miércoles, febrero 18, 2009

Cuba: Límites del Sincretismo Religioso (sin editar)

Por ANDREA TUTOR

Decir “sincretismo en Cuba” no es lo mismo que decir “sincretismo cubano”. Este es un asunto, que debía estar muy claro en la mente de los cubanos y de los que visitan la Isla, pero no es así. El primero, que nos llenó de confusión, en este sentido, fue el dr. Fernando Ortiz, al definir los ritos religiosos y manifestaciones culturales inherentes a una parte de la población negra del Archipiélago Cubano, descendientes de esclavos africanos, con todo un conjunto de mezclas étnicas y raciales y, diferentes grados de mestizaje, en calidad de folkor[1] cubano; además, erróneamente, lo hizo generalizable para toda la población negra y mestiza de la Isla, lo que no era válido, mucho más en su tiempo, para el resto de la población negra y sus descendientes más allá de Matanzas. Pudiendo enmarcarse dicho fenómeno, físicamente, en la región, que se extiende entre Artemisa y Matanzas, en lo fundamental, tal vez, hasta Unión de Reyes en esta última provincia; coincidente con la zona, que se especializa en caña de azúcar, y es la semilla del boom azucarero cubano, que hizo necesaria la importación de un grupo importante de negros africanos, como mano de obra; Boom Azucarero, que tuvo su punto inicial en el año 1792 y abarcó la primera mitad del siglo XIX.

Bien, el Boletín Info-RIES* nº 119: Cuba vive el resurgir de la santería, reproducido, en 2 de Febrero de 2009, por CubaNuestra Digital, intenta ilustrarnos sobre las religiones africanas, enraizadas en Cuba, producto del fenómeno social llamado esclavitud y Trata Negrera, que le acompañó, aunque no menciona a ésta. Desafortunadamente, el autor de dicho artículo no realizó una investigación sobre religión en Cuba, sino que restringe el hecho del sincretismo a la opinión de personas incultas y a la observación de ceremonias de Palo Monte.

Ante todo, es necesario a la hora de estudiar y escribir sobre la religiosidad de una parte de la población cubana; religiosidad, cuyo número de participantes ha ido creciendo en los 50 años de Revolución Cubana; muy en primer lugar, porque no fue reprimida del mismo modo que las confesiones cristianas y, en particular, la católica; así como se vio favorecida su expansión, producto a un incremento importante de la movilidad social, basado en la masificación de la Educación, el traslado de jóvenes desde el resto del país a La Habana y su ulterior retorno, en la mayoría de los casos, a sus regiones de origen, en un proceso similar a la propagación del baile de Casino; también, por el desarrollo de la infraestructura de transporte, con independencia de su retraso en comparación con las necesidades de transportación, al duplicarse la población residente en la Isla e incrementar la movilidad geográfica, pues, al hacer un estudio es necesario tomar en consideración, que sólo se está en presencia de una parte de la población cubana, y no mayoritaria. De hecho, son muchos los cubanos, que desconocen y temen tales prácticas[2], ignoran sus manifestaciones y sólo han participado, como observadores, en espectáculos culturales de muestras de la música acompañante de tales expresiones étnicas. En Cuba, están presentes innumerables formas de religiosidad, pero Cuba es, ante todo, católica y su pertenencia, su base cultural, no debe ser manipulada ni tergiversada. Sólo han pasado 11 años de la visita de Juan Pablo II, en que vimos plazas desbordadas, millones confesando, públicamente, su fe católica, sin miedo a ningún tipo de represión.

