CUANDO China despierte...el mundo temblara fue el título de un ensayo best-seller de 1973 escrito por Alain Peyrefitte (1925-1999), político francés que entre 1962 y 1981 ocupó diversos cargos ministeriales. Seis años antes, Marco Bellocchio, joven cineasta italiano, había titulado su segundo largometraje La China è vicina (China está cerca) Ambos títulos, de personalidades totalmente opuestas en el espectro político, sobrevienen inevitablemente cuando se intenta definir en qué se ha convertido China 30 años después de Mao (1893-1976): una potencia económica indiscutible aunque hay que señalar que el milagro chino tiene su reverso de la medalla, en la esfera social, principalmente y en la ecológica.
Un dirigente de una gran empresa francesa, recientemente interrogado sobre sus tres prioridades estratégicas respondió: “China, China y China”. “Este chiste no necesita la menor explicación" comentó Philippe Reclus en el editorial del diario francés Le Figaro del 21 de diciembre.
El despegue económico de China –que acogió hasta el 18 de diciembre pasado una reunión-cumbre de la Organización Mundial del Comercio (OMC) en Hong Kong- ha sido progresivo hasta llegar a niveles extraordinarios desde su adhesión en 2001 a esa organización internacional. Según un estudio del Banco Mundial, China ha acumulado 40 mil millones de dólares de beneficios por año y su producción global se duplicó desde 1999.
El anuncio hecho en Pekín.
A finales de diciembre pasado China se situaba (sin Hong Kong) en el sexto lugar de las potencias económicas mundiales en términos de PIB (Producto Interno Bruto, es decir la riqueza producida en un año) correspondiente al 2004. Pero según nuevas estadísticas avaladas por las normas internacionales y publicadas el 20 de diciembre en Pekín, el PIB del 2004 se reevaluó e incrementó (+16,8%, o sea, 1971 mil millones de dólares, con un aumento del 40,7% por los servicios en vez de 31,9). Esa corrección tuvo en cuenta una evaluación más exacta de los servicios y de la actividad de las empresas privadas que representan un tercio de la riqueza nacional. Alrededor del 93% de ese adelanto económico proviene del sector terciario y, todo ello, en detrimento de la industria que pasó del 52,9% al 46,2 y de la agricultura que no alcanzó el 15,2, sino, realmente el 13,10%.
Dicho de otra forma, según previsiones admitidas, en 2005 China se ubicará en el cuarto lugar mundial (detrás de Estados Unidos, Japón y Alemania), sobrepasando al Reino Unido y Francia. Con un crecimiento económico anual de casi el 10% desde 2001, China “se ha convertido en el principal destino mundial de inversiones extranjeras, al mismo tiempo que ha rebajado las tarifas aduaneras para exportar sus productos a precios inmejorables” (Pierre Haski, diario francés Libération, 12 diciembre de 2005).
“Algunos economistas predicen que China será, en un período de dos o tres decenios, la primera economía mundial”, escribió Pierre-Antoine Delhommais en su artículo ¿El yuan será el dólar de mañana?, publicado en Le Monde el 17 de diciembre.
Diariamente se percibe que los chinos están presentes en todos los sectores. Basta revisar la prensa del mundo entero. “Los zapatos chinos hicieron caer la producción de los fabricantes italianos”, “China, cuarto fabricante mundial de automóviles”, “Three Times, de Hou Hsiao-hsien, uno de los más bellos filmes del año”, “Glasnost a lo chino”, “Después de sus pulóveres, China vende su acero, sus televisores y sus lavadoras”, “Exportación de computadoras y celulares: China aventaja a Estados Unidos”, “China entregó a Cuba las primeras 12 locomotoras”, etc. etc.
En el futuro de China se vislumbran tres grandes acontecimientos. A finales del 2006, el mercado financiero chino se abrirá a los inversores extranjeros. Se sabe que los mayores bancos del mundo ya se encuentran invirtiendo masivamente en el sector bancario y que los financieros anglosajones se encuentran en la arrancada.
En 2008 Pekín acogerá, por primera vez, los Juegos Olímpicos de verano, como decidió el Comité Olímpico Internacional en 2001. Todavía tiene un poco más de dos años para limar algunas asperezas.
Y, un poco más tarde, China incrementará un nuevo nivel a sus ambiciones espaciales. Después de la primera misión Shenzhou II, con dos taïkonautas (astronautas o cosmonautas) a bordo, la próxima etapa anunciada, prevista para el 2007, será una salida espacial. ¿Y la Luna? Si acreditamos en el norteamericano Ken Calvert, presidente de la subcomisión parlamentaria del espacio, una carrera hacia la Luna se podría desarrollar entre Estados Unidos y China. En la revista Aviation Week, K. Cavert declara: “aún si nosotros podemos regresar a la Luna de aquí al 2020, es muy probable que los chinos lleguen allá primero que nosotros”.
