Licda. Norma Guevara de Ramirios
Ahora, cuando la delincuencia cobra la vida diariamente a 10 o más personas, cuando crece la delincuencia, se producen asesinatos precedidos de amenazas políticas, cuando la situación económica para las mayorías de familias se torna desesperante por el alto costo de los alimentos, el transporte, los servicios de energía, agua y teléfonos; cuando la impunidad y la corrupción se acrecientan, y la represión crece y amenaza, la paz aparece como algo preciado que estamos perdiendo y que queremos conservar por necesaria y valiosa, incluso surge la pregunta de si de verdad la hemos tenido al firmar los Acuerdos de Paz entre el Gobierno y el FMLN en 1992.
Pero ¿ qué es la paz para cada persona o sector que la enarbola?. Cuando en 1995, el entonces Presidente Calderón Sol, conformó una Comisión plural y con independencia para proponer aspectos relevantes en materia educativa, se encontró mediante el debate una manera de ver la paz como aspiración legítima, no sólo como punto de llegada en unos acuerdos que pusieron fin al conflicto armado y en esa dirección se reflejó en el informe la enorme importancia de los valores como la libertad, la verdad, la justicia, la belleza, la solidaridad, haciendo énfasis en el hecho de que la educación sin la sustancia moral capacita a las personas pero no las perfecciona; por eso se afirmó, hay que comprender los conceptos para no perderse en erradas apreciaciones.
La paz, la democracia y la educación son conceptos funcionales, la paz es un equilibrio, la democracia un método y la educación un instrumento, el contenido de todos esos conceptos funcionales son los valores.
Así la paz como aspiración debe implicar la justicia que produce equilibrio, no es simple negación o invocación de la no violencia, requiere más bien echar una mirada a la realidad social en un tiempo determinado, develar los problemas que la aquejan para plantearnos un cambio o como lo afirmaban los luchadores por la negociación y la paz antes de enero de 1992, paz con justicia social. Al estar más lejos de esta paz fruto de equilibrios social, político, cultural, ambiental, con la verdad de nuestra historia reciente y de nuestro presente, es lógico que surja con fuerza el deseo de paz y más importante resulta que cada persona o grupo que la enarbola clarifique el concepto de paz que invoca y por el cual se lucha.
En una sociedad donde la desigualdad económica y social crece, una sociedad en la cual desde las más altas esferas estatales se fomenta la intolerancia, la segregación y la discriminación, se vuelve urgente e importante clarificar la aspiración de la paz y la democracia, porque muchas veces se usan las palabras, para fines distintos al de su real significado.
Los acontecimientos ocurridos el 5 de julio y particularmente la muerte de dos agentes de la PNC y la reacción gubernamental de señalar sin fundamento al FMLN ha golpeado la conciencia de algunos sectores, en algunos produce temor a que sea cierto, y sustituyen la búsqueda de la verdad por una creencia inducida por la propaganda. Algo de esto ocurre en el movimiento que impulsó un buen pronunciamiento por la paz y la no violencia que llamó a manifestarse en una concentración el Sábado 22 de Julio, este hecho es notable pese a su manera excluyente pues pidió a la dirección de los partidos Arena Y FMLN que se abstuvieran de participar en dicha concentración, aún cuando entre los firmantes se encuentran prominentes areneros y ex miembros del FMLN.
El mensaje del pastor Carlos Rivas en esa concentración de personas de iglesia, algunos intelectuales y políticos merece ser valorada porque refleja un reclamo al tratamiento de las causas de la falta de paz y de manifestaciones de violencia al afirmar : «Tan violento es el que dispara un arma como el que explota pagando bajos salarios, elevando el costo de la vida y negándose a hacer algo a favor de la justicia social». Esta definición sí refleja una aspiración de paz como equilibrio y se distancia de quienes concurren a ese mismo esfuerzo con la aspiración de ver fuera del ámbito político y social al FMLN.
Ojalá aprendamos a valorar nuestra historia para dimensionar el aporte del FMLN a la paz como equilibrio, como fruto de la justicia social, ojalá nuevos sectores unan su reflexión y sus acciones al logro de la justicia como fundamento de la paz.
