lunes, marzo 30, 2009

El cambio, aportará fuerza para enfrentar la crisis

Licda. Norma Guevara de Ramirios
Diputada electa por el FMLN


Que tremendo sería enfrentar los efectos de una crisis con la voracidad, la corrupción y la insensibilidad social de los gobiernos anteriores. Que bueno que pudimos como pueblo, asegurar que en la conducción del país inicie el 1 de junio, un gobierno comprometido en realizar la política situando a la gente, al ser humano como pilar fundamental; porque ese sólo hecho, coloca a la persona como actora fundamental, y no como simple objeto o víctima; ese sólo hecho, aportará una fuerza nueva para evitar que los efectos negativos de una crisis externa y además la propia crisis nacional, se descarguen sobre las espaldas del pueblo pobre, de las capas medias y de las pequeñas y medianas empresas.

El ánimo de querer ser parte de un nuevo El Salvador, más justo, democrático, participativo y humano, son fundamentales para garantizar que todas y todos aportemos de manera proactiva a la dinamización de la vida social, cultural, económica y ambiental. Vamos a requerir de junio en delante una actitud atenta y abierta al diálogo, vamos a requerir de fortalecer la cultura y la identidad y con esa actitud encontraremos caminos que crucen desde la agricultura hasta el turismo; desde la historia hasta las maneras nuevas de organizar las elecciones; desde los esfuerzos familiares para producir parte de lo que comemos hasta la cooperación que nos aporta formas nuevas para producir y crear.

Que bueno que para el fútbol encontremos inspiración en la política y que alentados por la convicción de que podemos hacer cosas nuevos saquemos el coraje para acompañar a nuestros deportistas… «¡Sí se puede!» gritaban las y los aficionados a nuestra Selección Nacional en el Estadio y pudimos ver en esos dos goles, a la selección estadounidense, nuestra esperanza de alcanzar nuevos niveles como país. Se trata de que como pueblo creamos en el cambio, queramos el cambio y trabajemos por el cambio que es una manera de decir que aspiramos a algo mejor y superior a lo que vemos, lo que somos y lo que tenemos como Nación.

En una democracia auténtica las personas contamos, no sólo somos contadas; en el pueblo hay ideas, hay sabiduría, hay capacidad para innovar, para recrear, para recuperar identidad e historia, hay, sobre todo, capacidad de sentir y al saberse apreciada una persona, se crea la condición para una comunicación social e interacción positiva capaz de desatar el crecimiento del principal capital para desarrollarnos, el capital humano. Por el contrario el prejuicio y la represión, los casilleros y estancos inhiben la expresividad del talento humano y por eso, el cambio que viene con el nuevo gobierno debe alentar y estimular a las personas, empezando por las niñas y los niños.

En un oficio religioso del domingo pasado realizado por la Iglesia Luterana para dar gracias a Dios por la victoria electoral, fuimos invitados algunos militantes del FMLN, y en una parte del mismo, personas humildes expresaban el significado que para sus vidas, reprimidas en el pasado, representa la victoria del FMLN, la automática comunión con seres queridos que sufrieron y que murieron deseando ver la victoria del pueblo; y en ese contexto una niña, nieta del Obispo Luterano con su manera de hablar y su ánimo gritó, “¡el pueblo unido jamás será vencido!” y el Obispo hacía ver la importancia de respetar a la infancia que no puede ser segregada de su entorno familiar; esto para decir que si los padres viven con alegría el ser del FMLN, es lógico que de una manera u otra los niños lo expresen. Vida sana, con entusiasmo, en libertad, con respeto y consideración a los demás, dialogando, trabajando, escuchándonos, expresando nuestro imaginario del cambio y en armonía con ese sentimiento popular vamos a estar emocionalmente dispuestos a producir entre todos y todas, las transformaciones necesarias y justas que se persiguen desde hace mucho tiempo.

La baja de remesas, la restricción del crédito, el desempleo, la crisis energética, del transporte público, y tantos otros problemas que vienen agravándose producto de las políticas gubernamentales o de factores externos, requerirán de todos y todas, requerirán de ese ánimo de cambio para enfrentarlos para convertirlos en oportunidad de generar nuevas lógicas más apegadas a nuestra cultura y a nuestras necesidades. Sin lugar a dudas, el cambio aportará fuerza para encarar viejos problemas y para crear un nuevo rostro a la democracia salvadoreña, con justicia y libertad para todas y todos.

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