Radio Maya Visión
www.radioguanaca.net
La última gira del presidente Bush por Latinoamérica abrió la expectativa de convertir por lo menos miles de toneladas de alimentos entre ellos maíz, caña de azúcar, soya, girasol y otras semillas oleaginosas en bio-combustible con el objetivo de satisfacer a lo sumo el 15% de las necesidades energéticas de los países ricos. No obstante que el impacto en el área energética es de solo el 15%, el impacto en el área de la seguridad alimentaria es demoledor, pues basta mencionar el caso brasileño en que el precio del maíz para el consumo humano subió un 85% lo cual según el presidente Lula se debe al desvío de dicho grano hacia las fábricas de etanol.
De acuerdo al plan de producción de etanol los países que se dediquen a este negocio para abastecer de materias primas a las refinadoras tendrían que utilizar su excedente de producción agrícola, incrementar la producción o sacrificar total o parcialmente su producción actual. Utilizar solo el excedente no es rentable por lo que esta opción esta descartada por improductiva por lo que los países fabricantes de etanol tendrían que incrementar la producción de los productos agrícolas o cambiar su destino y así en vez de enviarlo al mercado del consumo humano lo estarían enviando al mercado de las materias primas del bio-combustible, opción más probable si consideramos que a nuestros empresarios les interesa más incrementar su caudal de capital que contribuir a la seguridad alimentaria de la población.
Para El Salvador la expectativa de enfrentar a corto plazo la escasez o encarecimiento del maíz y de los derivados de la caña de azúcar es bien alta, por cuanto Estados Unidos y Brasil nos han tomado como conejillo de indias para instalar una planta piloto productora de etanol, lo que ha sido recibido con una sonrisa de oreja a oreja por los capitalistas terratenientes de ARENA, quienes no vacilaran en depredar aun más al país, para sembrar caña de azúcar y otros productos agrícolas que no serán para alimentar a la población, sino para darle paso a la política inhumana de convertir alimentos en bio-combustible.
Radio Maya Visión, Comunicación Total.
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La última gira del presidente Bush por Latinoamérica abrió la expectativa de convertir por lo menos miles de toneladas de alimentos entre ellos maíz, caña de azúcar, soya, girasol y otras semillas oleaginosas en bio-combustible con el objetivo de satisfacer a lo sumo el 15% de las necesidades energéticas de los países ricos. No obstante que el impacto en el área energética es de solo el 15%, el impacto en el área de la seguridad alimentaria es demoledor, pues basta mencionar el caso brasileño en que el precio del maíz para el consumo humano subió un 85% lo cual según el presidente Lula se debe al desvío de dicho grano hacia las fábricas de etanol.
De acuerdo al plan de producción de etanol los países que se dediquen a este negocio para abastecer de materias primas a las refinadoras tendrían que utilizar su excedente de producción agrícola, incrementar la producción o sacrificar total o parcialmente su producción actual. Utilizar solo el excedente no es rentable por lo que esta opción esta descartada por improductiva por lo que los países fabricantes de etanol tendrían que incrementar la producción de los productos agrícolas o cambiar su destino y así en vez de enviarlo al mercado del consumo humano lo estarían enviando al mercado de las materias primas del bio-combustible, opción más probable si consideramos que a nuestros empresarios les interesa más incrementar su caudal de capital que contribuir a la seguridad alimentaria de la población.
Para El Salvador la expectativa de enfrentar a corto plazo la escasez o encarecimiento del maíz y de los derivados de la caña de azúcar es bien alta, por cuanto Estados Unidos y Brasil nos han tomado como conejillo de indias para instalar una planta piloto productora de etanol, lo que ha sido recibido con una sonrisa de oreja a oreja por los capitalistas terratenientes de ARENA, quienes no vacilaran en depredar aun más al país, para sembrar caña de azúcar y otros productos agrícolas que no serán para alimentar a la población, sino para darle paso a la política inhumana de convertir alimentos en bio-combustible.
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