Por cierto, con independencia de mi cuestionamiento del dr. Fernando Ortiz y su obra, más que nada por su generalización, de lo que, también, adolece el artículo presentado en e Boletín Info-RIES* nº 119: “Cuba vive el resurgir de la santería”, para escribir sobre este fenómeno presente en la Sociedad Cubana, no se pueden obviar sus textos, ni sustituirnos con una observación profana. Por otra parte, quién intente adentrarse en ese mundo, y exponerlo a Europa, está obligado a detenerse en los ensayos de la investigadora Natalia Bolívar. Estas son las dos personalidades, más importantes, que han estudiado y sistematizado, introducido a la Academia el fenómeno de sincretismo religioso en las manifestaciones religioso-rituales de la población negra y parte de la mestiza, lo que no niega la presencia de algunos ciudadanos blancos, siempre de forma puntual, comenzando por los propios autores señalados. En ello hay que ser muy cuidadoso, porque se suele llegar a Europa con cuatro apuntes y crear un estado de opinión desfavorable hacia el pueblo cubano, y otros pueblos; un estado de opinión parcializado y basado en una ignorancia preconizada, ponderada, elevada a Sapiencia.

Se hace necesario, y señalo que yo no soy especialista en ritos africanos dentro de la Sociedad Cubana, pero sí he observado el fenómeno, de forma limitada y comparada, en mi etapa de vida contemplativa, tras mi jubilación de mi Cátedra en la Universidad de La Habana y haber trabajado los últimos años en la especialidad de Sociología, en cualquier escrito hacer una diferenciación de las diversas espiritualidades, que se suelen englobar en el supuesto sincretismo religioso cubano, compuesto, en lo fundamental por:, espiritismo, adivinación, santería, palo monte o el palo, así como personas de la Energía Universal, curanderos, a los que se pudiese llamar, de cierto modo, chamanes, término que no se usa en Cuba para designarles. No se puede meter en el mismo saco a todos los ritos religiosos, con independencia de su estructuración y extensión, de su grado de institucionalización. Se hace necesario hacer una separación, clara y precisa, en cuanto a origen y tipo de magia practicada: blanca o negra. Todas las religiones hacen magia, sus ritos y oraciones tienen una connotación mágica y un efecto, que no podemos, por no estar en la capacidad de medir sus consecuencias, ser responsable al 100%; no podemos medir su alcance. Eso sí, estamos en la capacidad, hasta cierto punto, de escoger entre la práctica de la magia blanca y de la magia negra. Por ello, es una responsabilidad social definir exactamente cuáles de los ritos corresponden a cada una de esas prácticas, para no confundir a la población y evitar influencias negativas, no a través de prohibiciones, sino de una amplia y verídica información. Ahí, es que reside el papel de la Ciencia y de nuestras universidades, más que en repetir lo observado y escrito por los arriba mencionados y otros especialistas. Por supuesto, que para analizar las prácticas religiosas, hay que conocerlas y compararlas; no se puede uno adherir a una creencia y, desde ella, influir la conciencia pública.

En cuanto al espiritismo, en su origen más cercano, europeo e importado, desde Europa, a la Isla de Cuba y extendido entre las capas humildes de la población en todo el país, se puede decir, que no suele utilizar magia negra. En el caso cubano, se ha visto precisado a incorporar algunas prácticas de la religiosidad africana, por dos motivos, por lo menos: para competir en clientela, porque también es un negocio y necesidad para mantener los gastos rituales y al personal, que se encarga de celebrar, como pasar el cepillo en la iglesia; para poder contrarrestar los trabajos de magia negra del Palo Monte, y de la Santería o Regla de Ochá, que se basa en deidades africanas, identificadas con algunas de las advocaciones de la Virgen y otros Santos católicos. A éste último fenómeno es a lo que se ha dado en denominar sincretismo religiosos en los cultos afrocubanos[3].

