domingo, julio 02, 2006

Elecciones, más allá de las apariencias: Cambio o continuidad

Alejandro Villamar

En un artículo reciente difundido por ALAI(1) “México. La contienda electoral”, el autor se pregunta y se responde sobre una supuesta ausencia de las posturas políticas de los tres principales candidatos a presidente de México, sobre la globalización y el nuevo mapa político latinoamericano.

Sin embargo, una lectura y análisis cuidadoso muestra que detrás de la “guerra de lodo” entre los candidatos, que los media reproducen, amplifican y reciclan, las posturas existen, pero se le ha escamoteado a la opinión pública los razonamientos, las propuestas y compromisos políticos sobre estos importantes temas de los tres principales candidatos: Andrés Manuel López Obrador (PRD), Felipe Calderón Hinojosa (PAN) e incluso en Roberto Madrazo Pintado(PRI) quienes los han planteado con diferente acento, prioridad y detalle.


Dos fuentes directas de lo que proponen y se comprometen públicamente los candidatos, están disponibles en la red:

(1) Las Plataformas Electorales 2006 registradas ante el Instituto Federal Electoral (IFE)(2) y

(2) Las declaraciones y discursos en reuniones con distintos sectores sociales contenidas en las páginas electrónicas de los candidatos(3).

Así, sobre el tema de la globalización, existe una divergencia profunda de concepción y enfoque. Mientras AMLO (PRD) pone el acento en la naturaleza política del fenómeno y propone “Una Globalidad Alternativa”(4), FCH (PAN) y RMP (PRI)acentúan su naturaleza económica y propone, el primero “aprovechar sus ventajas”, mientras el ultimo se propone darle “rostro humano”

Aún más, AMLO propone para una “globalidad alternativa”, entre otros: “275. Regular los procesos de la globalización de manera que esta sea integradora, equitativa, incluyente y democrática, así como solidaria y edificadora de una paz duradera entre todos los pueblos.” En tanto que para la dimensión financiera alternativa detalla: “279. Promover la regulación internacional de los flujos mundiales de capital mediante el establecimiento de un gravamen sobre las transacciones financieras (impuesto Tobin) y el establecimiento de reglas internacionales de comercio que compensen las disparidades entre naciones.”

Y sobre los instrumentos económicos de la globalización dominante: “280. Evaluar y complementar los tratados de libre comercio vigentes, bajo los siguientes principios: equidad de condiciones en las relaciones económicas; creación de fondos compensatorios de desarrollo regional; libre circulación de la fuerza laboral; igualdad de derechos laborales, sociales y políticos para los migrantes; protección del empleo; respeto a las diferencias culturales; y corresponsabilidad ambiental.”

FCH, en su Plataforma no lo cita directamente, pero en los documentos específicos de política exterior sintetiza: “...debemos construir un sistema internacional mucho más humano, en donde la globalización que privilegia a los entes económicos pueda evolucionar hacia la mundialización, la cual reconoce las virtudes de la globalización pero que centra su acción en la persona, defiende sus derechos humanos, promueve sus libertades y favorece el desarrollo sustentable.(De aquí en adelante negritas de A.V.)(5)

El candidato del partido que dominó 70 años el poder declara: “decimos que la internacionalización del globo debe ser una buena oportunidad para cooperar y combatir desigualdades. Decir que la globalización es una buena oportunidad para superar las asimetrías que dividen a los pueblos, porque las desigualdades, son las verdaderas fronteras.”

Bien, pero más allá de la retórica de campaña ¿de que manera se traduce esas posturas sobre la “globalidad” en las propuestas programáticas y específicas de las relaciones regionales e internacionales?

Tres espacios manejan los principales candidatos: las relaciones con los EU, con América Latina y el Caribe, y con el resto de espacios internacionales.

La razón central de este enfoque es obvia. Casi todo mundo sabe que la firma del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN o NAFTA por las siglas en inglés) fue un cambio un radical en la tradicional política exterior mexicana; específicamente un giro de 180 grados en la orientación político económica que el régimen PRIísta firmó y avaló desde su vertiente más derechista, neoliberal, y con el apoyo del partido conservador del PAN.

A partir de ahí la oligarquía político-empresarial y trasnacional, impulsaron una desenfrenada carrera (de competencia con las elites chilenas) para firmar TLCés con 22 países o regiones, entre las que destacan por su peso económico la Unión Europea y Japón.

El resultado obvio es que hoy México, política y comercialmente, se ha integrado de manera subordinada a los EU y Canadá (86% del comercio total). Ese comercio con la UE es de apenas de 6%, AL &C 4% y otro 4% con el resto del mundo. Sin embargo, en la dimensión financiera basta indicar que 93% del total de los activos bancarios están en manos del capital extranjero (60% europeo).

