En reposo Fidel inspira igual que siempre
Por: Pastor Valle-Garay
Senior Scholar, Universidad de York
Toronto, Canadá. - Al instante del triunfo la revolución cubana parió en Fidel Castro un Patrimonio de la Humanidad y para las Américas un renacimiento.
Cierra pues diciembre coincidiendo los 80 años del Comandante con otro aniversario de la marcha triunfal a La Habana del valiente grupo de revolucionarios decididos a cambiar la historia.
Es hermoso y justo entonces que en esta magna efeméride coincidan también en congregarse en La Habana personalidades de la política y de la intelectualidad nacional e internacional en justo y merecido homenaje al Presidente y a la revolución.
Que Fidel se encuentra delicado de salud lo sabe todo el mundo. Que pesan los años es normal. Que necesita reposo es obvio. Que no hizo acto de presencia en los homenajes lo comprenden bien y lo respetan quienes lo estiman y admiran tanto. Todo lo demás sobra.
Ni el perverso júbilo de la mafia anticastristas en Miami, ni los desatinados vaticinios de inminentes cambios en Cuba lanzados desde los corredores de Washington y menos aún la mezquina especulación amarillista de los medios del imperialismo son capaces de empañar por un instante las festividades del pueblo y de los amigos de Cuba al celebrar la vida, la obra y el legado de Fidel Castro a la humanidad.
Y es que las aves de rapiña deben caer en cuenta, aunque no lo quieran. que esta herencia no es pasajera ni es de ayer. Lleva rato su concepción. Hace medio siglo Fidel, y nadie más, diseminó con su ejemplo la semilla. Se esparció y germinó a los cuatro vientos preñando el fértil vientre de una América sedienta y ansiosa de libertad. Brotó con creces.
Hoy los retoños alimentados por el entrañable amor de Cuba florecen radiantes, incontenibles en Bolivia, en Brasil, en Chile, en Ecuador, en Nicaragua, en Uruguay y en Venezuela. Otros seguirán. Pero nadie duda que fue Fidel el jardinero del eterno soplo primaveral. Tampoco hay vuelta atrás. Las ansias de libertad alteraron para siempre el paisaje de América y no hay fuerzas en Washington ni en ningún lugar que puedan cambiarlo jamás.
De ahí que nos merecemos también la satisfacción de dar un vistazo alrededor, a vuelo de pájaro libre, y sentirnos enormemente satisfechos de su misión. De saber que jamás en la historia ningún ser humano logró transformar tan exitosa, tan radicalmente a todo un Hemisferio como lo hizo Fidel. De sentirnos privilegiados por haber compartido esta experiencia única con un verdadero y eterno Patrimonio de la Humanidad.
Por: Pastor Valle-Garay
Senior Scholar, Universidad de York
Toronto, Canadá. - Al instante del triunfo la revolución cubana parió en Fidel Castro un Patrimonio de la Humanidad y para las Américas un renacimiento.
Cierra pues diciembre coincidiendo los 80 años del Comandante con otro aniversario de la marcha triunfal a La Habana del valiente grupo de revolucionarios decididos a cambiar la historia.
Es hermoso y justo entonces que en esta magna efeméride coincidan también en congregarse en La Habana personalidades de la política y de la intelectualidad nacional e internacional en justo y merecido homenaje al Presidente y a la revolución.
Que Fidel se encuentra delicado de salud lo sabe todo el mundo. Que pesan los años es normal. Que necesita reposo es obvio. Que no hizo acto de presencia en los homenajes lo comprenden bien y lo respetan quienes lo estiman y admiran tanto. Todo lo demás sobra.
Ni el perverso júbilo de la mafia anticastristas en Miami, ni los desatinados vaticinios de inminentes cambios en Cuba lanzados desde los corredores de Washington y menos aún la mezquina especulación amarillista de los medios del imperialismo son capaces de empañar por un instante las festividades del pueblo y de los amigos de Cuba al celebrar la vida, la obra y el legado de Fidel Castro a la humanidad.
Y es que las aves de rapiña deben caer en cuenta, aunque no lo quieran. que esta herencia no es pasajera ni es de ayer. Lleva rato su concepción. Hace medio siglo Fidel, y nadie más, diseminó con su ejemplo la semilla. Se esparció y germinó a los cuatro vientos preñando el fértil vientre de una América sedienta y ansiosa de libertad. Brotó con creces.
Hoy los retoños alimentados por el entrañable amor de Cuba florecen radiantes, incontenibles en Bolivia, en Brasil, en Chile, en Ecuador, en Nicaragua, en Uruguay y en Venezuela. Otros seguirán. Pero nadie duda que fue Fidel el jardinero del eterno soplo primaveral. Tampoco hay vuelta atrás. Las ansias de libertad alteraron para siempre el paisaje de América y no hay fuerzas en Washington ni en ningún lugar que puedan cambiarlo jamás.
De ahí que nos merecemos también la satisfacción de dar un vistazo alrededor, a vuelo de pájaro libre, y sentirnos enormemente satisfechos de su misión. De saber que jamás en la historia ningún ser humano logró transformar tan exitosa, tan radicalmente a todo un Hemisferio como lo hizo Fidel. De sentirnos privilegiados por haber compartido esta experiencia única con un verdadero y eterno Patrimonio de la Humanidad.
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