Según tengo entendido, la Santería no participa de la magia negra, aunque puede haberse salpicado con el Palo, al convivir y compartir ritos con personas de tendencias religiosas, que, aunque opuestas, tienen un tronco común y no siempre las personas ajenas, o poco conocedoras, las diferencian. Ello hace pensar en el Egipto antiguo, llegado a nosotros, en que se hizo una opción por la Luz y la Oscuridad: una, de métodos claros y limpios, que trabaja a plena luz, con las cartas destapadas, y otro, en medio del ocultamiento, la oscuridad, métodos turbios y se recrea en la maldad solapada. En cuanto a la Santería, según un documental visto en España por ONO, ella se dedica al trabajo con los muertos, al parecer con los santificados. Y me ha llamado la atención lo similitud del rito de iniciación de los nazarenos en La Biblia con el de los santeros, hijos de santos o los que se hacen el santo (son las formas de denominación, escuchadas por mí en Las Habana). En las religiosidades de origen africano, se siguen conservando los sacrificios con animales, y he oído decir, que desde el principio, la Revolución Cubana prohibió los sacrificios humanos, con niños y otras formas sangrientas de mostrar hombría, si le salía alguna “letra” extraña al “tirarle los caracoles”. Puede ser, que los ñañigos, secta masculina surgida en el Puerto de La Habana, por ejemplo, puedan referir momentos de represión o prohibiciones, porque, según el rumor popular, eran ellos, precisamente, los más afectados en cuestión de sangre.

El Palo Monte hace trabajos muy fuertes de magia negra, similares a los del Vudú haitiano, pero menos temidos. Por la Espiritista Amelia de Santiago de las Vega, que es la mejor espiritista de Cuba, capaz de quitar cualquier conjuro o trabajo de magia negra, los que conocía y nunca hizo, aunque le fueron sugeridos por clientes, que querían pactar con el diablo. Incluso, refería el documental sobre trabajos, los más duros, con calderos, huesos robados de los muertos en cementerios; en medio de la noche, en bosques, con espejos; brebajes y múltiples cuestiones, que parecen sacadas de libros de cuentos de brujas. Estas personas, aunque parezcan normales, son peligrosas desde el punto de vista social, capaces de hacer mucho daño en la vida de los individuos, capaces de enfermar a personas sanas, capaces de cambiar vidas. Horribles. Sin embargo, han sufrido menos la presión de las autoridades que los cristianos, que inspiran la decencia, la virtud y la buena conducta social.

La afirmación, “Su carácter animista ha enraizado hasta tal punto en el mensaje de Cristo que uno no puede por menos que preguntarse qué tienen en común los católicos de uno y otro lado del Atlántico”[4], en el artículo “Cuba vive el resurgir de la santería”, en. Boletín Info-RIES* nº 119, es una aberración y la mayor muestra de ignorancia escuchada por mí, compartida por algunos de mis hermanos en la fe, que han leído artículos similares o escuchado a turistas, que frecuentan ritos afrocubanos. Por otro lado, le sugeriría al autor de dicho artículo, estudias mis ensayos sobre los signos de puntuación, tan necesarios para una correcta redacción, transmisión y comprensión del mensaje, no sólo el de Cristo, sino el de cada uno de los humanos, que nos atrevemos a trabajar en la conformación de puntos de vistas y divulgación de la palabra., así como nuestra obligación y responsabilidad ante Dios de veracidad. Además, le han dado participación en una celebración por la risible cifra de 2 Euros, 50 pesos cubanos, al pedirle “dé su voluntad”. Quisiera aclararle, que no era cuestión de borrachera, el haberle pedido comprar una botella de ron, sino que esas personas, durantes las ceremonias, necesitan ingerir gran cantidad de ron, tabaco y café, que les ayuda, junto con los cantos, a entrar en trance espiritual y comunicarse con otras dimensiones o planos, o como ellos suelen decir “bajar los muertos”.

