miércoles, octubre 11, 2006

Seguridad: el delito que se evita

Licda. Norma Guevara

Sólo si los delitos dejan de cometerse en contra de la gente hay seguridad; pero ese es el ideal, lo que mueve a muchos a buscar como dice Monseñor Rosa Chávez, que el gigante despierte, el pueblo pues, que haga un esfuerzo de analizar objetivamente lo que nos está pasando en nuestra querida patria; el porqué ocurre que 12 vidas se pierdan cada día, centenares o miles sean víctimas de extorsión, de robos y de violencia; entendiendo las características del mal que padecemos y de su origen, hora es de buscar una estrategia efectiva de seguridad y es lo que propuso el Coordinador General del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional el 7 de Octubre en el Estadio Cuscatlán repleto de militantes y amigos del FMLN.

A esta importante preocupación del pueblo dedicó el FMLN la celebración de su 26 aniversario de fundación, al unísono dirección y militancia, acompañados por invitados especiales haciendo la ola roja en el coloso de Monserrat enviaron un mensaje a la nación: Luchemos por la paz, la seguridad y la justicia social, y es que la razón de ser de un partido como el FMLN es estar con el pueblo, sentir sus esperanzas y luchar por hacerlas realidad.

Ni una víctima más, basta ya, encendamos la luz de la esperanza y recuperemos la alegría de vivir, hagamos que el espacio mental y físico que ocupa la inseguridad se transforme en energía para cambiar la realidad. La jornada fue acompañada por músicos y cantores del pueblo salvadoreño y latinoamericano; contó con un precioso mensaje de Monseñor Gregorio Rosa Chávez y de dirigentes de organizaciones sociales para dejar sin lugar a dudas la certeza de que el FMLN está porque NO HAYA VÍCTIMAS, por una seguridad real para la gente.

Medardo González planteo que debe desecharse desde el gobierno las estrategias de «seguridad nacional» que conducen al autoritarismo; que debe repensarse la institucionalidad en materia de seguridad evitando conflictos entre la sociedad y las entidades que deben garantizarla; debe desecharse la distorsionada relación que el gobierno hace entre protesta social y delito; y que debe asegurarse desde los gobiernos municipales una política activa de prevención del delito y de estimulo a la solidaridad y convivencia armoniosa en la familia para lo cual se requiere colaboración y articulación de esfuerzos.

La propuesta supone que la sociedad discuta, convenga enfoques y acciones que devuelvan la tranquilidad. Es más caro en vidas, en recursos públicos, en patrimonio perdido o invertido en seguridad privada por la población y las empresas que lo que deba hacerse por un enfoque integral de seguridad. Es necesario reorientar las instituciones de justicia, fiscalía, la PNC, la Academia de Seguridad y sobre todo de una política social que resuelva los problemas de exclusión social, de desinte-gración familiar y pobreza.

A los gobiernos municipales en este enfoque les compete un importante papel de estimulo de la convivencia, la solidaridad, la tranquilidad y de la participación ciudadana en las acciones para libramos de esta epidemia de violencia.

Desde las alcaldías es posible, impulsar programas orientados hacia la juventud, a las mujeres y la niñez que están siendo víctimas del flagelo de la violencia y delincuencia; impulsar practicas deportivas y la recreación sana, se puede y se debe demandar recursos que garanticen becas masivas, empleos para vencer con acciones positivas la seducción que el crimen organizado ejerce sobre la gente sembrando de desesperanza, y temor a la población.

Las políticas que desde los gobiernos areneros se impulsaron poniendo énfasis en la dureza de leyes y de represión social son ineficaces, eso está a la vista y ante tan cruel constatación es necesario actuar, es necesario concertar y modificar los enfoques errados, esto es lo que está a la orden del día y así es percibido desde distintas ópticas como ha quedado evidenciado en el llamado de la Iglesia Católica, de otras iglesias, de la empresa privada y hasta de algunas esferas del gobierno.

Oportuno es pues, que de espectador dormido y víctima pasemos a fortalecer caminos que nos lleven a la paz como resultado de la seguridad y la justicia social.

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