San Salvador, 10 ago (PL) La Asociación Pro- Búsqueda de Niños y Niñas Desaparecidos durante la guerra interna (1981-1992) procura encontrar a 459 salvadoreños en vísperas de su décimo tercer aniversario, comentó hoy el gerente, Mario Sánchez.
Según el directivo de la agrupación, fundada el 26 de agosto de 1994 por el extinto teólogo de la liberación Jon Cortina, estos años lograron ubicar 331 personas y constatar que 41 de ellas fallecieron.
Las niñas y niños de la guerra, mayoritariamente hijos de integrantes del Frente Farabundo Martí o vinculados a este, desaparecieron en el ámbito de los operativos de tierra arrasada, lanzados por el Ejército.
Los militares los arrancaron de sus familias para llevarlos a sus casas o entregarlos a la Cruz Roja, bajo el pretexto de que "los rescataban". Algunos terminaron en orfanatos y dados en adopciones irregulares con fines lucrativos, recordó Sánchez.
Fue una mafia desalmada, que tenía como fin sacar lucro con ese grave delito que es la desaparición, enfatizó el funcionario, quien vinculó con esa red de tráfico de menores a militares, abogados y algunos funcionarios que permanecen en la impunidad.
La mayor parte de ellos se acogieron a la Ley de amnistía de 1993, la cual perdonó las atrocidades cometidas durante la guerra, y sólo en dos casos, el ente humanitario logró sentar en el banquillo de los acusados al Estado y obtener condenas.
Sánchez señaló que la mayor satisfacción del personal de Pro- Búsqueda es haber propiciado el reencuentro de 200 jóvenes con sus padres o familiares sobrevivientes del conflicto, que dejó un saldo de 75 mil muertos.
Los recuperados fueron ubicados en el país, Estados Unidos, Francia, Bélgica, Inglaterra, España, Holanda, Italia, Honduras y Guatemala.
Según el directivo de la agrupación, fundada el 26 de agosto de 1994 por el extinto teólogo de la liberación Jon Cortina, estos años lograron ubicar 331 personas y constatar que 41 de ellas fallecieron.
Las niñas y niños de la guerra, mayoritariamente hijos de integrantes del Frente Farabundo Martí o vinculados a este, desaparecieron en el ámbito de los operativos de tierra arrasada, lanzados por el Ejército.
Los militares los arrancaron de sus familias para llevarlos a sus casas o entregarlos a la Cruz Roja, bajo el pretexto de que "los rescataban". Algunos terminaron en orfanatos y dados en adopciones irregulares con fines lucrativos, recordó Sánchez.
Fue una mafia desalmada, que tenía como fin sacar lucro con ese grave delito que es la desaparición, enfatizó el funcionario, quien vinculó con esa red de tráfico de menores a militares, abogados y algunos funcionarios que permanecen en la impunidad.
La mayor parte de ellos se acogieron a la Ley de amnistía de 1993, la cual perdonó las atrocidades cometidas durante la guerra, y sólo en dos casos, el ente humanitario logró sentar en el banquillo de los acusados al Estado y obtener condenas.
Sánchez señaló que la mayor satisfacción del personal de Pro- Búsqueda es haber propiciado el reencuentro de 200 jóvenes con sus padres o familiares sobrevivientes del conflicto, que dejó un saldo de 75 mil muertos.
Los recuperados fueron ubicados en el país, Estados Unidos, Francia, Bélgica, Inglaterra, España, Holanda, Italia, Honduras y Guatemala.
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