Pacientes operados en Cuba despidieron a quienes se someterán a similar cirugía. Unos llegaron y otros partieron.
El Aeropuerto de Carrasco recibió ayer a un grupo de uruguayos que habían viajado a Cuba el 10 de agosto pasado para operarse de la vista, principalmente de cataratas. Pero también despidió a otro grupo, integrado por unas 90 personas, que decidió someterse a una cirugía ocular en la isla caribeña. Agradecimientos y palabras de esperanza se conjugaron en la terminal aérea.
Mabel Malbares, de 67 años, viajó ayer por segunda vez a Cuba; pero en esta oportunidad no fue como paciente sino como acompañante. "Me voy a acompañar a Yolanda Ríos, a quien conocí en ese país cuando nos operaron a ambas hace unos meses. Yolanda tiene que volver por un problemita surgido después de la cirugía y me pidió que la acompañara, pero yo estoy perfecta", aclaró ayer antes de ingresar a la sala de embarque del Aeropuerto de Carrasco.
Estaba más relajada que la última vez que pisó la terminal aérea. "Y claro, este viaje lo hago desde otro lugar, desde uno mejor por supuesto", contó la mujer, que no supo precisar cuándo será el día de vuelta.
Sofía viajó sola, pero no se hizo demasiado problema por eso. "Mientras pueda manejarme sin ayuda", dijo ayer a LA REPUBLICA minutos antes de partir hacia Cuba, un país que "jamás" soñó conocer. Hace cuatro años que la mujer, de descendencia rumana, estaba en la lista de espera para operarse en Salud Pública de Uruguay. "Me pedían que esperara. Un día fui a consultar a los oftalmólogos cubanos y me decidí". Si bien Sofía nunca se contactó con uruguayos ya operados en Cuba para recolectar experiencias, tiene confianza en el programa, que se puso en marcha en octubre del año pasado y tiene como objetivo restaurar la visión en forma gratuita a personas de bajos recursos. "El Ministerio de Desarrollo avala este plan, por eso no tengo porqué sentir miedo".
Larga espera
Ofelia Varela, oriunda de Mercedes, estaba furiosa con el sistema sanitario uruguayo. Hace un año y medio que esperaba operarse en el país, pero los reiterados pedidos de espera de sus oftalmólogos finalmente la cansaron. "Me prometían que llegaría el día y si no me decían que me fuera a operar a una clínica particular", relató. La mujer, de 70 años, quiso dejar en claro que en Uruguay "es todo burocracia. Además todo el mundo lo ha dicho, acá te tratan bien, no como un animal". Por eso, apenas escuchó por radio que los médicos cubanos estarían en Mercedes no dudó en consultarlos. "Tanta gente viene contenta de Cuba que tengo la mejor de las expectativas".
En la otra punta del aeropuerto, en el sector de arribos, quedaban los últimos pacientes que llegaron ayer de la isla caribeña después de haber vivido la experiencia de Operación Milagro. Estaban felices y agradecidos. "No tenemos ni una queja, fue una experiencia maravillosa", resaltó Edison Correa, de 39 años y oriundo del Chuy.
"Nos trataron como si fuéramos cubanos, nos alojaron en un lugar hermoso, tuvimos contacto con gente de otros países que estaban bajo el mismo programa, conocimos Cuba, qué más le podemos pedir a la vida", se preguntó Adam Fleitas, de Treinta y Tres. Ninguno de los dos había pensado someterse a la cirugía de cataratas, aunque tenían la vista comprometida. "Aprovechamos esta oportunidad gratuita y estamos sinceramente agradecidos", contaron mientras se sacaban fotos con los compañeros de viaje y las coordinadoras uruguayas que los asistieron durante la estadía.
El Aeropuerto de Carrasco recibió ayer a un grupo de uruguayos que habían viajado a Cuba el 10 de agosto pasado para operarse de la vista, principalmente de cataratas. Pero también despidió a otro grupo, integrado por unas 90 personas, que decidió someterse a una cirugía ocular en la isla caribeña. Agradecimientos y palabras de esperanza se conjugaron en la terminal aérea.
Mabel Malbares, de 67 años, viajó ayer por segunda vez a Cuba; pero en esta oportunidad no fue como paciente sino como acompañante. "Me voy a acompañar a Yolanda Ríos, a quien conocí en ese país cuando nos operaron a ambas hace unos meses. Yolanda tiene que volver por un problemita surgido después de la cirugía y me pidió que la acompañara, pero yo estoy perfecta", aclaró ayer antes de ingresar a la sala de embarque del Aeropuerto de Carrasco.
Estaba más relajada que la última vez que pisó la terminal aérea. "Y claro, este viaje lo hago desde otro lugar, desde uno mejor por supuesto", contó la mujer, que no supo precisar cuándo será el día de vuelta.
Sofía viajó sola, pero no se hizo demasiado problema por eso. "Mientras pueda manejarme sin ayuda", dijo ayer a LA REPUBLICA minutos antes de partir hacia Cuba, un país que "jamás" soñó conocer. Hace cuatro años que la mujer, de descendencia rumana, estaba en la lista de espera para operarse en Salud Pública de Uruguay. "Me pedían que esperara. Un día fui a consultar a los oftalmólogos cubanos y me decidí". Si bien Sofía nunca se contactó con uruguayos ya operados en Cuba para recolectar experiencias, tiene confianza en el programa, que se puso en marcha en octubre del año pasado y tiene como objetivo restaurar la visión en forma gratuita a personas de bajos recursos. "El Ministerio de Desarrollo avala este plan, por eso no tengo porqué sentir miedo".
Larga espera
Ofelia Varela, oriunda de Mercedes, estaba furiosa con el sistema sanitario uruguayo. Hace un año y medio que esperaba operarse en el país, pero los reiterados pedidos de espera de sus oftalmólogos finalmente la cansaron. "Me prometían que llegaría el día y si no me decían que me fuera a operar a una clínica particular", relató. La mujer, de 70 años, quiso dejar en claro que en Uruguay "es todo burocracia. Además todo el mundo lo ha dicho, acá te tratan bien, no como un animal". Por eso, apenas escuchó por radio que los médicos cubanos estarían en Mercedes no dudó en consultarlos. "Tanta gente viene contenta de Cuba que tengo la mejor de las expectativas".
En la otra punta del aeropuerto, en el sector de arribos, quedaban los últimos pacientes que llegaron ayer de la isla caribeña después de haber vivido la experiencia de Operación Milagro. Estaban felices y agradecidos. "No tenemos ni una queja, fue una experiencia maravillosa", resaltó Edison Correa, de 39 años y oriundo del Chuy.
"Nos trataron como si fuéramos cubanos, nos alojaron en un lugar hermoso, tuvimos contacto con gente de otros países que estaban bajo el mismo programa, conocimos Cuba, qué más le podemos pedir a la vida", se preguntó Adam Fleitas, de Treinta y Tres. Ninguno de los dos había pensado someterse a la cirugía de cataratas, aunque tenían la vista comprometida. "Aprovechamos esta oportunidad gratuita y estamos sinceramente agradecidos", contaron mientras se sacaban fotos con los compañeros de viaje y las coordinadoras uruguayas que los asistieron durante la estadía.
No hay comentarios:
Publicar un comentario