para colmo, trascendió que en el PLC hay infiltrados de la ALN, y viceversa, y que los supuestos espías electorales trafican con datos confidenciales de ambas campañas.
Entretanto, una mayoría de encuestas vaticina como organización favorita para ganar los comicios del 5 de noviembre, a la Unidad Nicaragua Triunfa, liderada por el Frente Sandinista de Liberación Nacional.
Para las presidenciales de 2006, el tradicional sector conservador no logró armonizar un bloque político compacto, y se presentó dividido entre el gubernamental Partido Liberal Constitucionalista (PLC) y la Alianza Liberal Nicaragüense (ALN).
Ahora el dramático avance de la contienda electoral, el sectarismo mediático y, sobre todo, la influencia psicológica de encuestas de opinión comienzan a despertar a los viejos demonios de las trampas y las imputaciones mutuas.
Así, durante las últimas semanas el PLC y la ALN, que marchan rezagados en sondeos sobre intención de votos, se inculparon recíprocamente por destrucción de publicidad, fraude electoral, y propagación de falsedades.
Delegados de organizaciones liberales en varias provincias de Nicaragua denunciaron la pérdida de pasquines electorales por la supuesta acción vandálica de contendientes.
Mauricio Montealegre, vocero de la Alianza Liberal, aseguró en la televisión nacional que incluso algunos transportistas fueron amenazados para que no trasladaran a simpatizantes de esta plataforma política.
De hecho, la ALN adelantó que interpondrá esta semana una denuncia formal ante el Consejo Supremo Electoral en contra de sus adversarios del Partido Constitucionalista debido a la alegada destrucción de carteles.
Asimismo el PLC fue acusado de difundir noticias falsas para intentar boicotear movilizaciones populares convocadas por el banquero Eduardo Montealegre, candidato a Jefe de Estado por la Alianza.
Seguidores del abogado y ex vicepresidente José Rizo, aspirante a la casa de gobierno por los constitucionalistas, han acusado a los de Montealegre casi exactamente por los mismos delitos.
También recordaron que el pretendiente por la Alianza Liberal aún debe explicar ante la opinión pública y autoridades varias anomalías en sus declaraciones patrimoniales y bancarias.
Además de incongruencias relacionadas con una repartición de bonos crediticios, el aspirante a la jefatura estatal deberá responder ante la Contraloría General por su manifestación de probidad fiscal.
Para colmo, trascendió que en el PLC hay infiltrados de la ALN, y viceversa, y que los supuestos espías electorales trafican con datos confidenciales de ambas campañas.
Entretanto, una mayoría de encuestas vaticina como organización favorita para ganar los comicios del 5 de noviembre, a la Unidad Nicaragua Triunfa, liderada por el Frente Sandinista de Liberación Nacional.
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