San Salvador, 29 ago (PL) La búsqueda de mejores condiciones de vida en Estados Unidos derivó en la muerte de 83 salvadoreños en apenas 13 meses, cuyos cadáveres fueron repatriados, informaron hoy fuentes de la cancillería local.
Los fallecimientos de esas personas, registrados entre junio de 2005 y julio de 2006, ocurrieron por efecto de accidentes hasta enfermedades, agudizadas en el camino al norte o recién llegados.
Ludmila de Rodríguez, del Departamento de Atención a los Hermanos Lejanos, de Relaciones Exteriores, manifestó que las estadísticas del gobierno salvadoreño también indican que hubo 25 personas accidentadas en igual período.
La funcionaria aclaró que estos casos son apenas algunos de los reportados a las autoridades, como el de Elí Adonay Rivera, oriundo de Ahuachapán y de 28 años de edad.
En su viaje hacia Estados Unidos, este joven se golpeó de manera reiterada en la cabeza al paso del tren y como resultado, padece profundos traumas cerebrales.
Rivera trató de regresar a El Salvador, pero ningún hospital de este país quiso atenderlo y mucho menos, explicarle a su familia qué había ocurrido con su salud, recordó Gilma Pérez, del Instituto de Derechos Humanos de la Universidad Centroamérica José Simeón Cañas.
En cambio, galenos del Hospital Ignacio Morones Prieto, de México, le salvaron la vida e incluso renunciaron a cobrar los 25 mil dólares de la factura elaborada a nombre del joven.
Este hecho ocurrió en junio de 2005 y dejó al descubierto la falta de una política gubernamental con relación a la emigración, opinó.
Durante la semana anterior, esa institución realizó varios foros en esta capital relacionados con el tema migratorio y los especialistas propusieron elaborar una política para personas accidentadas en el camino hacia Estados Unidos.
Esta iniciativa se sumó a otras encaminadas a garantizar el respeto a los derechos humanos de los indocumentados y se presentó en el ámbito de la semana del emigrante.
Las autoridades salvadoreñas deben aprovechar la información de que dispone México para establecer consulados que puedan brindar atención y auxilio oportunos a estas personas, sugirió Pérez.
El no poseer estadísticas confiables es uno de los problemas más agudos que no ha podido ser superado por las autoridades de Relaciones Exteriores de este país, consideró.
También propuso que esta atención pase por algún tipo de legislación o por una comisión de evaluación y de elegibilidad para asegurar la rehabilitación de las personas precisadas de esa ayuda.
Los fallecimientos de esas personas, registrados entre junio de 2005 y julio de 2006, ocurrieron por efecto de accidentes hasta enfermedades, agudizadas en el camino al norte o recién llegados.
Ludmila de Rodríguez, del Departamento de Atención a los Hermanos Lejanos, de Relaciones Exteriores, manifestó que las estadísticas del gobierno salvadoreño también indican que hubo 25 personas accidentadas en igual período.
La funcionaria aclaró que estos casos son apenas algunos de los reportados a las autoridades, como el de Elí Adonay Rivera, oriundo de Ahuachapán y de 28 años de edad.
En su viaje hacia Estados Unidos, este joven se golpeó de manera reiterada en la cabeza al paso del tren y como resultado, padece profundos traumas cerebrales.
Rivera trató de regresar a El Salvador, pero ningún hospital de este país quiso atenderlo y mucho menos, explicarle a su familia qué había ocurrido con su salud, recordó Gilma Pérez, del Instituto de Derechos Humanos de la Universidad Centroamérica José Simeón Cañas.
En cambio, galenos del Hospital Ignacio Morones Prieto, de México, le salvaron la vida e incluso renunciaron a cobrar los 25 mil dólares de la factura elaborada a nombre del joven.
Este hecho ocurrió en junio de 2005 y dejó al descubierto la falta de una política gubernamental con relación a la emigración, opinó.
Durante la semana anterior, esa institución realizó varios foros en esta capital relacionados con el tema migratorio y los especialistas propusieron elaborar una política para personas accidentadas en el camino hacia Estados Unidos.
Esta iniciativa se sumó a otras encaminadas a garantizar el respeto a los derechos humanos de los indocumentados y se presentó en el ámbito de la semana del emigrante.
Las autoridades salvadoreñas deben aprovechar la información de que dispone México para establecer consulados que puedan brindar atención y auxilio oportunos a estas personas, sugirió Pérez.
El no poseer estadísticas confiables es uno de los problemas más agudos que no ha podido ser superado por las autoridades de Relaciones Exteriores de este país, consideró.
También propuso que esta atención pase por algún tipo de legislación o por una comisión de evaluación y de elegibilidad para asegurar la rehabilitación de las personas precisadas de esa ayuda.
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