jueves, abril 06, 2006

¡Y MUJER TENIA QUE SER !

Ana Gladys Méndez
Ottawa, Canadá

Ser mujer no ha sido fácil para la mujer salvadoreña como tampoco ha sido fácil en otras partes del mundo.

Recuerdo que desde niña fui testigo de las injusticias cometidas en contra de la mujer, niñas y niños creciendo en una sociedad machista; pero quizá lo más grave ha sido, para mi, vivir en una sociedad tan injusta, represiva y desigual. Así han vivido las mujeres de El Salvador y en Latinoamérica desde la llegada, en 1525, de ese grupo de maleantes, ex convictos saqueadores y violadores que acompañaron a Cristóbal Colon hace ya mas de 500 años.


En las tribus Náhuatl Pipiles, Lencas, Cacaoperas y Mayas que eran las culturas predominantes en la área delimitada por nuestro territorio nacional, el respeto y el amor a la madre tierra, era Inconmensurable y sobretodo por la fertilidad de nuestros campos a los cuales nuestras sociedades tribales estaban íntimamente vinculadas. Campos labrados por los hombres que al sembrar en ellos sus plantíos se sentía bendecidos por los dioses y agradecidos al momento de recoger el producto de sus cosechas. Juntos a sus mujeres, ancianos y niños agradecían a la vida y ponían en manos de sus mujeres las ofrendan producto de sus trabajos. Entre sus dioses encontrábamos a la mujer ocupando un puesto importante entre sus deidades que adoraban y respetaban. Entre esas deidades encontramos la diosa luna, Ixchel que controlaba el medioambiente, las aguas, el aire y la tierra, era la madre de los dioses. No dudaban en dignificar al mujer nombrando ciudades como Sihuatehuacan, “ciudad de las hechiceras” (sihuat, “mujer, tehua, “brujo”, can, “ciudad”) como era conocida la ciudad occidental de Santa Ana.

En su mujer indígena, estos pueblos ancestrales, encontraban la paz, la espiritualidad, el alivio a sus males cuando sus mujeres les ofrecían un brebaje de medicinas naturales que cuidadosamente se habían dedicado de estudiar mientras sus hombres labraban las tierras. El respeto a sus familias a sus vecinos y amigos adornaban la gracia y feminidad de estas mujeres que se sentían en un lugar privilegiado dentro de la sociedad en la que vivían con poder y dignidad. Al plantear esta situación parece un cuento de Hadas en la que todo era felicidad, paz y amor. Visto todo esto parece lejano y casi mentira de que las mujeres alguna vez hubiéramos ocupado un lugar importante en la vida de una sociedad comunitaria, en la que el respeto, la justicia e igualdad, eran los valores de nuestra cultura indígena. Pero los conquistadores llegaron burlando a nuestras mujeres, las damas de la sociedad Española se horrorizaron de lo salvaje que nos encontraron: así el calvario de nuestras Indígenas comenzó y no ha parado hasta nuestros días.

Herencia de aquellos momentos de dominación española y de conquista son algunas expresiones discriminatorias que todavía suenan en boca de muchos salvadoreños como por ejemplo: ¡ Que india, es esta mujer!, Y que va a saber esta india pata rajada !!, Si más bien es una india caituda que no sabe nada, Un indio menos una tortilla mas, Esa es una india come piojos; en fin tantas otras. Y así las mujeres desplazadas de su lugar, despojadas de su identidad y de sus raíces culturales se han convertido en uno de los sectores más vulnerables e indefensos relegados de los programas de desarrollo cultural, educativo, científico de los diferentes gobiernos de la historia social y política de nuestro país.

La mujer salvadoreña es desvalorizada y minimizada vulnerando su auto estima desde que nace; pues cuando se le pregunta a la madre, poco después de que a dado a luz, “Y que Fue” La desilusión es grande. Cuando la partera o la madre que se atiende ella misma por falta de asistencia medica o falta de instituciones de salud, responde “Fue Una Nina”. Ante esta desconcertante respuesta a veces el mismo padre, abuelo, hermano o amigo más cercano expresan con un aire un tanto indiferente “pues ni modo que le vamos a hacer”. “Ojala no te vaya a salir loca cuando sea grande”. En el mejor de los casos, la gente expresara: “pues por lo menos tendrás quien te ayude en la casa?