Las familias, que trabajan o creen en la santería, no son católicas, sino que desde niños, al nacer, deciden bautizar a sus hijos, porque en el futuro puede ser que necesiten o quieran hacer una iniciación, “hacerse el santo”. Es una exigencia, presente en este segmento humano practicante de ritos africanos en Cuba, el bautismo católico, lo que no los obliga a la práctica católica y, mucho menos, a un catolicismo militante. No son católicos, sino bautizados, del mismo modo que han infinidad de personas, bautizadas católicas, ateas o que se convierten a otras confesiones cristianas. Consecuentemente, ello no puede verse, y es insultante para los católicos cubanos, identificar a la Iglesia Católica de Cuba y a sus feligreses con otras prácticas no católicas y que, de hecho, tienen un menor nivel de elaboración, institucionalidad y suelen tener lugar entre personas de bajísimo nivel cultural y, en ciertos casos, hasta marginales. Con ello, no quiero dejar de reconocer, que existente personas de una decencia a toda prueba, que participan de religiosidades africanas en Cuba.

La Iglesia Católica de Cuba se caracteriza por una escrupulosidad y respeto irrestricto a los ritos católicos, una seriedad y respeto en la administración de sacramento, y al recibirlos. Por ejemplo, yo fui confirmada por el Cardenal de La Habana, en la Catedral de La Habana unas horas antes del Domingo de Pentecostés, a mi flanco, para presentarme a Su Excelencia el Cardenal en calidad de Madrina de Confirmación, iba Sor Patricia Tamayo, religiosa de Jesús María Altahabana, monja mexicana de misión en Cuba, Profesora de Espiritualidad de la Universidad Jesuita de La Habana, en la que se forman monjas y otros religiosos consagrados. Mi amiga Paty sabe lo que yo sentía, lo que yo percibía sobre mi cabeza, porque le pregunté si ella lo percibía y me contestó: “No, yo no siento nada”. En ese grupo de monjas de Jesús María, había santidad y, de hecho, entre ellas hay dos mujeres Cardenales, las primeras mujeres Cardenales de la Nueva Iglesia, mucho antes que la Iglesia anglicana nombrase su primera mujer Cardenal (le felicito).

La Iglesia Cubana fue llamada, por mí, al Roma no aceptar la Nueva alianza, la ratificación del Pacto, que tuvo lugar en Cuba, para lo cual se convoca a toda la Iglesia de América y, con ella, a la Iglesia Española, que debe pasar un proceso de modernización, abandonar los puntos de vistas del Medioevo. No había intención de crear una Nueva Iglesia, ni de contraponerse a Roma; no había necesidad y en el mismo nombre adoptado por el Papa Romano había un signo (Benedicto, el anterior declaró a la Virgen de la Caridad Patrona de Cuba en Mayo 1916, y al Papa alemán le correspondió el XVI). De haber sido aceptada la Alianza, pero Roma hizo silencio y optó por el poder, en lugar de optar por Dios, sólo hubiese sido necesario avanzar en las concepciones, en la modernización y una mayor espontaneidad, información y libertad de pensamiento dentro de la Iglesia Católica; en el proceso ecuménico, en la síntesis de algunas prácticas y conceptos alcanzados, siempre verificados, en otras religiosidades, así como invitar a otras religiosidades hacia la convergencia en la diversidad.

Tal vez, pudiese percibirse como un paso sincrético, aunque desde mi punto de vista síntesis y sincretismo son cuestiones muy diferentes. Es ascender un nuevo escalón en la humanización del ser humano sobre la Tierra, ascender a una sociedad más tolerante y libre, al tiempo que respetuosa del prójimo y de otras religiosidades, de otras cosmovisiones, al tiempo que exigir respeto para nuestra cosmovisión, que no es un patrón de pensamientos, sino un patrón de solidaridad, de humanidad, sensibilidad, tendencia hacia la paz sin ingenuidad; el respeto a otros y al otro. El respeto a los ciudadanos del Mundo, única condición posible a estas alturas del proceso de globalización, a no ser que queramos comulgar con la injusticia.

