Agencias
Las posibilidades de reelección del presidente Luiz Inácio Lula da Silva en la primera vuelta de las elecciones generales de Brasil se desvanecieron, al quedar por debajo del 49%.
Después de haber estado a menos de medio punto de la preceptiva mitad más uno de los votos válidos , con el 97,02 por ciento del censo escrutado, Lula había retrocedido a 48,91 por ciento, lo que equivale a algo más de 45 millones de votos.
Su principal oponente, el socialdemócrata Geraldo Alckmin, alcanza el 41,30%, correspondientes a 38,2 millones de votos válidos, según datos oficiales del Tribunal Superior Electoral.
El escrutinio parcial da a la izquierdista Heloisa Helena Lima el 6,85%, y al ex ministro de Educación Cristovam Buarque el 2,68%.
Ambos son disidentes del Partido de los Trabajadores (PT), de Lula.
Los otros cuatro candidatos suman apenas un 0,27% de los votos válidos.
Para elegir presidente, será necesario celebrar una segunda vuelta el domingo 29 de octubre, que será disputada por Lula y Alckmin.
El presidente del Tribunal Superior Electoral (TSE), Marco Aurelio Mello, declaró a periodistas en Brasilia que las elecciones transcurrieron con normalidad.
Descenso de la popularidad de Lula
La campaña electoral sufrió un vuelco dramático en las últimas semanas cuando militantes del gobernante Partido de los Trabajadores (PT) fueron apresados acusados de comprar documentos para intentar vincular al Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB) de Alckmin con actos de corrupción.
Las detenciones acortaron la ventaja de Lula en los sondeos en la última semana de la campaña, y alejaron al mandatario de 60 años de cumplir el objetivo de lograr su reelección directa gracias al apoyo que ganó entre las capas más pobres de la población.
En sectores de ingresos más altos, sin embargo, expresaron su desilusión con el presidente debido a las denuncias contra su partido. "Yo lo voté. Y realmente fue una decepción", dijo Regina Guimaraes tras votar en un colegio del elegante barrio de Morumbi, en Sao Paulo.
El caldeado ambiente político en el país no alteró sin embargo la rutina del domingo de gran parte de la población y en ciudades del litoral muchos aprovecharon un día caluroso para ir a la playa.
En Río de Janeiro, las espesas nubes no impidieron las comunes caminatas o la práctica de deportes junto al mar; y en Brasilia, la capital, los espaciosos parques se vieron abarrotados de familias y ciclistas en un día soleado con alta temperatura.
En algunos centros de votación se observó un minuto de silencio en homenaje a las víctimas de un accidente aéreo ocurrido el viernes, cuando un avión de la aerolínea local Gol (GOLL4.SA: Cotización) cayó en una región remota de la selva amazónica, matando a las 155 personas que estaban a bordo.
Lula, un ex obrero metalúrgico que conquistó a los mercados con su adhesión al libre mercado, parte como favorito para ganar su reelección en la segunda vuelta, según sondeos.
Sin embargo, los analistas políticos anticipan una campaña virulenta.
"Lula continúa favorito para la reelección, pero se llegará a la segunda vuelta con un clima muy polarizado, dividido. En ese clima de disputa vamos a tener un mes de campaña muy violenta de parte a parte, muy agresiva", dijo Merval Pereira, columnista político del diario O Globo.
David Fleischer, politólogo de la Universidad de Brasilia, coincidió: "La segunda vuelta no va a ser muy civilizada" y pronosticó "mucho barro, muchas acusaciones" para la campaña.
Las elecciones brasileñas provocan una gran expectativa en América del Sur, donde varios presidentes de países de la región, como el argentino Néstor Kirchner, el venezolano Hugo Chávez, y el peruano Alan García, expresaron su apoyo a la reelección de Lula.
Estados clave en manos de oposicion
Los brasileños votaron en calma en las elecciones del domingo, en las que también se definió una nueva configuración para el Congreso, donde se renovaron todas las 513 bancas de la Cámara de Diputados y 27 de las 81 del Senado. También se votó para elegir 27 gobernadores y 1.059 legisladores estatales.
Según datos oficiales, el PSDB se quedó con las gobernaciones de los dos principales estados del país según el tamaño de su economía y población: Sao Paulo y Minas Gerais. Pero, el PT dio una sorpresa al vencer en las elecciones para gobernador del populoso estado de Bahia.
En otros estados relevantes, como Río de Janeiro y Río Grande do Sul, una segunda vuelta será necesaria para definir las gobernaciones.
El sufragio en Brasil es obligatorio para los ciudadanos de entre 18 y 70 años, y casi 126 millones de personas estaban habilitadas para votar en una jornada en la que en las calles se hablaba más del accidente aéreo que de los comicios.
El presidente votó junto a su esposa Marisa en el distrito industrial de Sao Bernardo do Campo, en la periferia de Sao Paulo. Luego volvió a Brasilia, desde donde acompañó el escrutinio desde la residencia presidencial de la Alvorada.
Alckmin votó en una barrio rico de la capital paulista.
