San José, 29 ago (PL) El auge de la violencia en Centroamérica provoca una situación que está hipotecando el futuro de la región, aseguró hoy en Costa Rica Ana Yancy Espinoza, investigadora de la Fundación Arias para la Paz y el Progreso Humano.
"La extrema agresividad crece mayoritariamente en sectores de jóvenes pobres, cuyas cifras de desempleo y analfabetismo son altas, sobre todo en edades que oscilan entre 13 y 29 años", recalcó la experta en conferencia de prensa.
La juventud está en situación de riesgo y presenta una mayor vulnerabilidad ante los acuciantes problemas sociales de los países del área, agregó.
Espinoza ofreció los resultados de una pesquisa, titulada "La cara de la violencia urbana en América Central", que destapa el alcance de la extrema agresividad a nivel regional.
Comentó que en una recopilación de datos sobre hechos de esa índole, a partir de un seguimiento a diarios de cada país de la región desde el 2000 hasta el 2004, El Salvador presentó 736 muertos, Guatemala 658 y Honduras 686.
Los países con menor registro fueron Panamá con 180, Costa Rica con 151 y Nicaragua con 57 fallecidos en actos violentos.
"Centroamérica es una sociedad explosiva, una zona de post-conflicto y considerable disponibilidad de armamento de fácil acceso, con tres millones de armas ilegales en circulación y violencia tolerada", advirtió.
Destacó el temor en el área por la presencia de las pandillas o maras, que pululan en la mayoría de las naciones centroamericanas.
Señaló que las leyes antimaras en Guatemala, el Salvador y Honduras, así como las medidas contra esos grupos en Panamá, potencian el fenómeno e implican un retroceso en la actuación humanizada de las fuerzas de seguridad.
La investigación certificó la existencia en Honduras de unos 40 mil jóvenes involucrados en pandillas, 14 mil en Guatemala y 10 mil en El Salvador.
"Cuando Estados Unidos deporta a delincuentes a sus naciones de origen en Centroamérica, es incapaz de contener nuevas y radicales formas de violencia, que además se expanden con el narcotráfico, el trasiego de armas, los sicarios y el crimen organizado", expresó.
"La extrema agresividad crece mayoritariamente en sectores de jóvenes pobres, cuyas cifras de desempleo y analfabetismo son altas, sobre todo en edades que oscilan entre 13 y 29 años", recalcó la experta en conferencia de prensa.
La juventud está en situación de riesgo y presenta una mayor vulnerabilidad ante los acuciantes problemas sociales de los países del área, agregó.
Espinoza ofreció los resultados de una pesquisa, titulada "La cara de la violencia urbana en América Central", que destapa el alcance de la extrema agresividad a nivel regional.
Comentó que en una recopilación de datos sobre hechos de esa índole, a partir de un seguimiento a diarios de cada país de la región desde el 2000 hasta el 2004, El Salvador presentó 736 muertos, Guatemala 658 y Honduras 686.
Los países con menor registro fueron Panamá con 180, Costa Rica con 151 y Nicaragua con 57 fallecidos en actos violentos.
"Centroamérica es una sociedad explosiva, una zona de post-conflicto y considerable disponibilidad de armamento de fácil acceso, con tres millones de armas ilegales en circulación y violencia tolerada", advirtió.
Destacó el temor en el área por la presencia de las pandillas o maras, que pululan en la mayoría de las naciones centroamericanas.
Señaló que las leyes antimaras en Guatemala, el Salvador y Honduras, así como las medidas contra esos grupos en Panamá, potencian el fenómeno e implican un retroceso en la actuación humanizada de las fuerzas de seguridad.
La investigación certificó la existencia en Honduras de unos 40 mil jóvenes involucrados en pandillas, 14 mil en Guatemala y 10 mil en El Salvador.
"Cuando Estados Unidos deporta a delincuentes a sus naciones de origen en Centroamérica, es incapaz de contener nuevas y radicales formas de violencia, que además se expanden con el narcotráfico, el trasiego de armas, los sicarios y el crimen organizado", expresó.
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