Editorial de Mauricio Funes
Programa Sin Censura
“Mientras vivamos en una democracia, hay una verdad básica que me inspira esperanza: el presidente de Exxon tiene el mismo número de votos que tú y yo: uno. Y nosotros somos más que él…” Michael Moore, Cineasta Estadounidense
El Salvador es un país que vive de la moda. Cada tanto tiempo hay situaciones o hechos de la vida real que adquieren especial relevancia e interés entre los ciudadanos hasta el punto que todos acaban hablando de ellos.
Ocurre con el fútbol, cuando es el año del campeonato mundial que despierta las más enconadas pasiones.
En nuestro país, como en casi todo el planeta, se genera una especie de fiebre por el Mundial. Al lugar donde uno vaya, a la mesa en la que uno se siente a comer, la mayoría sino es que todos algo dirán del Mundial de Fútbol y alguna posición tendrán frente a los equipos que se enfrentan. Lo mismo está ocurriendo ahora con las elecciones.
En este caso, es el turno de las Alianzas. Todos hablan de acercamientos entre partidos, de entendimientos entre dirigentes, de probables pactos de coalición que bien podrían funcionar para las elecciones de alcaldes y diputados, y hasta para las Presidenciales.
A los partidos se les recomienda ser prudentes en sus ofertas y muy juiciosos a la hora de escoger candidatos y fórmulas. Se les dice que deben llevar a un candidato que no asuste, que genere simpatías, pero sobre todo confianza en el electorado, especialmente, entre los empresarios. Los analistas políticos, de todos los signos, recomiendan a las dirigencias partidarias no ir solas, sostienen que ningún partido político puede por su propio esfuerzo, apelando a su propio caudal electoral, ganar una elección y menos gobernar el país.
Y es probable que tengan algo de razón, al menos en lo que se refiere a la confianza y a la necesidad de sumar voluntades. Lo que no plantean, por compromiso o por comodidad, es que todo esto de la credibilidad y la integración de fuerzas no nace de la mera voluntad de las personas.
¿A qué viene la insistencia de construir una amplia alianza, tanto en la derecha como en la izquierda?
ARENA dibuja en el 2009 un escenario bastante desfavorable para la continuación en el poder. Si no fuera porque se plantea tal posibilidad no insistiría tanto en evitar la división de las derechas que, según sus propios análisis, permitió el triunfo de los Sandinistas en Nicaragua.
Dicen que no fue la izquierda la que ganó, sino la derecha la que perdió… Pero como quiera que se denomine a este desenlace electoral, el resultado es inequívoco: Ortega gobierna y con él una opción partidaria de izquierda… La derecha nicaragüense, la más identificada con ARENA, está ahora en la oposición.
La verdad que la preocupación de ARENA proviene tanto del efecto en la población de sus políticas públicas, después de 18 años en el poder, como también la falta de un liderazgo interno, remozado y vigoroso, que tenga algo diferente que ofrecer a los salvadoreños.
¿Quiénes se han favorecido en todos estos años? ¿Quiénes han sabido aprovechar su cercanía con el gobierno? ¿Quiénes han utilizado el poder del Estado para beneficio propio?
Saca y su gabinete económico aseguran que el país va por la senda correcta porque ha superado la fase de estancamiento que venía observando la economía en años anteriores.
Pero, ¿qué gobiernos y qué partidos han manejado la cosa pública en el pasado? ¿quiénes han sido responsables de este estancamiento de la economía? ¿por qué los que en todo este tiempo no han podido enderezar la nave del Estado ni hacer posible que el crecimiento alcanzado se traduzca en bienestar para la población, ahora van a solucionar los problemas que aquejan a los salvadoreños?
¿Quién tiene entonces un problema de credibilidad? ¿La oposición o los que han gobernado, los que han tenido el sartén por el mango, los que dijeron que cambiarían para mejorar?
Una encuesta de La Prensa Gráfica, hecha pública este día (ayer), advierte que a pesar que un poco más de la mitad de los salvadoreños aprueban la gestión del Presidente Saca, solo un 31% asegura que ha cumplido sus ofertas, 61% dice que el gobierno no ha resuelto los problemas económicos del país y el 57 % piensa que tampoco está resolviendo los problemas de inseguridad.
