Néstor Marín
Managua, 18 jul (PL) Sin ser un aniversario "redondo", la conmemoración de la Revolución Sandinista adquiere hoy especial connotación porque por primera vez desde 1990 será celebrado con el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) en el poder.
Diecisiete años atrás, encajado a duras penas el golpe de una inesperada derrota electoral, el ya para esa fecha ex presidente Daniel Ortega prometía a sus seguidores que el FSLN gobernaría "desde abajo" hasta recuperar el poder.
Tras dos intentos fallidos (1996 y 2001), el líder sandinista se instaló nuevamente en la silla presidencial el 10 de enero pasado.
Siete meses después, muchos se preguntan ahora sí con su vuelta al poder, Ortega trajo consigo la Revolución Popular Sandinista que triunfó el 19 de julio de 1979.
Para el historiador Aldo Díaz Lacayo, se trata de una discusión ociosa, porque, asegura, es una situación geopolítica totalmente distinta.
"Cuando triunfó en 1979, la Revolución Popular Sandinista era una golondrina que no hacía verano en el contexto de América Latina en particular, y en el Sur en general", aseguró Díaz Lacayo a Prensa Latina.
De acuerdo con el también diplomático nicaragüense, 28 años atrás, sólo la Revolución Cubana se mantenía imbatible, a despecho del aislamiento y los ataques orquestados desde Estados Unidos.
Para Díaz Lacayo otra prueba irrefutable es que menos de un año después de la instalación de la Junta de Reconstrucción Nacional, el presidente estadounidense Ronald Reagan comenzó su guerra de agresión contra Nicaragua.
"Ahora, sin embargo, es completamente distinta la situación, porque somos una golondrina que se suma a toda una parvada de golondrinas que vuelan en América Latina", advierte el analista, en alusión a los numerosos gobiernos de izquierda del continente.
Díaz Lacayo considera, además, que las nuevas autoridades deben ponerse al día con los nuevos conceptos político-ideológicos, aunque sin echar por tierra, aclara, los antiguos principios que sustentaron la Revolución Sandinista de 1979.
Tienen que adecuarse a este nuevo ímpetu de unidad geopolítica de América Latina, apuntó el analista, tras recalcar que a diferencia de hace 28 años, la lucha ya no es "con las balas", sino con ideas.
En su opinión, el gobierno que encabeza Ortega está haciendo un esfuerzo extraordinario para integrarse a ese movimiento de unidad geopolítica, y recuperar el tiempo perdido, luego de 16 años de gobiernos neoliberales.
"Yo creo que vamos bien. Toda Revolución, en todas las épocas, tiene un inmenso reto por delante, y el FSLN no es la excepción, sobre todo por la imagen que trae de aquella Revolución que fue una golondrina que no hizo verano", concluyó Díaz Lacayo.
Managua, 18 jul (PL) Sin ser un aniversario "redondo", la conmemoración de la Revolución Sandinista adquiere hoy especial connotación porque por primera vez desde 1990 será celebrado con el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) en el poder.
Diecisiete años atrás, encajado a duras penas el golpe de una inesperada derrota electoral, el ya para esa fecha ex presidente Daniel Ortega prometía a sus seguidores que el FSLN gobernaría "desde abajo" hasta recuperar el poder.
Tras dos intentos fallidos (1996 y 2001), el líder sandinista se instaló nuevamente en la silla presidencial el 10 de enero pasado.
Siete meses después, muchos se preguntan ahora sí con su vuelta al poder, Ortega trajo consigo la Revolución Popular Sandinista que triunfó el 19 de julio de 1979.
Para el historiador Aldo Díaz Lacayo, se trata de una discusión ociosa, porque, asegura, es una situación geopolítica totalmente distinta.
"Cuando triunfó en 1979, la Revolución Popular Sandinista era una golondrina que no hacía verano en el contexto de América Latina en particular, y en el Sur en general", aseguró Díaz Lacayo a Prensa Latina.
De acuerdo con el también diplomático nicaragüense, 28 años atrás, sólo la Revolución Cubana se mantenía imbatible, a despecho del aislamiento y los ataques orquestados desde Estados Unidos.
Para Díaz Lacayo otra prueba irrefutable es que menos de un año después de la instalación de la Junta de Reconstrucción Nacional, el presidente estadounidense Ronald Reagan comenzó su guerra de agresión contra Nicaragua.
"Ahora, sin embargo, es completamente distinta la situación, porque somos una golondrina que se suma a toda una parvada de golondrinas que vuelan en América Latina", advierte el analista, en alusión a los numerosos gobiernos de izquierda del continente.
Díaz Lacayo considera, además, que las nuevas autoridades deben ponerse al día con los nuevos conceptos político-ideológicos, aunque sin echar por tierra, aclara, los antiguos principios que sustentaron la Revolución Sandinista de 1979.
Tienen que adecuarse a este nuevo ímpetu de unidad geopolítica de América Latina, apuntó el analista, tras recalcar que a diferencia de hace 28 años, la lucha ya no es "con las balas", sino con ideas.
En su opinión, el gobierno que encabeza Ortega está haciendo un esfuerzo extraordinario para integrarse a ese movimiento de unidad geopolítica, y recuperar el tiempo perdido, luego de 16 años de gobiernos neoliberales.
"Yo creo que vamos bien. Toda Revolución, en todas las épocas, tiene un inmenso reto por delante, y el FSLN no es la excepción, sobre todo por la imagen que trae de aquella Revolución que fue una golondrina que no hizo verano", concluyó Díaz Lacayo.
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