(PL) El 49,8 por ciento de la población laboralmente activa salvadoreña trabaja en el mercado informal, reveló hoy la Dirección General de Estadística y Censo del país.
Según esa entidad, casi la mitad de los salvadoreños que laboran en el territorio nacional lo hacen en el sector informal, no aparecen en ningún registro legal o control y carecen de las garantías del Seguro Social.
Esa cifra no incluye a empleados domésticos ni a los del área rural, a pesar de que la Comisión Nacional de la Micro y Pequeña Empresa registra más de 20 mil empresas informales con uno y cuatro trabajadores cada una.
El experto de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), Guillermo García, asegura que la falta de unidades productivas del estado provoca el crecimiento de esa forma de trabajo.
En respuesta, la informalidad se ha convertido en un modo de subsistencia que acoge a todos aquellos que no encuentran una opción laboral en el sector formal.
También Max Portillo, presidente de la Asociación de Medianos y Pequeños Empresarios Salvadoreños, afirma que esa economía es ya una necesidad de subsistencia en el país.
Es una economía que mueve millones, pero a ciegas, el dinero rota, pero no generan impuestos ni otro tipo de beneficios al estado, explicó Portillo.
Por otra parte, datos de la Dirección General de Estadística y Censos muestran que el 51,68 por ciento de esa forma de empleo en El Salvador está en manos femeninas, y nueve de cada 10 mujeres carecen de seguridad social.
La mayoría recibe los salarios más bajos ya que más de la mitad de las trabajadoras informales, 238 mil 326, tienen ingresos menores al salario mínimo, asegura el economista Edgar Lara, que califica a esa situación como una "desvalorización" de la mano de obra femenina.
La carencia de oportunidades de empleo, así como la pobreza del 58 por ciento de la población, especialmente en las áreas rurales, provoca la salida del país de unas 720 mil personas cada año.
Más de la tercera parte de los seis millones 700 mil habitantes de El Salvador vive en Estados Unidos y otros países, buscando fuentes de empleos, según datos del Ministerio de Asuntos Exteriores.
El 70 por ciento de las familias que se quedan sobreviven gracias a las remesas y algunas al mercado de trabajo informal, sin embargo los ingreso que generan no alcanzan para cubrir las necesidades básicas como alimentación, agua, educación y salud.
Según esa entidad, casi la mitad de los salvadoreños que laboran en el territorio nacional lo hacen en el sector informal, no aparecen en ningún registro legal o control y carecen de las garantías del Seguro Social.
Esa cifra no incluye a empleados domésticos ni a los del área rural, a pesar de que la Comisión Nacional de la Micro y Pequeña Empresa registra más de 20 mil empresas informales con uno y cuatro trabajadores cada una.
El experto de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), Guillermo García, asegura que la falta de unidades productivas del estado provoca el crecimiento de esa forma de trabajo.
En respuesta, la informalidad se ha convertido en un modo de subsistencia que acoge a todos aquellos que no encuentran una opción laboral en el sector formal.
También Max Portillo, presidente de la Asociación de Medianos y Pequeños Empresarios Salvadoreños, afirma que esa economía es ya una necesidad de subsistencia en el país.
Es una economía que mueve millones, pero a ciegas, el dinero rota, pero no generan impuestos ni otro tipo de beneficios al estado, explicó Portillo.
Por otra parte, datos de la Dirección General de Estadística y Censos muestran que el 51,68 por ciento de esa forma de empleo en El Salvador está en manos femeninas, y nueve de cada 10 mujeres carecen de seguridad social.
La mayoría recibe los salarios más bajos ya que más de la mitad de las trabajadoras informales, 238 mil 326, tienen ingresos menores al salario mínimo, asegura el economista Edgar Lara, que califica a esa situación como una "desvalorización" de la mano de obra femenina.
La carencia de oportunidades de empleo, así como la pobreza del 58 por ciento de la población, especialmente en las áreas rurales, provoca la salida del país de unas 720 mil personas cada año.
Más de la tercera parte de los seis millones 700 mil habitantes de El Salvador vive en Estados Unidos y otros países, buscando fuentes de empleos, según datos del Ministerio de Asuntos Exteriores.
El 70 por ciento de las familias que se quedan sobreviven gracias a las remesas y algunas al mercado de trabajo informal, sin embargo los ingreso que generan no alcanzan para cubrir las necesidades básicas como alimentación, agua, educación y salud.
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