A estas alturas en la que algunas pocas mujeres valiéndose del patrimonio familiar han demostrado su capacidad y logrado desarrollar una fuerte lucha por abrirse un espacio y reconocimiento en la sociedad moderna; siguen siendo victimas de discriminación social. Diariamente tenemos que hacer de oídos sordos y sufrir los improperios lanzados, a veces hasta por otras mujeres, cuando cometemos errores, expresiones tales como: ¡Nombre!! Y mujer tenía que ser!!, Solo a una mujer se le puede ocurrir una estupidez así!! Otros dichos populares de genero tales como: La mona aunque se vista de seda, mona se queda. Gallina que come huevos, aunque le quemen el pico. En el mejor de los casos dirán: “Detrás de un gran hombre hay una gran mujer”.

Pese a las desventajas en que se encuentra la mujer salvadoreña por los altos niveles de pobreza y miseria en El Salvador, ahora en esta época de la post guerra civil y en el campo de lucha por la defensa de los Acuerdos de Paz; Nos encontramos ante un nuevo avance organizativo de la mujer por desarrollo social económico y político. Muchas son las organizaciones que luchan en pro del emponderamiento de la mujer en nuestro país y por el rescate de nuestra propia identidad, valor ancestral y nuestro verdadero lugar en la sociedad salvadoreña. Sabemos que somos capaces de aportar al desarrollo de nuestro país. Que somos mujeres que reflejamos la belleza misma de la naturaleza, de la vida, que somos mujeres apasionadas en lo que hacemos, nos proponemos y vivimos diariamente, que somos las fieles amantes de la paz y del amor, que tenemos el coraje de sobreponernos al dolor; pero que también somos el fuego capaz de arrasar con las políticas neoliberales del imperialismo opresor y las derechas malévolas que buscan destruir nuestra imagen de mujeres capaces de conquistar nuestros derechos y libertad. Libertad que han robado a de los pueblos latinoamericanos y a nuestro pulgarcito de América. Figura de mujer libertaria convertida en estatua que ahora exponen orgullosamente en un parque en New York . Saqueadores modernos que se roban el derecho de autodeterminación de nuestros pueblos.

Con esa feminidad, que vuelve loco de pasión a cualquiera, estamos pariendo un movimiento de mujeres fuerte, sólido y combativo. Como descendiente de las dignas mujeres indígenas salvadoreñas me siento orgullosa de decir que la organización emancipadora de la mujer y el pueblo salvadoreño se va multiplicando con esa fuerza de la sangre indígena que corre por nuestras venas. Actualmente en El Salvador la mujer salvadoreña esta en pie de lucha por sus reivindicaciones y sus derechos. Adelante Compañeras de la Asociación Movimiento de Mujeres Mélida Anaya Montes (Las Mélidas); Marcha Mundial, capítulo El Salvador; Las Dignas; Mujeres Transformando; IMU; Asociación de Mujeres Salvadoreñas por la Autodeterminación y el Desarrollo (AMS); Organización de Mujeres Salvadoreñas (ORMUSA); Programa de Género de CRIPDES; Concertación de Mujeres; Comité Nacional de Mujeres Cooperativas de CONFRAS CNMC CONFRAS; FEASIES; Flor de Piedra; Ciudadanía y Acción; Unidad Ecológica Salvadoreña (UNES); Asociación de Mujeres Rurales, compañeras del Glorioso Frente Farabundo Martí Para la Liberación Nacional para mencionar algunas.

Además quiero felicitar en grande a nuestra Alcaldesa de San Salvador, Primera Mujer En 460 anos que llega a tan alto cargo después de que esta ciudad fuera fundada. La fundación de estas nuevas ciudades, con nombres españoles, marcó la marginación de la mujer indígena, de la mujer salvadoreña. Con el triunfo electoral del 12 de Marzo del 2006 de la Alcaldesa de San Salvador, Compañera Violeta Menjivar y su honorable Consejo Municipal, con una fuerte participación de Dignas y Respetables mujeres salvadoreñas, se marca un nuevo periodo de avance hacia el Respeto, La Paz, la Justicia y la Igualdad de la sociedad por la cual estamos luchando. Las mujeres decimos gracias al pueblo salvadoreño que dio su voto a este maravilloso equipo de bellas mujeres y hombres entregados a las luchas populares. Esta combinación de sabiduría y esfuerzo es el producto de la aplicación de una política revolucionaria de género del FMLN vanguardia del pueblo salvadoreño.

Con particular dedicación a las mujeres recientemente electas a ocupar puestos en la función publica.

Ana Gladys Méndez
Ottawa, Canadá

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