Las posibilidades de reelección del presidente Luiz Inácio Lula da Silva en la primera vuelta de las elecciones generales de Brasil se desvanecieron, al quedar por debajo del 49%.
Después de haber estado a menos de medio punto de la preceptiva mitad más uno de los votos válidos , con el 97,02 por ciento del censo escrutado, Lula había retrocedido a 48,91 por ciento, lo que equivale a algo más de 45 millones de votos.
Su principal oponente, el socialdemócrata Geraldo Alckmin, alcanza el 41,30%, correspondientes a 38,2 millones de votos válidos, según datos oficiales del Tribunal Superior Electoral.
El escrutinio parcial da a la izquierdista Heloisa Helena Lima el 6,85%, y al ex ministro de Educación Cristovam Buarque el 2,68%.
Ambos son disidentes del Partido de los Trabajadores (PT), de Lula.
Los otros cuatro candidatos suman apenas un 0,27% de los votos válidos.
Para elegir presidente, será necesario celebrar una segunda vuelta el domingo 29 de octubre, que será disputada por Lula y Alckmin.
El presidente del Tribunal Superior Electoral (TSE), Marco Aurelio Mello, declaró a periodistas en Brasilia que las elecciones transcurrieron con normalidad.
Descenso de la popularidad de Lula
La campaña electoral sufrió un vuelco dramático en las últimas semanas cuando militantes del gobernante Partido de los Trabajadores (PT) fueron apresados acusados de comprar documentos para intentar vincular al Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB) de Alckmin con actos de corrupción.
Las detenciones acortaron la ventaja de Lula en los sondeos en la última semana de la campaña, y alejaron al mandatario de 60 años de cumplir el objetivo de lograr su reelección directa gracias al apoyo que ganó entre las capas más pobres de la población.
En sectores de ingresos más altos, sin embargo, expresaron su desilusión con el presidente debido a las denuncias contra su partido. "Yo lo voté. Y realmente fue una decepción", dijo Regina Guimaraes tras votar en un colegio del elegante barrio de Morumbi, en Sao Paulo.
El caldeado ambiente político en el país no alteró sin embargo la rutina del domingo de gran parte de la población y en ciudades del litoral muchos aprovecharon un día caluroso para ir a la playa.
En Río de Janeiro, las espesas nubes no impidieron las comunes caminatas o la práctica de deportes junto al mar; y en Brasilia, la capital, los espaciosos parques se vieron abarrotados de familias y ciclistas en un día soleado con alta temperatura.
En algunos centros de votación se observó un minuto de silencio en homenaje a las víctimas de un accidente aéreo ocurrido el viernes, cuando un avión de la aerolínea local Gol (GOLL4.SA: Cotización) cayó en una región remota de la selva amazónica, matando a las 155 personas que estaban a bordo.
Lula, un ex obrero metalúrgico que conquistó a los mercados con su adhesión al libre mercado, parte como favorito para ganar su reelección en la segunda vuelta, según sondeos.
Sin embargo, los analistas políticos anticipan una campaña virulenta.
"Lula continúa favorito para la reelección, pero se llegará a la segunda vuelta con un clima muy polarizado, dividido. En ese clima de disputa vamos a tener un mes de campaña muy violenta de parte a parte, muy agresiva", dijo Merval Pereira, columnista político del diario O Globo.
David Fleischer, politólogo de la Universidad de Brasilia, coincidió: "La segunda vuelta no va a ser muy civilizada" y pronosticó "mucho barro, muchas acusaciones" para la campaña.
Las elecciones brasileñas provocan una gran expectativa en América del Sur, donde varios presidentes de países de la región, como el argentino Néstor Kirchner, el venezolano Hugo Chávez, y el peruano Alan García, expresaron su apoyo a la reelección de Lula.
Estados clave en manos de oposicion
Los brasileños votaron en calma en las elecciones del domingo, en las que también se definió una nueva configuración para el Congreso, donde se renovaron todas las 513 bancas de la Cámara de Diputados y 27 de las 81 del Senado. También se votó para elegir 27 gobernadores y 1.059 legisladores estatales.
Según datos oficiales, el PSDB se quedó con las gobernaciones de los dos principales estados del país según el tamaño de su economía y población: Sao Paulo y Minas Gerais. Pero, el PT dio una sorpresa al vencer en las elecciones para gobernador del populoso estado de Bahia.
En otros estados relevantes, como Río de Janeiro y Río Grande do Sul, una segunda vuelta será necesaria para definir las gobernaciones.
El sufragio en Brasil es obligatorio para los ciudadanos de entre 18 y 70 años, y casi 126 millones de personas estaban habilitadas para votar en una jornada en la que en las calles se hablaba más del accidente aéreo que de los comicios.
El presidente votó junto a su esposa Marisa en el distrito industrial de Sao Bernardo do Campo, en la periferia de Sao Paulo. Luego volvió a Brasilia, desde donde acompañó el escrutinio desde la residencia presidencial de la Alvorada.
Alckmin votó en una barrio rico de la capital paulista.
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