Por Magdalena Flores
SAN SALVADOR - "Nuestra economía ha estado adicta a las remesas, cada vez más quiere y requiere una dosis mayor de remisiones para mantener supuestamente una cierta estabilidad económica ", pero como todo adicto, El Salvador, ubicado en América Central, está comenzando en una etapa crucial en la cual la inyección primordial comienza a desvanecerse o a estancarse.
De acuerdo a especialistas en la materia hasta el 2006 el incremento de las remesas marchaba bien. Sin embargo, las constantes políticas anti-imigrantes, las deportaciones y las crisis financiera que afronta Estado Unidos (EE.UU), muestran las primeras luces de una inestabilidad económica, en la que podría entrar EL Salvador sino se hace algo para aprovechar la principal fuente de ingresos, ya que los envíos de los compatriotas en el exterior representan un 17 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) local.
“Nuestra economía ha estado adicta a las remesas. El Salvador no puede vivir normalmente sin ellas, las deportaciones y la crisis de EEUU están haciendo que el crecimiento comience a desacelerarse, los mismos datos del Banco Central de Reserva reflejan que durante los primeros siete meses de este año han crecido 11 puntos menos que el año pasado”. En 2006 los envíos aumentaron 18 por ciento más que el mismo período de enero a julio de 2005, y ahora únicamente ha crecido 7.7 por ciento más de 2006, afirma Juan José García reconocido especialista en remesas y en temas migratorios.
El director del Cetro de Recursos Centroamericanos (CARECEN) y también conocedor de los temas migratorios, Jesús Aguilar, sostiene que “las remesas no son para toda la vida, yo creo que ha llegado a su tope y lo que vamos a empezar a ver es un decrecimiento paulatino”.
Aunque las autoridades estatales sostienen que la reducción en los primeros meses de este año no es alarmante, García considera que los meses más fuertes para la recepción de remesas ya pasaron, por lo que prevé una disminución en la captación de remesas en comparación de otros años.
Históricamente las remesas en un 80 por ciento han sido utilizadas para el consumismo y esto no ha generado mayor crecimiento en la economía, ya que casi todos los productos en el mercado son importados. El país no cuenta con la capacidad productiva para cubrir la demanda de la población, o sea que el dinero de los connacionales, llega a El Salvador y vuelven a salir por la vía del consumo en las importaciones.
Sólo un 9 por ciento se invierte en la educación y salud, y un porcentaje muy insignificante en ahorros e inversión productiva.
Está comprobado que los indocumentados son los que envían más dinero a sus países de orígenes, además que no son los pobres más pobres los que viajan hacia EEUU, sino que son personas que tiene más o menos recursos de dónde poder pagar los 6 mil dólares que los famosos “coyotes” cobran.
A pesar de lo difícil que se ha vuelto ingresar y mantenerse en el país norteamericano, cerca de unos 700 salvadoreños parten diariamente en busca de ese sueño, quien iba a pensar que todos los que algún día deciden dejar a su familia, su hogar y su gente, por no contar con las condiciones adecuadas en su país para sobrevivir dignamente, se han vuelto de un día para otro en el motor su propia economía, sin embargo no hay mayor protección para ellos pues hasta principios de agosto cerca de 12 mil 445 salvadoreños han sido deportados.
La situación económica es la principal causa por la que los salvadoreños emigran, empleados y no empleados emprenden ese viaje. Datos oficiales sostiene que la tasa de personas empleadas supera el 90 por ciento, no obstante ocultan que de ese total un porcentaje mayor al 50 por ciento esta en el sector del empleo informal, con ingresos abajo del salario mínimo, sin ningún tipo de prestación y seguro social.
Un ojo puesto en Europa
“La situación se está poniendo difícil y aunque la migración y el envío de remesas no va desaparece de un día para otro, el Estado tiene que preocuparse más por generar sus propias fuentes de producción y no depender mayoritariamente de las remesas”. También Aguilar sostiene que en la medida que sea imposible cruzar la frontera o encontrar un trabajo en EEUU, la migración podría moverse hacia Europa.
“Puede ser que Europa se convierta en un lugar de destino para muchos emigrantes si las constantes redadas y deportaciones continúan, pero los flujos de remesas que se envían de EEUU no van a tener comparación, estamos hablando de la economía más grande del mundo”, sostiene García.
Asimismo señala “que la crisis de 1930 sería un juego de niños si simulamos y quitamos las remesas de nuestra economía, el país no daría realmente los elementos locales para mantener los niveles de consumo. Pero todavía tenemos tiempo para enderezar esto, lo que pasa es ya no tenemos tanto tiempo como después de los Acuerdos de Paz en 1992”.
El peso de las remesas en los países Centroamericanos oscila entre el 10 y el 16 por ciento del PIB, pero en términos monetarios El Salvador y Guatemala son los que tienen mayores montos seguido por Honduras y Nicaragua, Costa Rica no tiene una tradición en EEUU por lo tanto las remesas llegan a unos 250 millones de dólares al año.
El Salvador sería el más afectado si la disminución o estancamiento se diera, ya que la principal fuente ingresos son las remesas, sólo en el 2006 el país registro 3 mil 315 millones de dólares sobre las exportaciones que sumaron 3 mil 513 millones de dólares.
