14/07/06 - http://www.aporrea.org/tiburon/a23533.html
Traducción: CUBADEBATE
Cuba da la orden y Venezuela paga la cuenta. Esa es la premisa fundamental que subyace en el Informe sobre Cuba que el Departamento de Estado de los Estados Unidos hizo público el lunes pasado. Sus hallazgos tienen tanto que ver con los planes de Bush para lograr un cambio de régimen en Cuba, como con la supuesta amenaza que representa Venezuela para los intereses de seguridad nacional de los Estados Unidos.
El informe de 93 páginas fue preparado por la Comisión para la Asistencia a una Cuba Libre, presidida por la Secretaria de Estado Condoleeza Rice y el Secretario de Comercio Carlos Gutiérrez. Sus recomendaciones fueron aceptadas por el Presidente George W. Bush. Estas incluyen un presupuesto de 80 millones de dólares para los próximos dos años con el objetivo de asegurar una transición en vez de una sucesión de poder en Cuba. El informe también contiene un anexo clasificado con un plan secreto para lograr un cambio de régimen en la Isla.
Aunque el informe de la Comisión y sus recomendaciones tienen que ver aparentemente con Cuba, Venezuela aparece como uno de los principales protagonistas del drama. Menciona a Venezuela por lo menos nueve veces, apuntando siempre a la idea de que el Gobierno de Chávez financia al gobierno cubano. “Cuba solamente puede cumplir con sus necesidades presupuestarias con el considerable apoyo de donantes extranjeros, fundamentalmente de Venezuela”, afirma el informe.
Subversión en América Latina
Además de mantener a flote al gobierno de Cuba, el dinero venezolano es supuestamente responsable de la subversión en América Latina. El primer párrafo del informe descaradamente proclama que “existen claros indicios de que el régimen (entiéndase Cuba)” utiliza dinero proveniente del gobierno de Chávez en Venezuela para reactivar sus redes en el hemisferio con el propósito de subvertir a los gobiernos democráticos”. No se nos dice cuáles son los países que el gobierno de Bush piensa que Cuba y Venezuela han subvertido, ni tampoco nos dice cómo ambos países ponen en práctica sus perversas estrategias políticas.
¿Habrán subvertido a Bolivia?. El país suramericano eligió recientemente a Evo Morales como Presidente. Washington lo califica como un amigo de Cuba y de Venezuela. Cuba tiene 719 médicos en Bolivia. Ellos van a lugares donde los médicos bolivianos no se atreven a ir. En las áreas más remotas del país andino los médicos cubanos atienden a 776,000 pacientes y han salvado más de 326 vidas. El Presidente venezolano Hugo Chávez se comprometió con Bolivia a realizar inversiones en el área de la energía por un monto de 1 500 millones de dólares. Venezuela también está invirtiendo en el país andino en proyectos para producir té, café, productos lácteos y otros a base de coca absolutamente legales y sin el empleo de materiales químicos. El gobierno de Chávez también donó recientemente computadoras a las escuelas de la apartada región boliviana de Chapere.
Detrás de la retórica satanizadora, lo que realmente nos dice el Informe de Bush es que los médicos cubanos y las inversiones venezolanas son una receta letal para la subversión en América Latina.
“El eje dirigido por Castro”
La comisión del Gobierno de Bush compara la relación de Cuba con Venezuela con la fallida relación que tenía la isla con la antigua Unión Soviética, solo que esta vez la Isla no es el socio subordinado: “Fidel Castro es quien manda”. Por supuesto, la comisión no ofrece prueba alguna que sustente su teoría de que el presidente Chávez responde absolutamente a los intereses del Presidente cubano. El informe sencillamente postula el mito como un hecho real.
Este “eje liderado por Castro”, prosigue el informe, “socava nuestro interés en lograr una Venezuela más democrática y socava a las instituciones y a gobiernos democráticos en otras partes de la región. Juntos, estos dos países están proponiendo una alternativa retrógrada y un programa anti estadounidense para el futuro del hemisferio y están logrando resonancia en gobiernos populistas y poblaciones privadas del derecho al voto en la región”.
A partir de sus falsas premisas, fluye la política exterior del gobierno de Bush hacia Cuba y Venezuela. La Doctrina Bush está clara: para proteger sus intereses en América Latina, Washington debe derrocar al gobierno cubano y reemplazarlo por uno más afín a los intereses de los Estados Unidos. Para ayudar a derrocar al gobierno cubano, es necesario cortar sus suministros de dinero. Ahí es donde Venezuela entra a jugar su papel, según la lógica norteamericana.
El informe que el Departamento de Estado hizo público esta semana deja bien claro que Washington considera a Cuba y a Venezuela como hermanos gemelos, y que por esta hermandad pasa el eje del mal que perjudica los intereses de los Estados Unidos.
La amenaza de utilizar el Capítulo III de la Ley Helms Burton contra Venezuela
Una de las recomendaciones más problemáticas de la comisión es la amenaza de imponerle a Venezuela el Capitulo III de la Ley para la Libertad y la Solidaridad Cubanas de 1996, conocida como la “Ley Helms Burton”.
El Capítulo III le concede a Estados Unidos una autoridad sin precedentes sobre las propiedades dentro de las fronteras de otra nación. Permite que ciudadanos particulares entablen demandas judiciales en tribunales estadounidenses contra empresas que operan en propiedades que el gobierno cubano nacionalizó después del triunfo de la Revolución en 1959. Preocupados por el efecto escalofriante que pueda tener la aplicación de este Capítulo en las relaciones de los Estados Unidos con otros gobiernos en caso de instrumentarse, todos los mandatarios estadounidenses que han ocupado la Casa Blanca han suspendido el Capítulo III desde que se promulgó la Helms Burton hace diez años.
