San Salvador, 19 feb (PL) Los decesos de 23 niños salvadoreños a causa de diarreas están relacionados, entre otras, con la contaminación del agua, explicó hoy la directora de PRO-VIDA, Graciela de García.
Desde inicios del 2006 a la fecha, el Ministerio de Salud registró 40 mil 500 casos de diarreas, lo que evidenció la rápida expansión del rotavirus, causante del fallecimiento de los menores en esta nación centroamericana.
Según la directora de PRO-VIDA, Asociación Salvadoreña de Ayuda humanitaria, el primer vector para la propagación del rotavirus es la contaminación con heces fecales del 90 por ciento del agua destinada al consumo humano, y en segundo lugar, la basura.
Explicó que en el caso de esta dolencia, la desnutrición del enfermo es la que lleva a la muerte.
Aunque el agua es determinante para evitar la afección porque es imprescindible en la higiene general, las grandes empresas la desperdician y la población recibe sólo una parte ínfima, insistió De García.
También La Organización no Gubernamental CESTA ha reiterado que el suministro de ese líquido en esta nación centroamericana se hace de fuentes superficiales cada vez más escasas y contaminadas por todo tipo de desechos.
A pesar de que la Organización Mundial de la Salud establece un consumo mínimo de 50 litros de agua por persona al día, la mayoría de los salvadoreños apenas cuentan con 10.
Por otra parte, la directora de PRO-VIDA asegura que el país se suscribió hace 28 años a la Declaración de Alma Ata, cuya estrategia garantizaría salud para todas las personas en el 2000, y reduciría en dos terceras partes la mortalidad de niños menores de cinco años.
Sin embargo, el país incumple el acuerdo porque no hay una atención primaria en salud ya que la diarrea continúa matando a los niños, a pesar de no ser una enfermedad mortal.
Advirtió que es necesario reorientar las políticas de sanidad para que el Ministerio vaya a las comunidades y no las personas a buscar a los centros asistenciales.
Resultaría mucho más barato para el Estado atacar la causa y no los efectos, aseguró.
También criticó la carencia de promotores de salud pues sólo hay uno por cada mil habitantes, cuando debía haber uno por cada comunidad.
PRO-VIDA tiene propuestas concretas para una reforma en este sector que ha hecho llegar a la autoridades pertinentes, pero no han sido escuchadas, informó la activista.
No obstante, comentó, esta asociación ofrece y aplica un trabajo de prevención y atención primaria en salud a varias comunidades del país.
Desde inicios del 2006 a la fecha, el Ministerio de Salud registró 40 mil 500 casos de diarreas, lo que evidenció la rápida expansión del rotavirus, causante del fallecimiento de los menores en esta nación centroamericana.
Según la directora de PRO-VIDA, Asociación Salvadoreña de Ayuda humanitaria, el primer vector para la propagación del rotavirus es la contaminación con heces fecales del 90 por ciento del agua destinada al consumo humano, y en segundo lugar, la basura.
Explicó que en el caso de esta dolencia, la desnutrición del enfermo es la que lleva a la muerte.
Aunque el agua es determinante para evitar la afección porque es imprescindible en la higiene general, las grandes empresas la desperdician y la población recibe sólo una parte ínfima, insistió De García.
También La Organización no Gubernamental CESTA ha reiterado que el suministro de ese líquido en esta nación centroamericana se hace de fuentes superficiales cada vez más escasas y contaminadas por todo tipo de desechos.
A pesar de que la Organización Mundial de la Salud establece un consumo mínimo de 50 litros de agua por persona al día, la mayoría de los salvadoreños apenas cuentan con 10.
Por otra parte, la directora de PRO-VIDA asegura que el país se suscribió hace 28 años a la Declaración de Alma Ata, cuya estrategia garantizaría salud para todas las personas en el 2000, y reduciría en dos terceras partes la mortalidad de niños menores de cinco años.
Sin embargo, el país incumple el acuerdo porque no hay una atención primaria en salud ya que la diarrea continúa matando a los niños, a pesar de no ser una enfermedad mortal.
Advirtió que es necesario reorientar las políticas de sanidad para que el Ministerio vaya a las comunidades y no las personas a buscar a los centros asistenciales.
Resultaría mucho más barato para el Estado atacar la causa y no los efectos, aseguró.
También criticó la carencia de promotores de salud pues sólo hay uno por cada mil habitantes, cuando debía haber uno por cada comunidad.
PRO-VIDA tiene propuestas concretas para una reforma en este sector que ha hecho llegar a la autoridades pertinentes, pero no han sido escuchadas, informó la activista.
No obstante, comentó, esta asociación ofrece y aplica un trabajo de prevención y atención primaria en salud a varias comunidades del país.
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