Bajo esta dura realidad, después de América del Norte, las relaciones con el resto del hemisferio y del mundo entrañan un reto de carácter esencialmente político, en el cual hay que situar la naturaleza de las propuestas de los candidatos.

Así, en tanto el candidato de la derecha (FCH) propone dar continuidad, con matices, a la política inercial de integración subordinada de la última docena, el candidato del PRI se inclina por recuperar la retórica política nacionalista, pero bajo contenido similar al de la derecha, y AMLO es el único que ha propuesto un giro político geoestratégico y de contenidos. Veamos con detalle:

Específicamente, FCH propone en su Plataforma las prioridades de esas relaciones : Alianzas estratégicas para la prosperidad. 385. Construiremos una región más próspera y segura en América del Norte, priorizando nuestras relaciones con los Estados Unidos y con Canadá, en particular para promover esquemas de cooperación regional para la construcción de infraestructura. 386. Apoyaremos la creación de grupos de trabajo con Estados Unidos y Canadá con objetivos concretos en los temas de interés, y acercaremos a nuestras sociedades en el impulso de una mayor asociación. Mantendremos la Alianza México-Canadá y la Alianza para la Prosperidad con Estados Unidos como caminos de mayor vinculación con estos países. 387. Insistiremos en una solución permanente al tema migratorio, … bajo un principio de responsabilidad compartida…incluyendo una mayor vinculación con nuestros vecinos centroamericanos.”

Y sobre la retórica de “Nuestra vocación latinoamericana”. “384. Impulsaremos relaciones especiales con las naciones de Latinoamérica. Nuestros embajadores y diplomáticos en esta región impulsarán iniciativas que privilegien la creación de una auténtica comunidad entre nuestras sociedades, con un énfasis en la integración humana, política y comercial. 390. Vamos a impulsar una alianza estratégica con América Central, con una segunda etapa del Plan Puebla Panamá que incluya mecanismos de proyectos comunes para el desarrollo económico y social de la región, y para resolver conjuntamente retos como el de la migración y la seguridad regional. Acrecentaremos nuestro liderazgo en el Caribe, buscando incluir en los beneficios del Plan Puebla Panamá a nuestros socios más importantes de esta región.

Y aún más, en sus Acciones de los primeros 100 días reconfirma: “95. Reanudar las discusiones en torno a la construcción de una Comunidad de América del Norte. Se diseñará la estrategia para iniciar las discusiones encaminadas a institucionalizar la Alianza para la Seguridad y Prosperidad en América del Norte (ASPAN)(6) mediante: a) La reactivación de las reuniones de planeación política y prospectiva entre las cancillerías de Canadá, México y Estados Unidos. b) El establecimiento de una Cumbre Norteamericana anual.y c) La concreción de los procesos de facilitación turística y documentación aeroportuaria en los tres países.” Hacia el Sur propone “97. .. con América Central. …se convocará a una reunión de presidentes centroamericanos para relanzar el Plan Puebla Panamá ...” Y 98. Reactivación de dialogo México-ABC (Argentina, Brasil, Chile). Se propondrá a las cancillerías argentina, brasileña y chilena la instrumentación de un mecanismo cuatripartito de diálogo político para profundizar y ampliar las relaciones entre México y Sudamérica. Por su parte el candidato Priísta escuetamente indica: “731. Convenir con los Estados Unidos una agenda de política exterior y de seguridad regional donde, de modo gradual y con el consenso de ambas naciones, se determinen los temas de mutuo interés y se articule la actuación de ambos países.”

Y “727. Impulsar una decidida y comprometida participación de México en organismos internacionales. Reconocer la importancia de América Latina será indispensable para reconquistar el prestigio de nuestra diplomacia y política exterior, y recuperar el papel activo que corresponde a nuestra tradicional respetabilidad de la región.” En contraste, AMLO propone: “Relaciones Equilibradas con Norteamérica. 294. Revisar el capítulo agropecuario del TLCAN e instrumentar programas que atiendan los problemas del campo e impulsen el desarrollo regional. 295. Extender las actividades del Banco de América del Norte para que provea los fondos compensatorios necesarios para las regiones del país afectadas por el tratado; 296. Establecer un acuerdo migratorio con el gobierno de los Estados Unidos que reconozca los aspectos positivos de la migración. Promover la amnistía legalización y documentación de todos los inmigrantes mexicanos.

