Radio Mi Gente (700 AM)
El Alcalde de San Miguel, Will Salgado, se equivocó en las cuentas que hizo para el 2009. Pensó que su liderazgo en la Zona Oriental del país bastaría para entusiasmar al PCN en una aventura electoral a la que nunca le ha apostado.
No cabe duda que Salgado ha ganado sin dificultad, en tres ocasiones seguidas, la Alcaldía de su municipio. Primero con el PDC, luego con ARENA y por último vistiendo el traje del PCN. En este caso, no era la plataforma la que ganaba sino el jugador.
Una combinación adecuada de populismo y eficiencia administrativa ha bastado para que la población le favorezca con el voto. Sin embargo, como bien dice el refrán popular: gallina que cacarea, pierde el huevo. Salgado hizo gala de una fuerza interna que no tenía, y que difícilmente podía construir. Sus apoyos internos no pasaban de cuatro diputados, incluyendo a su propia hermana.
Aún cuando hoy han surgido un poco más de una docena de Alcaldes que aseguran respaldarle, habrá que ver hasta dónde llega la lealtad cuando entre en riesgo la continuidad en el cargo. Y es que al gallo que mucho canta, le aprietan la garganta. ¿Quién o quiénes se sentían amenazados con una temprana candidatura presidencial del Alcalde de San Miguel?
Unos dicen que el Partido en el Gobierno sintió amenazado el control que viene ejerciendo del ejecutivo, no tanto por las posibilidades crecientes que ha acumulado la izquierda, sino por la probabilidad que en el 2009 se repitiera la experiencia de las elecciones en Nicaragua. No cabe duda que al presidente Ortega le favoreció el que la derecha nicaragüense entrara dividida a la contienda.
Por más esfuerzos que realizaron reconocidos personeros del partido arena, quiénes como el ex presidente Calderón Sol viajaron hasta Nicaragua para unir a la derecha de ese país, los intereses de grupo estaban tan arraigados que no fue posible saltar ese escollo.
Tanto en público como en privado, dirigentes de la derecha salvadoreña han insistido que no se puede repetir la experiencia nicaragüense.
Aquí se ha dicho que para derrotar al FMLN hay que sumar esfuerzos y que por tanto, una candidatura de Salgado, potable en el PCN, pero inviable en ARENA, provocaría el mismo efecto que produjo en Nicaragua el enfrentamiento entre el Partido Liberal de Arnoldo Alemán y la Alianza Liberal Nicaragüense de Montealegre. Salgado como Candidato Presidencial del PCN habría dividido a la derecha, con lo cual restaría votos al partido ARENA y pondría en peligro el control que viene ejerciendo del Ejecutivo desde hace 18 años.
Es claro que ese riesgo no se lo correría ARENA y mejor se anticipaba a pactar una candidatura de sacrificio con Ciro Cruz Zepeda antes que enfrentar la desbandada que produciría una derrota electoral. Sin embargo, la salida del Alcalde Migueleño también permite que otros duerman tranquilos en el PCN.
El poder del Secretario General de ese Partido Político, Ciro Cruz Zepeda, depende de la construcción de la mayoría simple en la Asamblea Legislativa que despeje el camino a cuanta iniciativa decida impulsar ARENA y el Presidente Saca.
El PCN existe como fuerza política en la medida que sus diputados voten con ARENA. Pueden hacerlo también con el FMLN, pero los dividendo políticos son mayores si lo hace con el partido de gobierno que si vota junto a la izquierda.
Contando tan sólo con 34 diputados, ARENA necesita del control que tradicionalmente el Secretario General del PCN ha demostrado tener sobre sus diputados para que la maquinaria legislativa funcione en su provecho.
Es justamente la necesidad de repetir esta correlación de fuerzas en la Asamblea lo que ha llevado al bloque de la derecha a apoyar la separación de las elecciones más que el deseo de garantizar una elección ordenada y menos confusa como se ha pretendido justificar.
Pero, más allá de las ansiedades coyunturales que animan a los partidos a tomar este tipo de decisiones, lo que nos preocupa son los sobresaltos que se producen en el andamiaje institucional representado por los partidos políticos y el organismo electoral.
Pese a todos los malabarismos empleados por el Presidente del Tribunal Electoral para justificar la separación de las elecciones en el 2009 y la distancia que ARENA ha pretendido tomar de lo ocurrido al interior del PCN con la expulsión de Salgado, no cabe duda que las instituciones y los procesos han sido violentados para favorecer intereses mezquinos.
El país demanda de un proceso sostenido de negociación entre los diferentes actores políticos y sociales con miras a consolidar la gobernabilidad democrática y no tanto con el propósito de sacar ventajas inmediatistas.
La complejidad de los problemas a resolver es de tal magnitud que el país no puede darse el lujo de estar sometido al tensionamiento que suele provocar una estrategia de negociación que sólo busca el control del poder y no el bienestar de la población. Hay que estar atentos a lo que pueda ocurrir de aquí al 2009.
Como dice el refrán popular: no vaya a ser que quememos la casa, por sacar a los ratones.
