(PL) La II Convención Antipandillas abrirá hoy su primera sesión con temas sobre prevención social y policial, y combate al crimen organizado, manifestó el subdirector de la Policía Nacional Civil (PNC) de El Salvador, Pedro González.
En declaraciones a la prensa, la autoridad local agregó que, entre otros asuntos, se abordarán epígrafes dedicados a la seguridad ciudadana, inteligencia, las pandillas o Maras dentro de centros penales y las rutas de migración.
La cita, expresó, comenzará esta tarde en San Salvador y culminará mañana, con el objetivo de analizar el aumento de la delincuencia vinculada a las bandas delictivas.
Representantes de El Salvador, Belice, Costa Rica, Honduras, Guatemala, Nicaragua, Panamá, Colombia, Canadá y Estados Unidos evaluarán la manera de contrarrestar la proliferación del fenómeno a nivel continental.
El director de la PNC, Rodrigo Avila, aclaró que la zona precisa de instrumentos cada vez mejores para enfrentar el crimen generado por las Maras y advertir otras manifestaciones del problema.
Recordó que el primer encuentro de este tipo, realizado en 2005 en San Salvador, sugirió reorientar el combate a los grupos a partir de sus estructuras criminales, y no con las capturas masivas de sus integrantes.
Adicionó que las Maras tienen su origen en la pobreza, la marginación y la desintegración familiar, por lo cual se requieren soluciones globales.
"Debe existir una corresponsabilidad de los sectores para neutralizar el flagelo, y dar un tratamiento particular a los jóvenes en su doble condición de víctimas e infractores", apuntó.
En el caso salvadoreño, los registros reflejan la existencia de nueve mil 700 integrantes de las Maras, entre ellos tres mil 500 encarcelados luego de ser condenados por diferentes delitos.
Expertos coinciden en que los malhechores suelen ser utilizados por el crimen organizado en el narcotráfico, venta ilegal de armas y en la ejecución de secuestros y homicidios.
Las políticas de mano dura, aplicadas en varias de las naciones continentales, demostraron ser ineficaces para resolver una problemática considerada ya estructural y extendida con extraordinaria rapidez por toda el área.
Estados Unidos, el mayor consumidor de estupefacientes del mundo, reporta dentro de su territorio nacional alrededor de 800 mil delincuentes de origen latinoamericano, unos seis mil de la Mara Salvatrucha y La 18.
En declaraciones a la prensa, la autoridad local agregó que, entre otros asuntos, se abordarán epígrafes dedicados a la seguridad ciudadana, inteligencia, las pandillas o Maras dentro de centros penales y las rutas de migración.
La cita, expresó, comenzará esta tarde en San Salvador y culminará mañana, con el objetivo de analizar el aumento de la delincuencia vinculada a las bandas delictivas.
Representantes de El Salvador, Belice, Costa Rica, Honduras, Guatemala, Nicaragua, Panamá, Colombia, Canadá y Estados Unidos evaluarán la manera de contrarrestar la proliferación del fenómeno a nivel continental.
El director de la PNC, Rodrigo Avila, aclaró que la zona precisa de instrumentos cada vez mejores para enfrentar el crimen generado por las Maras y advertir otras manifestaciones del problema.
Recordó que el primer encuentro de este tipo, realizado en 2005 en San Salvador, sugirió reorientar el combate a los grupos a partir de sus estructuras criminales, y no con las capturas masivas de sus integrantes.
Adicionó que las Maras tienen su origen en la pobreza, la marginación y la desintegración familiar, por lo cual se requieren soluciones globales.
"Debe existir una corresponsabilidad de los sectores para neutralizar el flagelo, y dar un tratamiento particular a los jóvenes en su doble condición de víctimas e infractores", apuntó.
En el caso salvadoreño, los registros reflejan la existencia de nueve mil 700 integrantes de las Maras, entre ellos tres mil 500 encarcelados luego de ser condenados por diferentes delitos.
Expertos coinciden en que los malhechores suelen ser utilizados por el crimen organizado en el narcotráfico, venta ilegal de armas y en la ejecución de secuestros y homicidios.
Las políticas de mano dura, aplicadas en varias de las naciones continentales, demostraron ser ineficaces para resolver una problemática considerada ya estructural y extendida con extraordinaria rapidez por toda el área.
Estados Unidos, el mayor consumidor de estupefacientes del mundo, reporta dentro de su territorio nacional alrededor de 800 mil delincuentes de origen latinoamericano, unos seis mil de la Mara Salvatrucha y La 18.
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