Licda. Norma Guevara de Ramirios
Al pronunciarse el Tribunal Supremo Electoral (TSE) por separar las elecciones municipales y legislativas de las presidenciales en el 2009 y además por estancar la aplicación del voto residencial se está haciendo daño a la sociedad salvadoreña en la medida que se limita la posibilidad de acercar las urnas a la gente y se le obliga a acudir dos y hasta tres veces.
A los Magistrados del TSE, Araujo, Moreno Niño y Salamanca, autores de la decisión, se les olvida pensar en aquellos habitantes que viviendo en pobreza, tienen que salir caminando hasta un sitio donde pueden tomar un bus, bajar a un municipio del departamento vecino, y luego subir a otro que los lleve al casco de su propio municipio transitando hasta 60 kilómetros, como ocurre en cantones muy poblados de Tacuba, Conchagua, San Alejo, Jiquilisco y un sin fin de municipios de nuestro país.
En la propia capital quienes viven cerca del volcán, pero la primera letra de su apellido indica que tiene que ir hasta una Escuela en San Jacinto debe tomar dos o tres buses y transitar veinte o treinta kilómetros; peor aún si la gente pobre y dedicada al comercio informal vive en La Chacra tiene que dejar de vender y caminar o tomar buses hasta la Feria en centros aglomerados con dificultad para votar. Lo mismo pasa para los migueleños, santanecos y en todas partes. Pero para esa mayoría del TSE es preferible gastar el doble o el triple de dinero separando elecciones que gastar en facilitar las cosas a la gente y que cumplan su deber ciudadano de manera más segura, más cercana y en familia como se podría hacer si el voto residencial se estableciera en todo el país.
Se desprecia la capacidad de la gente al decirle que el gasto aumentará un 10 o 20 por ciento, es que difícilmente saben o les importa cuanto cuesta un pasaje, cuanto cuesta dejar el trabajo que miles de ciudadanos realzan aún en día Domingo, la ciudadanía sí lo sabe y lo siente.
El voto residencial como lo hemos dicho tantas veces, está establecido en países vecinos a los cuales se les califica como más pobres como la respuesta es obvia, es que esa mayoría que se constituye en argolla del TSE ha dejado de pensar en la gente y menos en la gente que tiene mayores dificultades para cumplir con sus deberes y usar su derecho soberano a participar en la decisión de elegir a sus autoridades.
Forzar al a la concertación, a buscar ir avanzando paso a paso, a medidas que le ayuden a la gente aunque dejen de corresponder totalmente a las posturas de un solo partido es más importante ahora, porque es posible que se corrijan las arbitrariedades del TSE. Existen precedentes muy cercanos y presentes que demuestran que la sociedad, que la ciudadanía es capaz de sobreponerse a las trampas y medidas defensivas de la derecha.
Bolivia es el ejemplo más reciente, en aquél país la ley le daba potestad a la autoridad electoral de sacar del padrón electoral a personas que no habían ejercido el sufragio en elecciones anteriores, y ante el apoyo de la gente al entonces candidato Evo Morales, sacaron por primera vez a más de un millón de personas pero fue imposible evitar que aún así el pueblo decidiera cambiar. El TSE y el partido gobernante tienen todavía oportunidad de reflexionar y evitar seguir este camino de espaldas a la gente.
Al pronunciarse el Tribunal Supremo Electoral (TSE) por separar las elecciones municipales y legislativas de las presidenciales en el 2009 y además por estancar la aplicación del voto residencial se está haciendo daño a la sociedad salvadoreña en la medida que se limita la posibilidad de acercar las urnas a la gente y se le obliga a acudir dos y hasta tres veces.
A los Magistrados del TSE, Araujo, Moreno Niño y Salamanca, autores de la decisión, se les olvida pensar en aquellos habitantes que viviendo en pobreza, tienen que salir caminando hasta un sitio donde pueden tomar un bus, bajar a un municipio del departamento vecino, y luego subir a otro que los lleve al casco de su propio municipio transitando hasta 60 kilómetros, como ocurre en cantones muy poblados de Tacuba, Conchagua, San Alejo, Jiquilisco y un sin fin de municipios de nuestro país.
En la propia capital quienes viven cerca del volcán, pero la primera letra de su apellido indica que tiene que ir hasta una Escuela en San Jacinto debe tomar dos o tres buses y transitar veinte o treinta kilómetros; peor aún si la gente pobre y dedicada al comercio informal vive en La Chacra tiene que dejar de vender y caminar o tomar buses hasta la Feria en centros aglomerados con dificultad para votar. Lo mismo pasa para los migueleños, santanecos y en todas partes. Pero para esa mayoría del TSE es preferible gastar el doble o el triple de dinero separando elecciones que gastar en facilitar las cosas a la gente y que cumplan su deber ciudadano de manera más segura, más cercana y en familia como se podría hacer si el voto residencial se estableciera en todo el país.
Se desprecia la capacidad de la gente al decirle que el gasto aumentará un 10 o 20 por ciento, es que difícilmente saben o les importa cuanto cuesta un pasaje, cuanto cuesta dejar el trabajo que miles de ciudadanos realzan aún en día Domingo, la ciudadanía sí lo sabe y lo siente.
El voto residencial como lo hemos dicho tantas veces, está establecido en países vecinos a los cuales se les califica como más pobres como la respuesta es obvia, es que esa mayoría que se constituye en argolla del TSE ha dejado de pensar en la gente y menos en la gente que tiene mayores dificultades para cumplir con sus deberes y usar su derecho soberano a participar en la decisión de elegir a sus autoridades.
Forzar al a la concertación, a buscar ir avanzando paso a paso, a medidas que le ayuden a la gente aunque dejen de corresponder totalmente a las posturas de un solo partido es más importante ahora, porque es posible que se corrijan las arbitrariedades del TSE. Existen precedentes muy cercanos y presentes que demuestran que la sociedad, que la ciudadanía es capaz de sobreponerse a las trampas y medidas defensivas de la derecha.
Bolivia es el ejemplo más reciente, en aquél país la ley le daba potestad a la autoridad electoral de sacar del padrón electoral a personas que no habían ejercido el sufragio en elecciones anteriores, y ante el apoyo de la gente al entonces candidato Evo Morales, sacaron por primera vez a más de un millón de personas pero fue imposible evitar que aún así el pueblo decidiera cambiar. El TSE y el partido gobernante tienen todavía oportunidad de reflexionar y evitar seguir este camino de espaldas a la gente.
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