Siento, que me he ido de tema, pero el cuestionamiento al catolicismo de los católicos cubanos en el Boletín Info-RIES* nº 119: Cuba vive el resurgir de la santería, que repite una afirmación del Santo capellán de Dios a mi mesa, esperando el Año Nuevo: “Tú eres santera”, aunque no lo dijo así exactamente, sino repitió algo que alguien decía, o lo habían convencido, y que él no entendía muy bien de qué se trataba. Pues bien, no somos santeros los católicos cubanos, en mi caso comparto las dos iglesias: la Iglesia Católica de Cuba, habiendo nacido en la Arquidiócesis Primada de Cuba y, como ya dije, bautizada y confirmada en La Habana, con maestras/formadoras de religión y espiritualidad mexicanas, así como observada con rigor por la Presidente de la Confederación de Religiosos de Cuba, Madre Superiora de Jesús María, que siendo cubana, tras su graduación, en 1959, la Universidad de La Habana, se fue a México a hacer el noviciado y volvió a Cuba para enraizar la Congregación, comenzando por Sancti Spíritu, seguido de la ubicación en Altahabana, gracias ala santidad de Doña Lucía, que regaló su casa para ello y para que el barrio residencial de Altahabana tuviese un lugar de celebración católico. ¡Dios agradece a su santa bilbaína!

Dentro de la Iglesia Católica de Cuba, ni de ninguna de las iglesias cristianas no católicas, no existe la más mínima manifestación de sincretismo religioso, entendido, y cómo se apunta, como fusión, asimilación y práctica de los ritos y deidades africanas. La Iglesia de Cuba se honra por ser conservadora y respetuosa de la tradición cristina, incluso, le cuesta aceptar el acto de la encarnación de Cristo una vez más, porque en algún momento anterior un Papa decidió, que no se daría más y para ello negó la reencarnación (no recuerdo con precisión el momento histórico, pues la Iglesia desde sus tiempos primitivos se ha debatido por imponer diferentes líneas de pensamiento; famosas son las diferencias entre los apóstoles Pedro y Pablo, que nos llegan con La Santa Biblia).

En ello, la Iglesia Católica de Cuba le es infiel a Jesucristo, pero nunca por otros ritos. Ante esta Iglesia, que se ha mantenido fiel a Cristo en adversidad y bajo presiones, un Oñate de Punte Nuevo (jerarquía superior al babala’o y que le da consultas a éste en temas específicos; conoce hasta las lenguas de las etnias africanas de dónde proceden los ritos y, curiosamente, es blanco e hijo de personas del Sector de la Cultura; Pintor, el mismo), en La Habana ha permito la entrada a su casa a mí y a Paula, portando un póster del Sagrado Corazón de Jesucristo y se ofreció a regalar a la capilla de Jesús maría un cuadro religioso, en el marco de una celebración. Por temor a Dios, la Madre Inés no lo aceptó. Ojalá, que no sea por celo de Dios, que no acepte a su hijo y a su esposa, y con ello a Él mismo, a esa Santísima Trinidad, que tanto ama, y bajó a su tierra bajo el Templo Celestial de la Misericordia Divina, preparando el camino durante todo un siglo.

La Iglesia cubana necesita seguridades, pero en las cuestiones espirituales no todo se comporta del modo, en que el “circo” lo espera. Tampoco, llegó Jesús de Nazaret entre reyes, entre guerreros, entre aplausos. No repitamos los mismos errores y aprovechemos, la iglesia cubana, para recoger los testimonios, mientras vivan, de los católicos militantes, que vieron andar por su casa a los que anduvieron con Jesús de Nazaret, a los que vieron a la Virgen, mientras andaba por Cuba. En este caso, me refiero a los que tuvimos visiones, despiertos o los que al entronar los ojos, veían ala Virgen de la Caridad. Yo misma vi en Loma y Colón, en La Habana, a la Virgen de la caridad en imagen fluida de luz, vistiendo el traje amarillo dorado, que le regaló el Papa Juan Pablo II, yo la vi en Septiembre de 1992, tras ello me encontré y conversé con la Profesora Mabel, de Filosofía Marxista, de la Universidad de La Habana y oré ante el Comité Ejecutivo del Gobierno de Cuba. Por provenir del ateísmo, pensé en la posibilidad de una alucinación, pero por mi mente científica pasé a comprobarlo, miré en una y otra dirección, pero nada; sólo estaba en ese punto de luz, que se abría en la copa del árbol, rodeada de luz, fluyendo de ella (narrado en la Trilogía de testimonio, terminada en 2002, enviada a Juan Pablo II y a los Reyes de España). No era alucinación, sino visión, del mismo modo que aparecen en las Sagradas Escrituras.

