Guatemala, 19 ago (PL) Al cumplirse hoy seis meses del asesinato en Guatemala de tres diputados salvadoreños al Parlamento Centroamericano y su chofer, aún se desconocen los autores intelectuales del múltiple crimen.
El 19 de febrero pasado fueron interceptados y posteriormente ejecutados por sus captores William Pichinte, Eduardo D aubuisson, José Ramón González, y el piloto Gerardo Ramírez, cuando se dirigían a una reunión del foro regional en esta capital.
La noticia provocó una gran tensión en las relaciones de los dos países, la cual pareció ceder un tanto al anunciarse pocos días más tarde la captura de cuatro investigadores de la Policía Nacional Civil (PNC) por la autoría material de los hechos.
Sin embargo, en un incidente aún no aclarado, los cuatro agentes murieron el 25 de febrero en el interior de la cárcel de máxima seguridad de El Boquerón, con lo cual se cortó de manera abrupta el hilo de las investigaciones.
El escándalo fue de tal magnitud que provocó la salida del ministro de Gobernación Carlos Vielmann, del director de la PNC Erwin Sperisen y otros altos funcionarios de esa institución.
Mientras tanto, otros miembros de la PNC fueron vinculados al caso y algunos de ellos detenidos, junto a un grupo de civiles presuntamente miembros de un cartel del narcotráfico ubicado en el fronterizo municipio de Jalpatagua.
Cinco meses después se filtró a la prensa una red de llamadas telefónicas vinculadas con la masacre, lo cual hizo aflorar nuevos personajes en la trama, como el diputado Manuel Castillo, quien mantuvo comunicación con un sujeto identificado como Montaña 3.
Estas evidencias llevaron finalmente a las máximas autoridades guatemaltecas a reconocer que el narcotráfico, y no una confusión, fue la causa del ataque contra los miembros del Parlamento Centroamericano.
Pese a tal certeza, medio año después no se conoce la identidad de quiénes ordenaron la muerte de los cuatro salvadoreños y los policías capturados por el caso.
El 19 de febrero pasado fueron interceptados y posteriormente ejecutados por sus captores William Pichinte, Eduardo D aubuisson, José Ramón González, y el piloto Gerardo Ramírez, cuando se dirigían a una reunión del foro regional en esta capital.
La noticia provocó una gran tensión en las relaciones de los dos países, la cual pareció ceder un tanto al anunciarse pocos días más tarde la captura de cuatro investigadores de la Policía Nacional Civil (PNC) por la autoría material de los hechos.
Sin embargo, en un incidente aún no aclarado, los cuatro agentes murieron el 25 de febrero en el interior de la cárcel de máxima seguridad de El Boquerón, con lo cual se cortó de manera abrupta el hilo de las investigaciones.
El escándalo fue de tal magnitud que provocó la salida del ministro de Gobernación Carlos Vielmann, del director de la PNC Erwin Sperisen y otros altos funcionarios de esa institución.
Mientras tanto, otros miembros de la PNC fueron vinculados al caso y algunos de ellos detenidos, junto a un grupo de civiles presuntamente miembros de un cartel del narcotráfico ubicado en el fronterizo municipio de Jalpatagua.
Cinco meses después se filtró a la prensa una red de llamadas telefónicas vinculadas con la masacre, lo cual hizo aflorar nuevos personajes en la trama, como el diputado Manuel Castillo, quien mantuvo comunicación con un sujeto identificado como Montaña 3.
Estas evidencias llevaron finalmente a las máximas autoridades guatemaltecas a reconocer que el narcotráfico, y no una confusión, fue la causa del ataque contra los miembros del Parlamento Centroamericano.
Pese a tal certeza, medio año después no se conoce la identidad de quiénes ordenaron la muerte de los cuatro salvadoreños y los policías capturados por el caso.
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