CONCEJO PARROQUIAL, PARROQUIA REINA DE LA PAZ, SAN BARTOLO. ILOPANGO, SAN SALVADOR.
El hecho, allanamiento, ocurrió con los siguientes precedentes: se dio el asesinato de cuatro jóvenes que al parecer dos de ellos pertenecían a la Mara 18, en la Colonia Cimas II de San Bartolo, el día lunes 10 de julio aproximadamente a las 9 de la noche, en una parada de buses mientras se refugiaban de una fuerte tormenta.
El día martes II de julio a las 5:00 pm., se presentó a la oficina parroquial el responsable de la capilla de la colonia Cimas 1 para informar al fraile párroco que familiares de los asesinados solicitaban la capilla para velarlos allí. Los religiosos y religiosas se hicieron presentes en la capilla solicitada, conversaron con los presentes, para llegar a un común acuerdo. Se pidió mantener el respeto y orden que el lugar amerita: nada desordenes, de armas, alcohol y drogas. Se les informó que la Subdelegación de la Policía Nacional Civil de Ilopango debía tener conocimiento de la actividad que se iba a realizar en nuestra capilla con el objetivo de obtener protección ante cualquier provocación que pudiera venir del entorno. Esto fue bien visto por los que asistirían a la vela e igualmente por los agentes de la PNC los cuales enviaron cuatro agentes a custodiar en las afueras del lugar.
A las 9:30 pm. el párroco y los religiosos realizaron un responso por los fallecidos, y continuaron acompañando el velorio hasta las 11:30 pm. A esa hora se retiran, quedándose en el lugar la religiosa que acompaña la pastoral de la colonia. A la 1:00 de la madrugada la religiosa se retiro del lugar. Hasta ese momento el ambiente que se había vivido durante el desarrollo de la velación era de mucho respeto tal como se había acordado.
Según lo referido por las personas que se encontraban en el lugar, aproximadamente a la 1:30 am, miembros de la Policía Nacional Civil específicamente del Grupo de Reacción Policial, ingresaron a las instalaciones en forma sorpresiva y violenta con gorros pasamontañas y armas (de alto calibre) intimidando a los presentes; separando a las mujeres( incluso mayores) para el registro y ordenando a los hombres que se trasladaran a un sector del templo en donde les registraron a tal punto de dejarlos solo con la ropa interior, maltratándolos verbal y físicamente.
Mientras tanto otros agentes abrieron y registraron los ataúdes sin tener el mínimo respeto; luego procedieron a la detención de los jóvenes (varios menores) en forma masiva, argumentando que esto sería de forma “preventiva” y luego de tres horas, los regresarían. Quedando como resultado de estas acciones un ambiente desolador y miedo para la comunidad allí reunida.
En horas de la mañana (aprox. 5:00 am.) se les dio aviso a los religiosos de la parroquia, los que se hicieron presentes inmediatamente, encontrando en el lugar familiares angustiados por lo sucedido. En respuesta a ello tres religiosos junto con algunos familiares de los fallecidos fueron a la Delegación nuevamente a pedir explicación del hecho, y ver las condiciones en que tenían a los jóvenes capturados. La comisión fue recibida por los agentes con rechazo y de mal modo, aludiendo que no podían ingresar en ese momento, que la visita era el domingo al medio día, y que debían retirarse inmediatamente, sin dar ninguna explicación.
En torno a lo narrado, algunos MCS han difundido diversas versiones de los hechos que no están acorde a la realidad acontecida, mal informando y confundiendo la opinión pública; estos hechos dolorosamente vividos merecen una aclaración, por lo que estamos haciendo esta declaración tal como fueron los acontecimientos de la noche del 11 y 12 de julio.
El hecho, allanamiento, ocurrió con los siguientes precedentes: se dio el asesinato de cuatro jóvenes que al parecer dos de ellos pertenecían a la Mara 18, en la Colonia Cimas II de San Bartolo, el día lunes 10 de julio aproximadamente a las 9 de la noche, en una parada de buses mientras se refugiaban de una fuerte tormenta.
El día martes II de julio a las 5:00 pm., se presentó a la oficina parroquial el responsable de la capilla de la colonia Cimas 1 para informar al fraile párroco que familiares de los asesinados solicitaban la capilla para velarlos allí. Los religiosos y religiosas se hicieron presentes en la capilla solicitada, conversaron con los presentes, para llegar a un común acuerdo. Se pidió mantener el respeto y orden que el lugar amerita: nada desordenes, de armas, alcohol y drogas. Se les informó que la Subdelegación de la Policía Nacional Civil de Ilopango debía tener conocimiento de la actividad que se iba a realizar en nuestra capilla con el objetivo de obtener protección ante cualquier provocación que pudiera venir del entorno. Esto fue bien visto por los que asistirían a la vela e igualmente por los agentes de la PNC los cuales enviaron cuatro agentes a custodiar en las afueras del lugar.
A las 9:30 pm. el párroco y los religiosos realizaron un responso por los fallecidos, y continuaron acompañando el velorio hasta las 11:30 pm. A esa hora se retiran, quedándose en el lugar la religiosa que acompaña la pastoral de la colonia. A la 1:00 de la madrugada la religiosa se retiro del lugar. Hasta ese momento el ambiente que se había vivido durante el desarrollo de la velación era de mucho respeto tal como se había acordado.
Según lo referido por las personas que se encontraban en el lugar, aproximadamente a la 1:30 am, miembros de la Policía Nacional Civil específicamente del Grupo de Reacción Policial, ingresaron a las instalaciones en forma sorpresiva y violenta con gorros pasamontañas y armas (de alto calibre) intimidando a los presentes; separando a las mujeres( incluso mayores) para el registro y ordenando a los hombres que se trasladaran a un sector del templo en donde les registraron a tal punto de dejarlos solo con la ropa interior, maltratándolos verbal y físicamente.
Mientras tanto otros agentes abrieron y registraron los ataúdes sin tener el mínimo respeto; luego procedieron a la detención de los jóvenes (varios menores) en forma masiva, argumentando que esto sería de forma “preventiva” y luego de tres horas, los regresarían. Quedando como resultado de estas acciones un ambiente desolador y miedo para la comunidad allí reunida.
En horas de la mañana (aprox. 5:00 am.) se les dio aviso a los religiosos de la parroquia, los que se hicieron presentes inmediatamente, encontrando en el lugar familiares angustiados por lo sucedido. En respuesta a ello tres religiosos junto con algunos familiares de los fallecidos fueron a la Delegación nuevamente a pedir explicación del hecho, y ver las condiciones en que tenían a los jóvenes capturados. La comisión fue recibida por los agentes con rechazo y de mal modo, aludiendo que no podían ingresar en ese momento, que la visita era el domingo al medio día, y que debían retirarse inmediatamente, sin dar ninguna explicación.
En torno a lo narrado, algunos MCS han difundido diversas versiones de los hechos que no están acorde a la realidad acontecida, mal informando y confundiendo la opinión pública; estos hechos dolorosamente vividos merecen una aclaración, por lo que estamos haciendo esta declaración tal como fueron los acontecimientos de la noche del 11 y 12 de julio.
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