San Salvador, 16 mar (PL) El presidente electo de El Salvador, Mauricio Funes, aseguró hoy que el país entró en una nueva etapa de reconciliación tras la victoria en las urnas del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN).
El próximo gobernante señaló la necesidad de forjar la unidad nacional para hacer frente a los desafíos inmediatos, tal y como propuso durante la campaña proselitista.
La nación vive una crisis interna producida por 20 años de gobiernos empresariales que provocaron pobreza y marginación a la mayoría del pueblo, precisó.
Además, dijo, hay que prepararse para contrarrestar los graves daños de las turbulencias globales, las cuales serán particularmente sensibles por la dependencia hacia Estados Unidos debido a la dolarización y la firma del Tratado de Libre Comercio.
Recordó que el 18 por ciento de la economía local se nutre de las remesas que más de dos millones de salvadoreños envían a sus familiares desde el país norteño.
“No tenemos otro camino que forjar la unidad para enfrentar esta situación”, dijo Funes, y llamó a aprovechar las oportunidades del cambio aprobado por el pueblo en las urnas.
Lo que muchos consideraban improbable finalmente ocurrió, declaró, y comparó este momento con la firma de un nuevo acuerdo de paz para sacar adelante a las mayorías.
“Mi gobierno logrará el rescate institucional del país y dejaremos atrás la exclusión y la intolerancia”, expresó, al tiempo que aseguró buscar el imperio de la ley.
En cuanto a su gabinete, el mandatario electo dijo que será anunciado a su debido tiempo porque ahora estará inmerso en integrar su equipo para preparar la transición.
Aceptó también la propuesta de la Alianza Republicana Nacionalista de ejercer una oposición constructiva.
“Estamos viviendo momentos de reconciliación que permitirán a El Salvador encontrarse consigo mismo”, aseguró.
Mauricio Funes tomará posesión de la presidencia el próximo 1 de junio para un período de cinco años.
El próximo gobernante señaló la necesidad de forjar la unidad nacional para hacer frente a los desafíos inmediatos, tal y como propuso durante la campaña proselitista.
La nación vive una crisis interna producida por 20 años de gobiernos empresariales que provocaron pobreza y marginación a la mayoría del pueblo, precisó.
Además, dijo, hay que prepararse para contrarrestar los graves daños de las turbulencias globales, las cuales serán particularmente sensibles por la dependencia hacia Estados Unidos debido a la dolarización y la firma del Tratado de Libre Comercio.
Recordó que el 18 por ciento de la economía local se nutre de las remesas que más de dos millones de salvadoreños envían a sus familiares desde el país norteño.
“No tenemos otro camino que forjar la unidad para enfrentar esta situación”, dijo Funes, y llamó a aprovechar las oportunidades del cambio aprobado por el pueblo en las urnas.
Lo que muchos consideraban improbable finalmente ocurrió, declaró, y comparó este momento con la firma de un nuevo acuerdo de paz para sacar adelante a las mayorías.
“Mi gobierno logrará el rescate institucional del país y dejaremos atrás la exclusión y la intolerancia”, expresó, al tiempo que aseguró buscar el imperio de la ley.
En cuanto a su gabinete, el mandatario electo dijo que será anunciado a su debido tiempo porque ahora estará inmerso en integrar su equipo para preparar la transición.
Aceptó también la propuesta de la Alianza Republicana Nacionalista de ejercer una oposición constructiva.
“Estamos viviendo momentos de reconciliación que permitirán a El Salvador encontrarse consigo mismo”, aseguró.
Mauricio Funes tomará posesión de la presidencia el próximo 1 de junio para un período de cinco años.
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