Ahora, cuando la delincuencia cobra la vida diariamente a 10 o más personas, cuando crece la delincuencia, se producen asesinatos precedidos de amenazas políticas, cuando la situación económica para las mayorías de familias se torna desesperante por el alto costo de los alimentos, el transporte, los servicios de energía, agua y teléfonos; cuando la impunidad y la corrupción se acrecientan, y la represión crece y amenaza, la paz aparece como algo preciado que estamos perdiendo y que queremos conservar por necesaria y valiosa, incluso surge la pregunta de si de verdad la hemos tenido al firmar los Acuerdos de Paz entre el Gobierno y el FMLN en 1992.
Pero ¿ qué es la paz para cada persona o sector que la enarbola?. Cuando en 1995, el entonces Presidente Calderón Sol, conformó una Comisión plural y con independencia para proponer aspectos relevantes en materia educativa, se encontró mediante el debate una manera de ver la paz como aspiración legítima, no sólo como punto de llegada en unos acuerdos que pusieron fin al conflicto armado y en esa dirección se reflejó en el informe la enorme importancia de los valores como la libertad, la verdad, la justicia, la belleza, la solidaridad, haciendo énfasis en el hecho de que la educación sin la sustancia moral capacita a las personas pero no las perfecciona; por eso se afirmó, hay que comprender los conceptos para no perderse en erradas apreciaciones.
La paz, la democracia y la educación son conceptos funcionales, la paz es un equilibrio, la democracia un método y la educación un instrumento, el contenido de todos esos conceptos funcionales son los valores.
Así la paz como aspiración debe implicar la justicia que produce equilibrio, no es simple negación o invocación de la no violencia, requiere más bien echar una mirada a la realidad social en un tiempo determinado, develar los problemas que la aquejan para plantearnos un cambio o como lo afirmaban los luchadores por la negociación y la paz antes de enero de 1992, paz con justicia social. Al estar más lejos de esta paz fruto de equilibrios social, político, cultural, ambiental, con la verdad de nuestra historia reciente y de nuestro presente, es lógico que surja con fuerza el deseo de paz y más importante resulta que cada persona o grupo que la enarbola clarifique el concepto de paz que invoca y por el cual se lucha.
En una sociedad donde la desigualdad económica y social crece, una sociedad en la cual desde las más altas esferas estatales se fomenta la intolerancia, la segregación y la discriminación, se vuelve urgente e importante clarificar la aspiración de la paz y la democracia, porque muchas veces se usan las palabras, para fines distintos al de su real significado.
Los acontecimientos ocurridos el 5 de julio y particularmente la muerte de dos agentes de la PNC y la reacción gubernamental de señalar sin fundamento al FMLN ha golpeado la conciencia de algunos sectores, en algunos produce temor a que sea cierto, y sustituyen la búsqueda de la verdad por una creencia inducida por la propaganda. Algo de esto ocurre en el movimiento que impulsó un buen pronunciamiento por la paz y la no violencia que llamó a manifestarse en una concentración el Sábado 22 de Julio, este hecho es notable pese a su manera excluyente pues pidió a la dirección de los partidos Arena Y FMLN que se abstuvieran de participar en dicha concentración, aún cuando entre los firmantes se encuentran prominentes areneros y ex miembros del FMLN.
El mensaje del pastor Carlos Rivas en esa concentración de personas de iglesia, algunos intelectuales y políticos merece ser valorada porque refleja un reclamo al tratamiento de las causas de la falta de paz y de manifestaciones de violencia al afirmar : «Tan violento es el que dispara un arma como el que explota pagando bajos salarios, elevando el costo de la vida y negándose a hacer algo a favor de la justicia social». Esta definición sí refleja una aspiración de paz como equilibrio y se distancia de quienes concurren a ese mismo esfuerzo con la aspiración de ver fuera del ámbito político y social al FMLN.
Ojalá aprendamos a valorar nuestra historia para dimensionar el aporte del FMLN a la paz como equilibrio, como fruto de la justicia social, ojalá nuevos sectores unan su reflexión y sus acciones al logro de la justicia como fundamento de la paz.
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