Esta falta de confianza, que contrasta con la nota de 6.2 que la misma encuesta le otorga al Presidente Saca, es la que en el fondo le preocupa a los estrategas del partido de gobierno.
Es, precisamente, el impacto que están teniendo en las condiciones de vida de la población las políticas públicas lo que los estrategas electorales de ARENA no saben cómo enfrentar.
Más allá de la amenaza que puede o que seguramente representará la oferta de los partidos de oposición, sobre todo si éstos logran construir una amplia alianza electoral como han estado planteando, el riesgo mayor que enfrenta la administración Saca son sus propias políticas y el impacto de éstas en la población.
Aquí ya no se trata de un problema de percepciones, la población expresa y se mueve según como le apriete el zapato. Es esta posibilidad la que no deben desaprovechar los partidos de oposición.
Está bien que busquen generar confianza en el empresariado a fin de garantizar los niveles de inversión privada que el país requiere para seguir creciendo, sobre todo, a ritmos más acelerados.
Pero no deben descuidar la relación con los sectores más vulnerables del país que son los que demandan y necesitan de un nuevo estilo del ejercicio público y de una nueva manera de manejar y administrar el Estado.
La confianza que deben ganar estos partidos es la de la población que se pronuncia en las encuestas de opinión por un cambio de rumbo, la misma que sostiene que el gobierno Saca no está resolviendo los problemas económicos del país y tampoco los problemas generados por la delincuencia y la violencia social.
Después de todo, parafraseando al reconocido cineasta estadounidense, Michael Moore, al momento de las elecciones y en la medida que éstas sean transparentes y confiables, hay una verdad básica que nos debe inspirar esperanza: el voto del presidente de una empresa tiene el mismo valor que el voto del más humilde ciudadano que debe levantarse muy temprano para acudir a las urnas… Y por el tipo de gobierno que hemos tenido en todos estos años son más lo que necesitan un cambio que los que desean que las cosas sigan igual.
Programa Sin Censura
“Mientras vivamos en una democracia, hay una verdad básica que me inspira esperanza: el presidente de Exxon tiene el mismo número de votos que tú y yo: uno. Y nosotros somos más que él…” Michael Moore, Cineasta Estadounidense
El Salvador es un país que vive de la moda. Cada tanto tiempo hay situaciones o hechos de la vida real que adquieren especial relevancia e interés entre los ciudadanos hasta el punto que todos acaban hablando de ellos.
Ocurre con el fútbol, cuando es el año del campeonato mundial que despierta las más enconadas pasiones.
En nuestro país, como en casi todo el planeta, se genera una especie de fiebre por el Mundial. Al lugar donde uno vaya, a la mesa en la que uno se siente a comer, la mayoría sino es que todos algo dirán del Mundial de Fútbol y alguna posición tendrán frente a los equipos que se enfrentan. Lo mismo está ocurriendo ahora con las elecciones.
En este caso, es el turno de las Alianzas. Todos hablan de acercamientos entre partidos, de entendimientos entre dirigentes, de probables pactos de coalición que bien podrían funcionar para las elecciones de alcaldes y diputados, y hasta para las Presidenciales.
A los partidos se les recomienda ser prudentes en sus ofertas y muy juiciosos a la hora de escoger candidatos y fórmulas. Se les dice que deben llevar a un candidato que no asuste, que genere simpatías, pero sobre todo confianza en el electorado, especialmente, entre los empresarios. Los analistas políticos, de todos los signos, recomiendan a las dirigencias partidarias no ir solas, sostienen que ningún partido político puede por su propio esfuerzo, apelando a su propio caudal electoral, ganar una elección y menos gobernar el país.
Y es probable que tengan algo de razón, al menos en lo que se refiere a la confianza y a la necesidad de sumar voluntades. Lo que no plantean, por compromiso o por comodidad, es que todo esto de la credibilidad y la integración de fuerzas no nace de la mera voluntad de las personas.
¿A qué viene la insistencia de construir una amplia alianza, tanto en la derecha como en la izquierda?