El Alcalde de San Miguel, Will Salgado, se equivocó en las cuentas que hizo para el 2009. Pensó que su liderazgo en la Zona Oriental del país bastaría para entusiasmar al PCN en una aventura electoral a la que nunca le ha apostado.
No cabe duda que Salgado ha ganado sin dificultad, en tres ocasiones seguidas, la Alcaldía de su municipio. Primero con el PDC, luego con ARENA y por último vistiendo el traje del PCN. En este caso, no era la plataforma la que ganaba sino el jugador.
Una combinación adecuada de populismo y eficiencia administrativa ha bastado para que la población le favorezca con el voto. Sin embargo, como bien dice el refrán popular: gallina que cacarea, pierde el huevo. Salgado hizo gala de una fuerza interna que no tenía, y que difícilmente podía construir. Sus apoyos internos no pasaban de cuatro diputados, incluyendo a su propia hermana.
Aún cuando hoy han surgido un poco más de una docena de Alcaldes que aseguran respaldarle, habrá que ver hasta dónde llega la lealtad cuando entre en riesgo la continuidad en el cargo. Y es que al gallo que mucho canta, le aprietan la garganta. ¿Quién o quiénes se sentían amenazados con una temprana candidatura presidencial del Alcalde de San Miguel?
Unos dicen que el Partido en el Gobierno sintió amenazado el control que viene ejerciendo del ejecutivo, no tanto por las posibilidades crecientes que ha acumulado la izquierda, sino por la probabilidad que en el 2009 se repitiera la experiencia de las elecciones en Nicaragua. No cabe duda que al presidente Ortega le favoreció el que la derecha nicaragüense entrara dividida a la contienda.
Por más esfuerzos que realizaron reconocidos personeros del partido arena, quiénes como el ex presidente Calderón Sol viajaron hasta Nicaragua para unir a la derecha de ese país, los intereses de grupo estaban tan arraigados que no fue posible saltar ese escollo.
Tanto en público como en privado, dirigentes de la derecha salvadoreña han insistido que no se puede repetir la experiencia nicaragüense.
Aquí se ha dicho que para derrotar al FMLN hay que sumar esfuerzos y que por tanto, una candidatura de Salgado, potable en el PCN, pero inviable en ARENA, provocaría el mismo efecto que produjo en Nicaragua el enfrentamiento entre el Partido Liberal de Arnoldo Alemán y la Alianza Liberal Nicaragüense de Montealegre. Salgado como Candidato Presidencial del PCN habría dividido a la derecha, con lo cual restaría votos al partido ARENA y pondría en peligro el control que viene ejerciendo del Ejecutivo desde hace 18 años.
Es claro que ese riesgo no se lo correría ARENA y mejor se anticipaba a pactar una candidatura de sacrificio con Ciro Cruz Zepeda antes que enfrentar la desbandada que produciría una derrota electoral. Sin embargo, la salida del Alcalde Migueleño también permite que otros duerman tranquilos en el PCN.
El poder del Secretario General de ese Partido Político, Ciro Cruz Zepeda, depende de la construcción de la mayoría simple en la Asamblea Legislativa que despeje el camino a cuanta iniciativa decida impulsar ARENA y el Presidente Saca.
El PCN existe como fuerza política en la medida que sus diputados voten con ARENA. Pueden hacerlo también con el FMLN, pero los dividendo políticos son mayores si lo hace con el partido de gobierno que si vota junto a la izquierda.
Contando tan sólo con 34 diputados, ARENA necesita del control que tradicionalmente el Secretario General del PCN ha demostrado tener sobre sus diputados para que la maquinaria legislativa funcione en su provecho.
Es justamente la necesidad de repetir esta correlación de fuerzas en la Asamblea lo que ha llevado al bloque de la derecha a apoyar la separación de las elecciones más que el deseo de garantizar una elección ordenada y menos confusa como se ha pretendido justificar.
Pero, más allá de las ansiedades coyunturales que animan a los partidos a tomar este tipo de decisiones, lo que nos preocupa son los sobresaltos que se producen en el andamiaje institucional representado por los partidos políticos y el organismo electoral.
Pese a todos los malabarismos empleados por el Presidente del Tribunal Electoral para justificar la separación de las elecciones en el 2009 y la distancia que ARENA ha pretendido tomar de lo ocurrido al interior del PCN con la expulsión de Salgado, no cabe duda que las instituciones y los procesos han sido violentados para favorecer intereses mezquinos.
El país demanda de un proceso sostenido de negociación entre los diferentes actores políticos y sociales con miras a consolidar la gobernabilidad democrática y no tanto con el propósito de sacar ventajas inmediatistas.
La complejidad de los problemas a resolver es de tal magnitud que el país no puede darse el lujo de estar sometido al tensionamiento que suele provocar una estrategia de negociación que sólo busca el control del poder y no el bienestar de la población. Hay que estar atentos a lo que pueda ocurrir de aquí al 2009.
Como dice el refrán popular: no vaya a ser que quememos la casa, por sacar a los ratones.
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