SAN SALVADOR - "Nuestra economía ha estado adicta a las remesas, cada vez más quiere y requiere una dosis mayor de remisiones para mantener supuestamente una cierta estabilidad económica ", pero como todo adicto, El Salvador, ubicado en América Central, está comenzando en una etapa crucial en la cual la inyección primordial comienza a desvanecerse o a estancarse.
De acuerdo a especialistas en la materia hasta el 2006 el incremento de las remesas marchaba bien. Sin embargo, las constantes políticas anti-imigrantes, las deportaciones y las crisis financiera que afronta Estado Unidos (EE.UU), muestran las primeras luces de una inestabilidad económica, en la que podría entrar EL Salvador sino se hace algo para aprovechar la principal fuente de ingresos, ya que los envíos de los compatriotas en el exterior representan un 17 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) local.
“Nuestra economía ha estado adicta a las remesas. El Salvador no puede vivir normalmente sin ellas, las deportaciones y la crisis de EEUU están haciendo que el crecimiento comience a desacelerarse, los mismos datos del Banco Central de Reserva reflejan que durante los primeros siete meses de este año han crecido 11 puntos menos que el año pasado”. En 2006 los envíos aumentaron 18 por ciento más que el mismo período de enero a julio de 2005, y ahora únicamente ha crecido 7.7 por ciento más de 2006, afirma Juan José García reconocido especialista en remesas y en temas migratorios.
El director del Cetro de Recursos Centroamericanos (CARECEN) y también conocedor de los temas migratorios, Jesús Aguilar, sostiene que “las remesas no son para toda la vida, yo creo que ha llegado a su tope y lo que vamos a empezar a ver es un decrecimiento paulatino”.
Aunque las autoridades estatales sostienen que la reducción en los primeros meses de este año no es alarmante, García considera que los meses más fuertes para la recepción de remesas ya pasaron, por lo que prevé una disminución en la captación de remesas en comparación de otros años.
Históricamente las remesas en un 80 por ciento han sido utilizadas para el consumismo y esto no ha generado mayor crecimiento en la economía, ya que casi todos los productos en el mercado son importados. El país no cuenta con la capacidad productiva para cubrir la demanda de la población, o sea que el dinero de los connacionales, llega a El Salvador y vuelven a salir por la vía del consumo en las importaciones.
Sólo un 9 por ciento se invierte en la educación y salud, y un porcentaje muy insignificante en ahorros e inversión productiva.
Está comprobado que los indocumentados son los que envían más dinero a sus países de orígenes, además que no son los pobres más pobres los que viajan hacia EEUU, sino que son personas que tiene más o menos recursos de dónde poder pagar los 6 mil dólares que los famosos “coyotes” cobran.
A pesar de lo difícil que se ha vuelto ingresar y mantenerse en el país norteamericano, cerca de unos 700 salvadoreños parten diariamente en busca de ese sueño, quien iba a pensar que todos los que algún día deciden dejar a su familia, su hogar y su gente, por no contar con las condiciones adecuadas en su país para sobrevivir dignamente, se han vuelto de un día para otro en el motor su propia economía, sin embargo no hay mayor protección para ellos pues hasta principios de agosto cerca de 12 mil 445 salvadoreños han sido deportados.
La situación económica es la principal causa por la que los salvadoreños emigran, empleados y no empleados emprenden ese viaje. Datos oficiales sostiene que la tasa de personas empleadas supera el 90 por ciento, no obstante ocultan que de ese total un porcentaje mayor al 50 por ciento esta en el sector del empleo informal, con ingresos abajo del salario mínimo, sin ningún tipo de prestación y seguro social.
Un ojo puesto en Europa
“La situación se está poniendo difícil y aunque la migración y el envío de remesas no va desaparece de un día para otro, el Estado tiene que preocuparse más por generar sus propias fuentes de producción y no depender mayoritariamente de las remesas”. También Aguilar sostiene que en la medida que sea imposible cruzar la frontera o encontrar un trabajo en EEUU, la migración podría moverse hacia Europa.
“Puede ser que Europa se convierta en un lugar de destino para muchos emigrantes si las constantes redadas y deportaciones continúan, pero los flujos de remesas que se envían de EEUU no van a tener comparación, estamos hablando de la economía más grande del mundo”, sostiene García.
Asimismo señala “que la crisis de 1930 sería un juego de niños si simulamos y quitamos las remesas de nuestra economía, el país no daría realmente los elementos locales para mantener los niveles de consumo. Pero todavía tenemos tiempo para enderezar esto, lo que pasa es ya no tenemos tanto tiempo como después de los Acuerdos de Paz en 1992”.
El peso de las remesas en los países Centroamericanos oscila entre el 10 y el 16 por ciento del PIB, pero en términos monetarios El Salvador y Guatemala son los que tienen mayores montos seguido por Honduras y Nicaragua, Costa Rica no tiene una tradición en EEUU por lo tanto las remesas llegan a unos 250 millones de dólares al año.
El Salvador sería el más afectado si la disminución o estancamiento se diera, ya que la principal fuente ingresos son las remesas, sólo en el 2006 el país registro 3 mil 315 millones de dólares sobre las exportaciones que sumaron 3 mil 513 millones de dólares.
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