Si es a eso a lo que se llama sincretismo religioso de esta lado del Océano Atlántico, yo invito al Mundo a esa Gran Síntesis y a aceptar el Reino de Dios, que bajó a la Tierra y volvió a habitar en cuerpo humano, para más Grandeza y Gloria de DIOS, que pobló la Isla de Cuba y partió, tranquilamente, en silencio, que vivió nuestra propia vida, nos educó y nos sentó en su pierna derecha a enseñarnos la Palabra.



17 de Febrero de 2009




[1] El folklor significa: saber del pueblo; etimológicamente se deriva de las expresiones inglesas Folk: pueblo y Lore: saber. El folklor involucra el conocimiento de tradiciones, costumbres, leyendas, creencias, poesías, danzas y música de un pueblo. Características de lo folklórico: Tradicional: es decir que se trasmite de una generación a otra, generalmente en forma oral; Anónimo: es decir, sin autor o autores conocidos; Popular: porque el hecho folklórico es del dominio de la mayoría de los miembros de una comunidad; Plástico: porque puede cambiar constantemente en su forma, conservando su esencia; Ubicable: porque aparece en determinado lugar y tiempo; Funcional: pues cumple un rol activo en la vida de la vida de la comunidad, reflejando las condiciones de la vida de la misma. http://usuarios.lycos.es/elfolklorcolombiano/FOLKLOR/El%20Folklor.htm

La Enciclopedia Digital Wikipedia, da una explicación más amplia y específica, a saber: “El folclore, folklore o folclor[1] (del inglés folclore, y éste de folk, ‘pueblo’ y lore, ‘conocimiento’) es el cuerpo de expresión de una cultura, compuesto por cuentos, música, bailes, leyendas, historia oral, proverbios, chistes, supersticiones, costumbres, artesanía y demás, común a una población concreta, incluyendo las tradiciones de dicha cultura, subcultura o grupo social. También recibe este nombre el estudio de estas materias. El término «folclore» fue acuñado el 22 de Agosto de 1846 por el arqueólogo Inglés William Thoms, quien deseaba usar un término anglosajón para lo que entonces se llamaba «antigüedades populares». La definición más ampliamente aceptada por los investigadores actuales de la especialidad es «la comunicación artística en grupos pequeños», propuesta por el investigador de la Universidad de Pensilvania Dan Ben-Amos”. http://es.wikipedia.org/wiki/Folclore

Nota de Andrea Tutor: Folklore es una palabra compuesta, en la que se suman los términos folk y lore, arriba explicados parcialmente Asimismo, la palabra Folk de raíz anglosajona, comparte significado y origen con la germánica Volk, que se pronuncia de la forma que aparece escrita en Inglés. Volk significa: pueblo, gente, nación y, despectivamente, plebe, gentuza; se pudiese añadir: el populacho, la chusma. En tanto, Lore, en Inglés, en el Diccionario Hispánico Universal, T II, se define: Ciencia, Erudición, lo que se corresponde con un saber estudiado, analizado, sistematizado, por ende, convertido en un sistema de ideas, que reflejen la conducta, hábitos y costumbres, junto con la religiosidad de una etnia, pueblo o región específica y que le sea común a todos, aunque en diferentes grados. De hecho, en Castellano existe la palabra Cultura Popular o Tradición Popular para definir este fenómeno y no veo la necesidad de utilizar un término propio de otras lenguas.