Según el informe de la comisión, la Casa Blanca está preparada en estos momentos para aplicar, por primera vez, el Capítulo III a los países que estén “involucrados (con Cuba) en un proceso de apoyo a la sucesión del régimen”. Esta es una amenaza directa contra Venezuela, y también contra cualquier otro país que mantiene relaciones comerciales y políticas con Cuba.
Si los Estados Unidos fueran a aplicar el Capítulo III a Venezuela, esto tendría profundas y duraderas consecuencias en las relaciones entre ambas naciones, que no solo mantienen relaciones diplomáticas sino económicas muy sólidas. El comercio entre los dos países ascendió a casi 39 mil millones de dólares en 2005. Con esta nueva disposición de Bush, los cubanos de Miami, que ya deben estarse afilando los dientes con este nuevo espacio para hostigar a la Isla, tendrán las manos libres para demandar a Venezuela y a sus empresarios por las propiedades nacionalizadas en Cuba antes de 1959, lo que significa que a partir de ahora el fantasma de los extremistas del sur de la Florida sobrevolará cada posibilidad de operaciones comerciales entre Estados Unidos y Venezuela.
Al reflexionar sobre las amenazas de los Estados Unidos contra Venezuela que están recogidas en el informe, el presidente Chávez dijo que “no existe amenaza alguna que desaliente a Venezuela en su apoyo a la Revolución cubana y a su pueblo. En vez de estar pensando en un plan de transición para Cuba, los Estados Unidos deberían elaborar un plan de transición para su propio país, porque este es el siglo que verá el fin del imperio de los Estados Unidos”.
La doctrina Bush para el cambio de régimen
La Comisión para la Asistencia a una Cuba Libre ha dirigido su atención hacia América Latina. Según la Doctrina Bush, el gobierno cubano debe ser derrocado. Además, la política exterior de los Estados Unidos hacia otras naciones del hemisferio se medirá en dependencia de si estas naciones apoyan los esfuerzos de Estados Unidos por lograr un cambio de régimen en Cuba. Los gobiernos que apoyen a Cuba se arriesgan a ser objeto de la ira del gobierno estadounidense y pudieran ser igualmente derrocados.
La Doctrina Bush aclara que aún están a la disposición del gobierno estadounidense opciones legales, políticas y militares para derrocar al gobierno cubano, así como a los gobiernos de los “amigos de Cuba”. Algunas de estas opciones se mantienen en secreto, y solamente podemos imaginar su magnitud.
No sabemos si estas opciones incluyen otro golpe de estado como el que Estados Unidos impulsó en el 2002 y que casi logra deponer al presidente Chávez o si Washington tiene la intención de activar a sus agentes cubano americanos de Miami para que realicen ataques terroristas, o si contempla la posibilidad de una invasión directa, o incluso si está entre sus planes el asesinato del Presidente Hugo Chávez, algo que intentó durante décadas contra Fidel Castro.
La Doctrina Bush se basa en la arrogancia y la mendacidad, pero es coherente con la “diplomacia” de los Estados Unidos en la región. La historia reciente nos dice que es Estados Unidos y no Cuba o Venezuela, el país que subvierte la democracia en América Latina. Estados Unidos derrocó en Guatemala al gobierno electo de Jacobo Arbenz en 1954, y lo sustituyó por una dictadura militar que dejó más de 200 000 muertos y desaparecidos. Ahora los Estados Unidos de forma vergonzosa promueven a Guatemala como su candidato de preferencia para ocupar un asiento en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas.
El gobierno de Pinochet, con el cual los Estados Unidos reemplazaron en Chile al presidente elegido democráticamente, Salvador Allende, dejó una sangrienta estela de terror desde Santiago hasta las calles de Washington DC, donde terroristas cubano americanos que trabajaban para los servicios secretos chilenos asesinaron a sangre fría al exiliado chileno Orlando Letelier.
¿Quiénes han sido los amigos y aliados de Washington en América Latina? El gobierno salvadoreño que asesinó brutalmente a más de 75 000 de sus propios ciudadanos, la junta militar argentina que torturó, desapareció o asesinó a más de 30 000 hombres, mujeres y niños. Las dictaduras en Uruguay y Paraguay que participaron con fervor en la Operación Cóndor, y que incluso secuestraron a los hijos pequeños de algunos de los prisioneros clandestinos que torturaban.
Para ayudar a subvertir la democracia, los Estados Unidos reclutaron, entrenaron y dieron empleo a terroristas como Luis Posada Carriles, conocido como el Osama Bin Laden de América Latina. Era “nuestro hombre en América Latina”, mientras ayudaba en el entrenamiento de la contra nicaragüense, al igual que a los escuadrones de la muerte en Guatemala y el Salvador.
Violando sus propias obligaciones legales internacionales, Washington se niega a extraditarlo a Venezuela para que comparezca en un juicio donde se le acusa de 73 cargos de asesinato en primer grado relacionados con el derribo de un avión de pasajeros. Por el contrario, la Casa Blanca de Bush da abrigo a Posada en Texas, mientras el terrorista amenaza con contar cómo él solamente cumplía órdenes.
La Doctrina Bush fue formulada por políticos que no escuchan los vientos de cambio que soplan en América. Las repúblicas bananeras de ayer están siendo sustituidas por naciones independientes y soberanas, libres de la injerencia de los Estados Unidos. Este continente pronto verá un cambio de régimen trascendental, pero ese cambio ocurrirá en Washington, no en La Habana ni en Caracas.
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