¡Cuando uno piensa que en China la siesta está incluida en la Constitución…!
Michel Porcheron, periodista francés radicado en Cuba.
Traducido por Navil Garcia
Un dirigente de una gran empresa francesa, recientemente interrogado sobre sus tres prioridades estratégicas respondió: “China, China y China”. “Este chiste no necesita la menor explicación" comentó Philippe Reclus en el editorial del diario francés Le Figaro del 21 de diciembre.
El despegue económico de China –que acogió hasta el 18 de diciembre pasado una reunión-cumbre de la Organización Mundial del Comercio (OMC) en Hong Kong- ha sido progresivo hasta llegar a niveles extraordinarios desde su adhesión en 2001 a esa organización internacional. Según un estudio del Banco Mundial, China ha acumulado 40 mil millones de dólares de beneficios por año y su producción global se duplicó desde 1999.
El anuncio hecho en Pekín.
A finales de diciembre pasado China se situaba (sin Hong Kong) en el sexto lugar de las potencias económicas mundiales en términos de PIB (Producto Interno Bruto, es decir la riqueza producida en un año) correspondiente al 2004. Pero según nuevas estadísticas avaladas por las normas internacionales y publicadas el 20 de diciembre en Pekín, el PIB del 2004 se reevaluó e incrementó (+16,8%, o sea, 1971 mil millones de dólares, con un aumento del 40,7% por los servicios en vez de 31,9). Esa corrección tuvo en cuenta una evaluación más exacta de los servicios y de la actividad de las empresas privadas que representan un tercio de la riqueza nacional. Alrededor del 93% de ese adelanto económico proviene del sector terciario y, todo ello, en detrimento de la industria que pasó del 52,9% al 46,2 y de la agricultura que no alcanzó el 15,2, sino, realmente el 13,10%.
Dicho de otra forma, según previsiones admitidas, en 2005 China se ubicará en el cuarto lugar mundial (detrás de Estados Unidos, Japón y Alemania), sobrepasando al Reino Unido y Francia. Con un crecimiento económico anual de casi el 10% desde 2001, China “se ha convertido en el principal destino mundial de inversiones extranjeras, al mismo tiempo que ha rebajado las tarifas aduaneras para exportar sus productos a precios inmejorables” (Pierre Haski, diario francés Libération, 12 diciembre de 2005).
“Algunos economistas predicen que China será, en un período de dos o tres decenios, la primera economía mundial”, escribió Pierre-Antoine Delhommais en su artículo ¿El yuan será el dólar de mañana?, publicado en Le Monde el 17 de diciembre.
Diariamente se percibe que los chinos están presentes en todos los sectores. Basta revisar la prensa del mundo entero. “Los zapatos chinos hicieron caer la producción de los fabricantes italianos”, “China, cuarto fabricante mundial de automóviles”, “Three Times, de Hou Hsiao-hsien, uno de los más bellos filmes del año”, “Glasnost a lo chino”, “Después de sus pulóveres, China vende su acero, sus televisores y sus lavadoras”, “Exportación de computadoras y celulares: China aventaja a Estados Unidos”, “China entregó a Cuba las primeras 12 locomotoras”, etc. etc.
En el futuro de China se vislumbran tres grandes acontecimientos. A finales del 2006, el mercado financiero chino se abrirá a los inversores extranjeros. Se sabe que los mayores bancos del mundo ya se encuentran invirtiendo masivamente en el sector bancario y que los financieros anglosajones se encuentran en la arrancada.
En 2008 Pekín acogerá, por primera vez, los Juegos Olímpicos de verano, como decidió el Comité Olímpico Internacional en 2001. Todavía tiene un poco más de dos años para limar algunas asperezas.
Y, un poco más tarde, China incrementará un nuevo nivel a sus ambiciones espaciales. Después de la primera misión Shenzhou II, con dos taïkonautas (astronautas o cosmonautas) a bordo, la próxima etapa anunciada, prevista para el 2007, será una salida espacial. ¿Y la Luna? Si acreditamos en el norteamericano Ken Calvert, presidente de la subcomisión parlamentaria del espacio, una carrera hacia la Luna se podría desarrollar entre Estados Unidos y China. En la revista Aviation Week, K. Cavert declara: “aún si nosotros podemos regresar a la Luna de aquí al 2020, es muy probable que los chinos lleguen allá primero que nosotros”.
¡Cuando uno piensa que en China la siesta está incluida en la Constitución…!
Michel Porcheron, periodista francés radicado en Cuba.
Traducido por Navil Garcia
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