Olga Salanueva y Adriana Pérez, esposas de René González y Gerardo Hernández respectivamente recibieron nuevamente la negativa del gobierno norteamericano de visitar a sus familiares en las prisiones donde se encuentran.
"Una vez más el gobierno de Estados Unidos practica la mentira", denunció Ricardo Alarcón , Presidente del Parlamento cubano, al dar a conocer la noticia de que al mediodía de ayer 12 de septiembre de 2007, el Departamento de Estado le comunicó a Olga Salanueva y a Adriana Pérez que sus solicitudes de visa para ir a ver a sus esposos presos en los Estados Unidos – René González y Gerardo Hernández- habían sido denegadas por octava ocasión.
El argumento alegado por las autoridades estadounidenses intenta relacionar a ambas mujeres con actividades de espionaje. "Mienten, ellas no pueden ser acusadas de espionaje porque ni siquiera sus esposos lo fueron", precisó Alarcón.
En el caso de Olga, ella permaneció residiendo legalmente durante dos años y dos meses en territorio norteamericano, después del arresto del René, el cual se produjo en su casa y en su presencia. En ese período de tiempo, no se le indicó vinculación alguna con los cargos de los que posteriormente fue acusado su esposo ni tampoco fue acusada ni encausada por ningún cargo federal. De haberlo considerado necesario, dos años y dos meses fue tiempo suficiente para que el Gobierno de Estados Unidos presentara cargos en su contra y la encausara.
En el caso de Adriana de haber tenido alguna evidencia concreta, el Gobierno de Estados Unidos podría haber actuado contra ella en julio de 2002 cuando la mantuvo detenida arbitrariamente durante 11 horas en el aeropuerto de Houston, Texas, ocasión en que le revocó su visa y le impidió su entrada a territorio norteamericano y por lo tanto visitar a su esposo en prisión.
Alarcón subrayó que habría que preguntarse qué extraño elemento de crueldad constituye el hecho de que las dos fueron citadas por la Sección de Intereses de Washington en La Habana este 12 de septiembre, precisamente el mismo día en que se cumplen nueve años de su injusto encarcelamiento. Señaló además que una forma de torturar a estos hombres es impidiendo el contacto con sus seres queridos, cuando son merecedores del reconocimiento, el honor y el homenaje por sus servicios a la humanidad.
"Una vez más el gobierno de Estados Unidos practica la mentira", denunció Ricardo Alarcón , Presidente del Parlamento cubano, al dar a conocer la noticia de que al mediodía de ayer 12 de septiembre de 2007, el Departamento de Estado le comunicó a Olga Salanueva y a Adriana Pérez que sus solicitudes de visa para ir a ver a sus esposos presos en los Estados Unidos – René González y Gerardo Hernández- habían sido denegadas por octava ocasión.
El argumento alegado por las autoridades estadounidenses intenta relacionar a ambas mujeres con actividades de espionaje. "Mienten, ellas no pueden ser acusadas de espionaje porque ni siquiera sus esposos lo fueron", precisó Alarcón.
En el caso de Olga, ella permaneció residiendo legalmente durante dos años y dos meses en territorio norteamericano, después del arresto del René, el cual se produjo en su casa y en su presencia. En ese período de tiempo, no se le indicó vinculación alguna con los cargos de los que posteriormente fue acusado su esposo ni tampoco fue acusada ni encausada por ningún cargo federal. De haberlo considerado necesario, dos años y dos meses fue tiempo suficiente para que el Gobierno de Estados Unidos presentara cargos en su contra y la encausara.
En el caso de Adriana de haber tenido alguna evidencia concreta, el Gobierno de Estados Unidos podría haber actuado contra ella en julio de 2002 cuando la mantuvo detenida arbitrariamente durante 11 horas en el aeropuerto de Houston, Texas, ocasión en que le revocó su visa y le impidió su entrada a territorio norteamericano y por lo tanto visitar a su esposo en prisión.
Alarcón subrayó que habría que preguntarse qué extraño elemento de crueldad constituye el hecho de que las dos fueron citadas por la Sección de Intereses de Washington en La Habana este 12 de septiembre, precisamente el mismo día en que se cumplen nueve años de su injusto encarcelamiento. Señaló además que una forma de torturar a estos hombres es impidiendo el contacto con sus seres queridos, cuando son merecedores del reconocimiento, el honor y el homenaje por sus servicios a la humanidad.
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