Nº 1 - San Salvador, enero de 2006
La inseguridad pública que mantiene en incertidumbre a la población, amenazada a diario por diversas maneras o expresiones de violencia, es la manifestación más abultada de la gravedad de la “enfermedad” social del país, como consecuencia del modelo global de sociedad y de las políticas del mismo aplicadas en los años después de los Acuerdos de Paz.
En campaña electoral, Saca se comprometió en hacer del país en el más seguro de América Latina y, en correspondencia con esa promesa, en su discurso de toma de posesión del cargo de presidente de la república, se le ocurrió presentar las grandes líneas de su “Plan de Gobierno, País Seguro”, de auténtico sentido humano, atendiendo el clamor más sentido de los salvadoreños, de todos los niveles y condiciones, el de la seguridad ciudadana. También afirmó que contaba con las herramientas gubernamentales para trabajar en serio y a fondo por la seguridad, que aplicaría la Súper Mano Dura y que formaría un equipo de seguridad ciudadana para combatir la delincuencia en todas sus facetas.
El 21 de noviembre de 2005, la Conferencia Episcopal de El Salvador, CEES, consagró su última y más reciente Carta Pastoral denominada “NO TE DEJES VENCER POR EL MAL”, al drama de “inseguridad en que vive la mayoría del pueblo salvadoreño”, y afirma que “vencer al mal con el bien significa, entre otras cosas, tomar conciencia de que la “violencia es una enfermedad de la sociedad que se ha convertido en una verdadera epidemia”.
Para vencer “al mal con el bien”, sostiene la CEES, hay que comenzar reconociendo que el grave y complejo problema de las pandillas juveniles o maras es resultado de muchos factores y debe adoptarse un enfoque que priorice la prevención, a la rehabilitación e inserción social; que las armas de fuego son un factor decisivo en el alto índice de homicidios que padecemos; que para la solución a la crisis profunda que afecta a muchos centros penales del país, no bastan las medidas coyunturales; urge realizar reformas estructurales que tengan en cuenta todos los factores de la problemática a fin de que dejen de ser escuelas del crimen y se conviertan en centros de rehabilitación; que es necesario corregir las graves deficiencias del sistema judicial para que éste recupere su credibilidad ante la población; que los partidos políticos asuman una actitud seria y constructiva, contribuyendo a la elaboración de una política de Estado que permita hacer frente a la violencia de forma integral y sistemática; que el Gobierno garantice el cumplimiento de los derechos fundamentales de los ciudadanos, porque no es aceptable que se pretenda controlar la violencia pasando por alto ciertos derechos de los ciudadanos que son inherentes a una verdadera democracia.
Carta Pastoral de la Conferencia Episcopal de El Salvador "NO TE DEJES VENCER POR EL MAl"
No hay comentarios:
Publicar un comentario