[2] En la segunda mitad de 1987, visité, junto a un grupo de postgraduados de extranjeros, el Museo Histórico de Guanabacoa, donde se exponen un conjunto de creencias africanas, practicadas en Cuba, así como sociedades secretas, surgidas sobre sus fundamentos. La exposición se centra en los cutos: Regla de Ochá, Regla de Palo o Palo Monte y la sociedad Secreta Abakuá. Es llamativo, que, cada vez más, los practicantes de religiosidades africanas utilizan las deidades propias de África, alejándose de las católicas progresivamente, con la representación de sus verdaderos orishas, colores, atributos y bailes acompañantes. Pudiese ser una explicación, el mayor contacto con África por la participación por más de una década en la guerra de Angola, así como la presencia militar y cooperación técnica en varios países de la región, así como un mayor contacto con los practicantes de similares creencias del Brasil.

[3] En los altares particulares de los creyentes en los rituales religiosos africanos sincretizados o no, no siempre aparecerán santos católicos, sino objetos rituales: colores, muñecas vestidas con los colores de la deidad representada, collares . En estos tipos de culto, no oficia un sacerdote y constituye una tergiversación identificar a las diferentes jerarquías dentro del ñaniguismo, de la santería o del Palo con los sacerdotes, dotando de términos, dignidades y categorías, que no ostentan y transmitiéndoles el sistema institucional de otras religiones o elevando a un babala’o al mismo nivel que un Sacerdote salido de un Seminario con una carrera universitaria y conocimientos profundos en Religión, Sociedad y Teología, entre otros; o con los Pastores de la las diferentes iglesias protestantes, que , como norma, son personas muy escogidas, cultas, y de una decencia y ejemplaridad social a toda prueba. Ésta no es la realidad, que ampara las prácticas rituales y grupos humanos dedicadas a los ritos africanos siempre, que sin misericordia y sin respeto, por la comunidad circundante, son capaces en un edificio de viviendas dar un toque de tambor durante todo un Domingo. Ciertamente, estas religiosidades no cuentan con lugares específicos para la práctica de sus ritos, siendo una cuestión que se limita a su vivienda o a parte de ella, lo que no la diferencia del espiritismo o de la adivinación, a no ser porque éstas últimas suelen adoptar una forma más íntima. No hay templo, ni sacerdotes y en esto quiero ser categórica y consecuente con la verdad, que está siendo manipulada en las páginas de Internet y los científicos de la universidad de La habana hacen silencio cómplice, ante un ataque a la identidad nacional cubana, ante una ofensiva contra nuestra españolidad, que como antaño se realiza desde la Isla y desde Europa al mismo tiempo. Ayer fueron los independentistas y los liberales; hoy, los que redimensionan el componente africano en la nación cubana y los que, desde la Isla, pretenden aprovechar mayores espacios para elevar su status, no por las vías que socialmente enaltecen ala sociedad Cubana. Basta de tambores Abakuá y más Camerata Romeu. En ella, la Camerata, también hay personas de la raza negra, mestizas, que han trabajado y enaltecido, son orgullo de los que habiendo salido del barracón, hoy, pueden tocar música clásica, tocar la Música de los Dioses. ¡Basta de miedos!

[4] Llama la atención, que ciudadanos europeos vayan a Cuba y otros países, como Haití, República Dominicana y Brasil, a hacerse trabajos muy fuertes, a cumplir promesas con deidades africanas, participar en bailes de diablitos, toques de tambor y otras ceremonias, en las que la población blanca de la Isla, como norma, no participa y nunca ha visto. Por ejemplo, las que se narran en el, Boletín de referencia esta autora jamás las ha contemplado con sus ojos y conoce muy pocas de haberlas visto en la televisión española a modo de cultura general.

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