ARENA dibuja en el 2009 un escenario bastante desfavorable para la continuación en el poder. Si no fuera porque se plantea tal posibilidad no insistiría tanto en evitar la división de las derechas que, según sus propios análisis, permitió el triunfo de los Sandinistas en Nicaragua.
Dicen que no fue la izquierda la que ganó, sino la derecha la que perdió… Pero como quiera que se denomine a este desenlace electoral, el resultado es inequívoco: Ortega gobierna y con él una opción partidaria de izquierda… La derecha nicaragüense, la más identificada con ARENA, está ahora en la oposición.
La verdad que la preocupación de ARENA proviene tanto del efecto en la población de sus políticas públicas, después de 18 años en el poder, como también la falta de un liderazgo interno, remozado y vigoroso, que tenga algo diferente que ofrecer a los salvadoreños.
¿Quiénes se han favorecido en todos estos años? ¿Quiénes han sabido aprovechar su cercanía con el gobierno? ¿Quiénes han utilizado el poder del Estado para beneficio propio?
Saca y su gabinete económico aseguran que el país va por la senda correcta porque ha superado la fase de estancamiento que venía observando la economía en años anteriores.
Pero, ¿qué gobiernos y qué partidos han manejado la cosa pública en el pasado? ¿quiénes han sido responsables de este estancamiento de la economía? ¿por qué los que en todo este tiempo no han podido enderezar la nave del Estado ni hacer posible que el crecimiento alcanzado se traduzca en bienestar para la población, ahora van a solucionar los problemas que aquejan a los salvadoreños?
¿Quién tiene entonces un problema de credibilidad? ¿La oposición o los que han gobernado, los que han tenido el sartén por el mango, los que dijeron que cambiarían para mejorar?
Una encuesta de La Prensa Gráfica, hecha pública este día (ayer), advierte que a pesar que un poco más de la mitad de los salvadoreños aprueban la gestión del Presidente Saca, solo un 31% asegura que ha cumplido sus ofertas, 61% dice que el gobierno no ha resuelto los problemas económicos del país y el 57 % piensa que tampoco está resolviendo los problemas de inseguridad.
Esta falta de confianza, que contrasta con la nota de 6.2 que la misma encuesta le otorga al Presidente Saca, es la que en el fondo le preocupa a los estrategas del partido de gobierno.
Es, precisamente, el impacto que están teniendo en las condiciones de vida de la población las políticas públicas lo que los estrategas electorales de ARENA no saben cómo enfrentar.
Más allá de la amenaza que puede o que seguramente representará la oferta de los partidos de oposición, sobre todo si éstos logran construir una amplia alianza electoral como han estado planteando, el riesgo mayor que enfrenta la administración Saca son sus propias políticas y el impacto de éstas en la población.
Aquí ya no se trata de un problema de percepciones, la población expresa y se mueve según como le apriete el zapato. Es esta posibilidad la que no deben desaprovechar los partidos de oposición.
Está bien que busquen generar confianza en el empresariado a fin de garantizar los niveles de inversión privada que el país requiere para seguir creciendo, sobre todo, a ritmos más acelerados.
Pero no deben descuidar la relación con los sectores más vulnerables del país que son los que demandan y necesitan de un nuevo estilo del ejercicio público y de una nueva manera de manejar y administrar el Estado.
La confianza que deben ganar estos partidos es la de la población que se pronuncia en las encuestas de opinión por un cambio de rumbo, la misma que sostiene que el gobierno Saca no está resolviendo los problemas económicos del país y tampoco los problemas generados por la delincuencia y la violencia social.
Después de todo, parafraseando al reconocido cineasta estadounidense, Michael Moore, al momento de las elecciones y en la medida que éstas sean transparentes y confiables, hay una verdad básica que nos debe inspirar esperanza: el voto del presidente de una empresa tiene el mismo valor que el voto del más humilde ciudadano que debe levantarse muy temprano para acudir a las urnas… Y por el tipo de gobierno que hemos tenido en todos estos años son más lo que necesitan un cambio que los que desean que las cosas sigan igual.
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