martes, junio 26, 2007

Ya fue suficiente, señor Saca

En la sección de Opinión aparece este articulo en El Periódico de Guatemala.

Qué buena broma: Saca ofrece su país para custodiar a Herrera.

Dina Fernández /elPeriódico
redaccion@elperiodico.com.gt

Al presidente salvadoreño Antonio Saca se le está yendo la mano. Según reporta la prensa, ni bien había caído preso Otto Herrera en Colombia cuando el mandatario de los vecinos ya estaba levantando la mano para ofrecer que trasladaran al capo a El Salvador mientras esperaban la extradición.

Ejem, permítanme una risa. Ya estuvo bueno de payasadas a la guanaca para hacernos ver mal.

Es cierto que en Guatemala tenemos un serio problema con la corrupción de las fuerzas de seguridad y es cierto que las instituciones salvadoreñas gozan de un poco de mejor salud que las nuestras.


Pero si nos vamos a la realidad, es como si el tísico se ofreciera a correr la maratón de Boston en lugar de el cojo.

Los índices de violencia en El Salvador son comparables con los guatemaltecos. El año pasado, en El Salvador hubo 3 mil 400 muertes violentas mientras que en Guatemala se registraron cerca de 5 mil 880 casos. Ahora bien, recordemos que la población salvadoreña es como la mitad de la guatemalteca, por lo que la relación de asesinatos por número de habitantes en El Salvador resulta peor que la nuestra.

A ello se suma que sus cárceles tampoco son de cinco estrellas, como para contener a un verdadero pez gordo como Herrera, que ya se fugó de un presidio mexicano.

En El Salvador, igual que aquí, han habido fugas espectaculares de las prisiones. En enero de este año, los presos destruyeron la cárcel de Apanteos en Santa Ana. Con una furia muy saludable, unos presos de por allá destruyeron las camas de metal de las celdas, agarraron los tubos, y a batazo limpio hicieron polvo las paredes y masacraron a 21 de sus compañeros.

El año anterior, 40 pandilleros abrieron un boquete en la pared de la cárcel de Cojutepeque y pusieron pies en polvorosa mientras que los guardias estaban ocupados viendo el fútbol o leyendo Condorito.

Así que el mentado Tony Saca no tiene tanto de qué presumir, y ya aburrió que use a Guatemala para distraer la atención de sus compatriotas y la comunidad internacional del desorden en su propio patio.

El jueguito se le hizo muy cómodo y fácil a este señor luego del asesinato de los diputados del Parlacen. Este crimen ha resultado muy vergonzoso para Guatemala y desnuda que tenemos infiltrados a los cárteles hasta la punta del pelo, pero nuestros vecinitos que no se hagan de la boca chiquita.

Por respeto a los muertos, al luto de las familias y por el bochornoso espectáculo de salvajismo que dieron las autoridades guatemaltecas en los días posteriores al asesinato, muchos chapines nos tragamos los aspavientos del Presidente vecino con la boca cerrada.

Pero ya fue suficiente. Ya estuvo bueno de señalarnos con el dedo acusador y decir como el Quico de Chespirito: “¡míralo, eh, míralo eh”! Sin ir más lejos, el hilo del asesinato de los diputados salvadoreños tiene dos cabos: un extremo está en Guatemala pero el otro llega a El Salvador. A ver si el señor Saca esclarece un poquito la parte que le corresponde de venganzas y “tumbos” (robos) entre narcos que hay detrás de ese caso.

Además, si se escarba entre los cuadros de su propio partido político, Arena, resulta que –¡oh sorpresa!– igualito que aquí, hay elementos dignos de sospecha por haber acumulado fortunas instantáneas. La relación entre Guatemala y El Salvador es clave para la región. Existe una enorme red de negocios entre ambos países a todo nivel, desde los pequeños comerciantes que atraviesan la frontera para poner su changarrito del otro lado hasta los millones que van de un lado a otro entre los jugadores de primera división.

También tenemos fuertes lazos de parentesco y amistad. No conviene entonces envenenar las relaciones entre dos países que se necesitan mutuamente con pataditas de niño malcriado.

Centroamérica tiene una historia común y un destino que debería ser el mismo. Y los problemas que más nos agobian hoy también tienen raíces profundas y compartidas que deberíamos encarar juntos, si es cierto que aspiramos a cerrar filas como región, ante un mundo donde sencillamente no podemos sobrevivir, por muy buzos que nos creamos, como una aglomeración de países enanos.

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