“298. Replantear la Alianza para la Seguridad y la Prosperidad de América del Norte (ASPAN) en términos de la defensa de la soberanía e intereses del Estado Mexicano y no de una subordinación a la política de seguridad nacional estadounidense. La cooperación intergubernamental en asuntos judiciales debe profundizarse.

Hacia: “Mesoamérica y la Comunidad Latinoamericana de Naciones. 285. Terminar con la política de olvido y discriminación con los pueblos mesoamericanos, sancionar el maltrato de las autoridades nacionales hacia los emigrantes centroamericanos y caribeños, así como garantizar el estricto respeto de todos sus derechos humanos.

Ampliando en el numeral 290: “Promover activamente un proyecto para erigir la Comunidad Latinoamericana de Naciones como instrumento regional de integración para el desarrollo económico, social y sustentable, y a favor de la interdependencia simétrica, el intercambio cultural, la concertación política y la negociación regional e internacional.”

Las posturas de los tres principales candidatos presidenciales de México, no son únicamente formulaciones de campaña electoral, sino también compromisos asumidos con diferentes actores internos y externos.

En el caso de FCH reflejan las exigencias de grupos empresariales trasnacionalizados como “Hombres de Negocios” y la organización patronal COPARMEX. En contraste las propuestas de AMLO reflejan las exigencias y demandas de las organizaciones campesinas y sindicales democráticas, así como de ciertos sectores empresariales.

Aún más, los equipos de los dos candidatos punteros en las encuestas (AMLO y FCH) han sostenido reuniones de intercambio, discusión o apoyo público (o discreto) a sus posturas y propuestas internacionales con importantes fuerzas políticas externas. El equipo de FCH no sólo tiene asesores estadounidenses y españoles demócrata-cristianos, sino el PP y las fundaciones españolas de derecha apoyan sus relaciones dentro de la internacional demócrata cristiana, e incluso el expresidente Aznar torpemente se ha manifestado públicamente a favor de FCH.

En el otro polo el equipo de AMLO ha organizado eventos de análisis de la política exterior con fuerzas socialdemócratas internacionales. No únicamente porque el PRD sea miembro (junto con el PRI) de la internacional socialdemócrata, sino en la perspectiva y alta probabilidad de triunfo de AMLO, empezar a reconstruir los puentes rotos con gobiernos sudamericanos. Así, el argentino “Chacho” Alvarez, presidente de MERCOSUR y el principal asesor en política externa del Presidente Lula, entre otros, han participado en México en estos seminarios de “México como actor del espacio Internacional”.

Finalmente, como se podrá apreciar, existen posturas antagónicas sobre la cual debería ser la política exterior para el periodo presidencial 2006-2012. Y contrario a lo que algunos han caracterizado como una elección “entre el mal mayor y el mal menor”, lo que está en juego en México es la disyuntiva entre una continuidad que sólo profundizaría la perdida de independencia de México, en un camino sin retorno hacia el Sur, o un cambio “nada menor” de detener la perdida de Nación Soberana, y para alcanzar ese mismo objetivo de soberanía se requiere reconstruir la alianza política con las Naciones de América Latina y el Caribe 25/06/2006

- Dr. Alejandro Villamar, Miembro de RMALC (Red Mexicana de Acción frente al Libre Comercio). Opinión personal.

Notas:

(1) Véase: http://alainet.org/active/11939〈=es
ALAI, América Latina en Movimiento 2006-06-21

(2)
http://www.ife.org.mx/portal/site/ife/menuitem.b87f76473409cdb69f42e009100000f7/
iconos de Plataformas Electorales.
(3) AMLO: http://www.amlo.org.mx ; FCH: http://www.felipe.org.mx RMP: http://www.mexicoconmadrazo.org.mx/

(4) Numeral 238 de la Plataforma Electoral.

(5) La Plataforma Electoral no hace referencia pero en sus cuadernos temáticos de campaña, el #4 sobre política exterior contiene varias referencias, Véase:
http://www.felipe.org.mx/fc/html/files/propext.zip


(6) ASPAN es una nueva generación de TLC suscrita en mayo de 2005 en Waco, Texas, por los presidentes G.W.Bush, V.Fox, y el Primer Ministro de Canadá. Es un proyecto oligarquico-trasnacional y militar cuya agenda e instrumentación es diseñado por las empresas trasnacionales y el complejo militar estadounidense y adoptado e instrumentado por los tres gobiernos, sin pasar por la ratificación de Congresos, ni Parlamento, ni mucho menos el referéndum o la consulta a la sociedad. Para más detalle véase documentos en la página:
http://www.rmalc.org.mx

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